La titular del juzgado de Instrucción número 2 de Jumilla, en funciones de guardia, ha decretado el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para los tres detenidos por los destrozos en la localidad, tras el crimen de Kevin, indican fuentes judiciales.

Todos ellos están investigados por los delitos de atentado contra la autoridad y desórdenes públicos (ambos en la modalidad agravada de uso de armas u otros objetos peligrosos, así como lanzamiento de objetos contundentes y líquido inflamable), lesiones leves a 11 agentes de Policía y daños.

En la resolución se explica que la adopción de esta medida cautelar de privación de libertad se considera en estos momentos necesaria y proporcionada por "el riesgo de reiteración delictiva", atendiendo a que los hechos se produjeron durante la segunda concentración de protesta (organizada el 4 de mayo), a que ya se produjeron disturbios durante la primera concentración celebrada el 3 de mayo (que están siendo objeto de investigación), a la previsible convocatoria de nuevas concentraciones y a la especial gravedad de los hechos, con riesgo para la integridad física de los agentes de Policía.

La madrugada que mataron a Kevin, sus agresores «actuaron con extrema violencia, siendo imposible contener su actitud e intenciones de agredir» al joven, que acabó muriendo en el hospital. Así se lee en el atestado del caso, que subraya que «la actitud de todos los intervinientes fue desafiante, desobedeciendo de forma grave y reiterada las indicaciones y órdenes que se les daban, llegando incluso a amenazarlos de muerte». De hecho, los policías y guardias que intervinieron en la reyerta del sábado en Jumilla también acabaron lesionados, con golpes y arañazos: de ahí que a los cuatro detenidos, uno menor, ya encerrados, se les añada a la lista de delitos que presuntamente han cometido uno de atentado.