El Audi RS Q3 rompe todos los esquemas. Quien piense que un todocamino no puede ser deportivo es que no ha tenido en cuenta a los ingenieros de la marca alemana, que han cogido a su ´SUV´ compacto y lo han hecho pasar por la división más radical de Audi para conseguir una mezcla asombrosa.

Todo lo que lleva el apellido ´RS´ en el fabricante apasiona, incluso los formatos con lo que no contábamos. Para esta ocasión, la carrocería del Q3 baja dos centímetros, monta llantas de 19 pulgadas (podemos poner 20 en opción), se viste con varios aditamentos aerodinámicos que declaran su poder y, lo mejor, incorpora un propulsor turbo de gasolina con cinco cilindros y 2,5 litros de cubicaje que nos regala nada menos que 367 CV.

Además de todos estos elementos, que ya prometen mucho, encontramos otros que lo completan, como las ópticas de Led, los detalles de fibra de carbono en el interior, los asientos deportivos específicos, la apertura del portón eléctrica o el sistema multimedia que muestra una información más completa del rendimiento del motor.

Al volante ya declara que no tiene nada que ver con sus hermanos y no sólo porque valga aproximadamente el doble que la versión de inicio a la gama. Desde su sonido de fiera, hasta sus reacciones propias de deportivos de alto rango. Nos quedamos con esto último, porque ciertamente sorprende lo rápido que va en cualquier trazado y lo bien que lo hace todo. La dirección es una delicia, muy precisa, y la motricidad, asegurada con el sistema integral de Audi quattro, resulta altísima incluso si intentamos descolocarlo aposta. Como en otros modelos dotados de este tipo de tracción, la fuerza se va al eje delantero en condiciones normales, algo que ayuda a rebajar un consumo que, si bien es ajustado para su motor, ronda los nueve litros por cada 100 km.

Junto al propulsor, brilla con luz propia el cambio automático de doble embrague y siete relaciones, que sabe tratar como se merece al par de 465 Nm entre las 1.625 y 5.500 vueltas (respuesta muy elástica) que sale por el cigüeñal. Además sus leyes de gobierno cambian con los modos de conducción que propone Audi, que también regulan la respuesta del acelerador, dirección y dureza de la suspensión.

El Audi RS Q3 es mucho más que un juguete para divertirnos un domingo. Por su comodidad en viajes, su tamaño compacto (4,41 metros) y su buena visibilidad, es posible usarlo a diario, aunque le veremos deprimirse en la ciudad. Sin duda lo suyo son los trazados de montaña en los que justifica con creces cada euro invertido en él.