Argentina

Milei implementa su "plan motosierra" y deja en la calle a 11.000 trabajadores públicos

Los sindicatos estudian convocar una nueva huelga en rechazo de las draconianas medidas para recortar el gasto

El presidente de Argentina, Javier Milei.

El presidente de Argentina, Javier Milei. / EP

Abel Gilbert

Lucas Berengua tenía 21 años de carrera en el Servicio Meteorológico Nacional. Le echaron como parte de un plan de recorte de gastos que afectó a otros 54 trabajadores. Bernegua fue aclamado por sus compañeros en el momento del inesperado adiós. Roberto Casazza era investigador de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM). Especialista en el Renacimiento, había estudiado en Alemania y en Inglaterra. Su nombre se encuentra en la lista de 120 cesados de la institución. Guadalupe Bargiela tiene 22 años y es ciega. Prescindieron de sus servicios en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), al igual que 165 personas. "Me avisaron a través de un correo electrónico". El plan de choque de Javier Milei arrasa con el sector público al que considera una fuerte de perversión argentina. Después de seis días de puente festivo, muchos trabajadores estatales no saben si este miércoles seguirán en sus puestos. Como una suerte de lotería sin premios, la permanencia puede depender del azar.

En una reciente reunión empresarial, Milei expresó su "orgullo" por la velocidad y supuesta precisión quirúrgica con la que lleva adelante el "mayor ajuste de la historia" y prometió dar de baja 70.000 contratos en el Estado. Su portavoz, Manuel Adorni, tuvo que moderar semejante entusiasmo y dijo que en principio serán 15.000 los afectados. La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) habla de 11.000 despidos consumados y otros miles en preparación. ATE llamó a aquellos que fueron incluidos en la "lista negra" a entrar por la fuerza a sus oficinas con el apoyo de los representantes del sindicato. Las centrales obreras analizan la posibilidad de una nueva huelga en rechazo a lo que se conoce como el "plan motosierra" del Gobierno para reducir drásticamente el gasto público.

Un "elefante" sin control

Desde que irrumpió en los estudios televisivos como tertuliano gritón, Milei considera al Estado como un mal congénito y demoníaco que no solo interfiere en las transacciones económicas entre personas sino que su funcionamiento insume mucho dinero que se desperdicia. Antes de asumir la presidencia se contabilizaban unos 341.000 empleados en todo el país. Para el Banco Mundial, Argentina se encuentra en la mitad de la tabla a la hora de medir la relación entre trabajadores públicos y habitantes a nivel global. La ultraderecha sostiene no obstante que el Estado es un "elefante" descontrolado que necesita adelgazarse de manera compulsiva. Los despidos alcanzan secretarías, subsecretarías, organismos ambientales y culturales, pero también al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Cualquiera puede recibir el mensaje aciago. María Eugenia Inglesini se graduó de Licenciada en Trabajo Social hace dos décadas. Dice que eligió entrar al sector público a pesar de las ofertas que tenía en el privado por cuestiones no relacionadas solamente con el salario. Tiene un hijo discapacitado y eso la llevó al Ministerio de Desarrollo Social y luego a la ANDIS. Trabajó con comunidades originarias. "He llegado a lugares muy inhóspitos y logré que el Estado estuviera presente". Le avisaron de que ya no la necesitarían. "Me quedo sin trabajo, pero también la acompañante terapéutica con la que mi hijo va todos los días a la escuela, la psicopedagoga y la psicóloga y el terapeuta ocupacional".

Los telegramas que anuncian los ceses o la no renovación de un contrato llegan a trabajadores con licencias médicas, del cupo travesti trans, mujeres embarazadas e incluso delegados sindicales. El ministro de Defensa, Luis Petri, acaba de desmantelar el área de su cartera que investiga los crímenes de la última dictadura militar (1973-83) ante la perplejidad de fiscales y jueces, así como dirigentes del movimiento defensor de los derechos humanos.

Preocupación

La "motosierra" exhibe su filo en un país con 57,4% de pobres y donde la actividad económica se derrumbó un 4,3% respecto a 12 meses antes. Argentina se va acercando a los niveles de la pandemia, con una inflación acumulada hasta febrero cercana al 60%. El consumo ha caído casi un 30%. Además, el Gobierno ha paralizado la obra pública. Días atrás, 130 trabajadores de la construcción de un nuevo reactor nuclear en la localidad bonaerense de Campana han sido despedidos. El proyecto queda a medio realizar. El efecto recesivo también alcanza al sector privado que comenzó su propia ola de cesantías. Las difíciles circunstancias no han erosionado por el momento la imagen de Milei. Una reciente encuesta le ha dado un nivel de aprobación cercano al 50%. Las personas entrevistadas reconocen el impacto social del ajuste pero aún confían en el presidente.

La Iglesia Católica ha expresado su inquietud por la situación de las personas que han entrado al paro sin ninguna contención. "Gente que queda como al 'costado del camino'. Es tremenda esta herida", dijo monseñor Oscar Ojea, presidente del Episcopado Argentino, en su mensaje pascual. "El día que nos gane la globalización de la indiferencia, el día que se nos endurezca tanto el corazón, que no tengamos sensibilidad para estos hermanos y hermanas que quedan sin trabajo, es ese día no nos podemos llamar cristianos". Hasta la nonagenaria Mirtha Legrand, diva de la televisión argentina cuyas cenas opíparas constituyen una suerte de foro político semanal en las pantallas, se compadeció con aquellos que quedaron sin su sustento. "A mí me deprime el país. Me deprime saber que hay gente que no come".

El tío de Milei, en la calle

La pérdida del trabajo abre las puertas de la desesperación entre quienes ya no pueden pagar el alquiler y se sienten a la intemperie. Uno de ellos es Juan José Milei, tío del presidente. Chicho, como lo conocen, es un trabajador por cuenta propia. A los 63 años se gana la vida sobre una bicicleta como tantos que reparten comidas y otros productos contratados a partir de una aplicación telefónica. No cuenta con seguro social y un sistema de salud privada. Dice que ha sido estafado y en breve le quitarán la casa que había ofrecido como garantía.

En las vísperas de su desahucio ha levantado la voz. "Me voy a quedar en la calle, porque no tengo nada". El hermano del padre del anarcocapitalista tiene una vieja simpatía por el peronismo que lo convirtió en oveja negra de la familia. Le pidió a su sobrino que no se olvide de los que menos tienen con la certeza de que no será escuchado.