El Convento de Mula parece que seguirá vacío. A las monjas que se mudaron a Elche llevándose los bienes (tienen hasta julio para devolverlos, aún no lo han hecho) iban a relevarlas unos monjes, en concreto los Heraldos del Evangelio. Ya cuando se anunció su presencia, a finales del año pasado, se supo que llevaban en el punto de mira de la Santa Sede tres años, por supuestas deficiencias en el estilo de gobierno, la vida de sus miembros, el cuidado pastoral de las vocaciones, la formación, la administración, la gestión de las obras y la recaudación de recursos.

Y ha sido la Santa Sede la que ha hecho que los monjes finalmente no se instalen en Mula. Tal y como ellos contaron hoy, en un acto en el pueblo (donde fueron invitados a un Vía Crucis), el pasado 25 de febrero un interventor de Vaticano les comunicó que han decidido paralizar todas las actividades extraoficiales de cien congregaciones de nueva creación, entre ellas la suya. Lo dijo José Francisco Hernández, sacerdote superior de la Casa de Toledo.

Hoy iba a ser su presentación y en realidad ha sido su despedida. Querían hacer reformas en el lugar y han contado que tenían hasta a los arquitectos vistos. Los monjes han venido a Mula para participar en un acto de devoción hacia el Señor de la Escalera.

Ahora ha de ser el Obispado de Cartagena el que decida qué hace con el Convento de Mula, que de momento se queda sin inquilinos. La iglesia sí se está abriendo, para que un sacerdote oficie la Eucaristía, pero, tras la misa, se cierra. Se da la circunstancia de que en la iglesia está la Santa Espina, reliquia muy venerada, aunque, para verla ahora, hay que pedir permiso y esperar.

Las obras siguen en Elche

Mientras tanto, siguen pasando los días y las Hermanas que ahora viven en Elche siguen sin devolver los bienes que se llevaron de Mula. El alcalde, Juan Jesús Moreno, reiteraba este viernes su esperanza en que lo acabarán haciendo. La Consejería de Cultura les dio un ultimátum que termina en julio.

Entre lo expoliado, un Cristo de marfil, varias esculturas del Niño Jesús (entre ellas una de Roque López) y cuadros de primer orden como los retratos del rey Felipe V y de la reina María Luisa de Saboya, así como lienzos de temática religiosa. Así, hasta 80 piezas.