Baja participación

Israel vota en las elecciones municipales pospuestas dos veces por la guerra

Con un elevado número de votos ausentes por la población evacuada y los soldados desplegados en la Franja de Gaza, se prevé una baja participación y los resultados no se conocerán hasta el 3 de marzo

El presidente de Israel, Isaac Herzog, vota en Jerusalén junto a su esposa, Michal, en el marco de las elecciones municipales.

El presidente de Israel, Isaac Herzog, vota en Jerusalén junto a su esposa, Michal, en el marco de las elecciones municipales. / EP

Andrea López-Tomàs

En medio de la guerra, Israel, por fin, vuelve a las urnas. Tras dos aplazamientos, este martes han tenido lugar finalmente las elecciones municipales que se tenían que celebrar el pasado 31 de octubre, tan solo 24 días después del ataque de Hamás del día 7 que ha cambiado este país. Mientras el Estado hebreo cuenta con miles de ciudadanos desplegados en la Franja de Gaza, donde ya han muerto casi 30.000 palestinos, la sociedad israelí se encuentra con una nueva oportunidad para posicionarse políticamente. Estos comicios, cuyos resultados se conocerán en cinco días por el elevado número de votos ausentes, permitirán conocer la valoración de la población a su liderazgo político nacional antes y después del 7 de octubre. Su voto se convertirá en un mensaje a sus representantes políticos. 

Pese a que el día electoral es festivo, la lluvia en gran parte de Israel ha impactado en la participación. A las cinco de la tarde hora local, una hora más que en España, sólo el 31,2% del electorado había votado, una fuerte caída en comparación al 40% de 2018. En algunas áreas, la baja participación podría mejorar las perspectivas de los partidos ultraortodoxos, que suelen acudir a las urnas de forma masiva en contraste con el resto de la población. Ya se esperaba que las cifras fueran bajas porque el público está preocupado por la guerra de Gaza y decenas de miles de personas han sido evacuadas de sus hogares. En 11 municipios fronterizos con Gaza y el Líbano, donde ya no queda ni un alma desde hace cinco meses, la votación se ha pospuesto hasta el 19 de noviembre.

Reforma judicial

Hay varias ciudades que están en el punto de mira por su relevancia a nivel estatal. Jerusalén, por ejemplo, espera revalidar el mandato del conservador Moshe León, vinculado al Likud. Pero se espera que, mientras la minoría jerosolimitana liberal y tradicional sigue centrada en la guerra, los grupos ultraortodoxos ganen más de la mitad del concejo municipal por primera vez. En Tel Aviv, el principal candidato es el actual alcalde desde hace 25 años, el laborista Ron Huldai. La única rival de este exgeneral de brigada y exitoso piloto de combate es Orna Barbivai, la mujer de mayor rango en el Ejército israelí. Barbivai, exministra de Economía en el gobierno anterior y exdiputada por el partido de centro-izquierda Yesh Atid, presentó su candidatura en verano motivada por las protestas por la reforma judicial, que también recibieron el apoyo de Huldai. 

Antes de la guerra, muchos grupos locales surgidos a partir de las manifestaciones masivas veían estos comicios como la segunda plataforma, después de las calles, para defender el cambio. Nueve meses de organización y de acciones semanales les servirían para lograr avances para la comunidad liberal en las elecciones locales. Pero el 7 de octubre, Hamás lanzó su ataque por tierra, mar y aire, y cambió por completo las prioridades de los israelíes. "A nivel nacional, [las elecciones municipales] rara vez son una señal de hacia dónde soplan los vientos políticos", escribe Anshel Pfeffer en el diario israelí Haaretz. "Los comicios locales del 2024 son aún menos definitivos de lo habitual respecto del estado de ánimo nacional", añade.

Ausencia de Netanyahu

Gran parte del interés de estos comicios radica en las pugnas que se luchan en el interior de la comunidad ultraortodoxa. Más allá de la división histórica entre las tres corrientes tradicionales de jasídicos, lituanos y mizrajíes, han surgido nuevas escisiones en el seno de los jasídicos en función de los apoyos a diferentes rabinos rivales. A su vez, estos comicios cuentan con la particularidad del elevado número de votos en ausencia. Desde el pasado 20 de febrero, los israelíes prestando el servicio militar como alistados o en la reserva han estado votando, incluso desde el interior de la Franja de Gaza.

Además, llama la atención la gran ausencia del primer ministro, Binyamín Netanyahu. A diferencia de campañas pasadas, Bibi no ha asistido a ningún mitin local ni a reuniones con votantes ni tampoco ningún candidato ha intentado resaltar sus conexiones con él. "Es mucho más probable que ninguno quiera verse contaminado por el profundamente impopular primer ministro", constata Pfeffer. Con un poder político altamente centralizado en el Gobierno nacional, muchos ciudadanos desdeñan, en plena guerra, a sus autoridades locales subordinadas a la fuerte regulación gubernamental. En Israel, los municipios gestionan las instituciones educativas y de salud, la economía local, el transporte, la infraestructura, la construcción y la cultura en sus ciudades. Para gran parte de la población israelí, el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre puso todos estos asuntos muy abajo en su lista de prioridades políticas.