Según informaron hoy medios locales, los ahora hombres de 29 años fueron cambiados pocas horas después de nacer en octubre de 1977 en el hospital de Bocagrande, al que sus familias reclaman el equivalente a más de un millón de dólares por el perjuicio causado.

Los niños de María Lourdes de Zubiría y Cándida del Río fueron bautizados como Carlos Mario Estor y Rancis Puello. El primero vivió en Cartagena en un hogar acomodado, mientras que el segundo creció en un barrio popular de la población de Turbaco.

El primer indicio del cambio de bebés lo tuvo una de las madres, pues el niño que se llevó a casa no había sido circuncidado, a pesar de que ella había recibido confirmación del hospital de que su hijo había sido sometido a esa intervención a poco de nacer, como ella había pedido.

Casi treinta años más tarde, la duda de una de las familias fue investigada por una profesional amiga, que recomendó acudir a la prueba de ADN.

Las familias aceptaron la prueba genética hace tres años, pero no habían revelado los resultados por el impacto emocional que les produjo, hasta que resolvieron instaurar una demanda.

Entretanto, Carlos Mario y Rancis se conocieron y entablaron una gran amistad, además de tomarle rápidamente cariño a sus verdaderas madres y a sus hermanos.

Según el abogado Luis Enrique Llamas, el cambio de identidades ha supuesto un "perjuicio moral irreparable".

"Imagínese el dolor que deben sentir estas dos familias al saber que no criaron a sus verdaderos hijos, que no estuvieron con ellos en los momentos difíciles de sus vidas. Eso es algo irremediable", declaró el letrado.

Rancis Puello, uno de los cambiados al nacer, declaró a la cadena de radio RCN: "no es fácil describir lo que se siente, vivir lo que he estado viviendo".

"Yo sentí rabia. A mí me hubiera gustado estar con mi familia", dijo Puello y subrayó que lo ocurrido "es inaudito e inexplicable y no se lo deseo a ninguna familia en el mundo.