Recientemente Berlín recibía en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por ser "un nudo de concordia en el corazón de Alemania y de Europa que contribuye al entendimiento, la convivencia, la justicia, la paz y la libertad en el mundo".

Pero la capital alemana es mucho más. Cada hora se renueva. Su aspecto urbano no para de cambiar, quizás por eso esté internacionalmente entre una de las metrópolis más vivas, fascinantes y polifacéticas de Europa. En todas partes se siente palpitar la vida, en los bulevares, en el arte, en los rastros, en más de 300 establecimientos de moda y en 7.000 bares y restaurantes – muchos de horario continuo.

No es fácil decidirse en la animada metrópoli: Berlín es muchas ciudades. En una superficie tan grande como Munich, Stuttgart y Frankfurt juntos, la ciudad de los acontecimientos se une en diferentes y característicos barrios, centros y distritos. Berlín es una metrópoli mundial con un conmovedor pasado.

La mitad de los berlineses no sabe dónde estaba el Muro

Veinte años después de la caída del Muro de Berlín, la noche del 9 de noviembre de 1989, la mitad de los 3,4 millones de habitantes de la capital alemana no sabría identificar dónde estaba situada la barrera que dividió la ciudad y que fue durante décadas el principal símbolo de la guerra fría en Europa.

Así lo afirmó en Oviedo el actual alcalde gobernador de Berlín, Klaus Wowereit. La ciudad, recordaba Wowereit, se reconstruyó y se rediseñó a partir de ese momento gracias a la solidaridad alemana, europea y mundial aunque, subrayó, fueron los ciudadanos berlineses los protagonistas del cambio en una ciudad que se convirtió en el "taller experimental" de la posterior reunificación del país.

En 1989, el reto era unir "rápidamente" a una capital dividida "de forma artificial" desde 1961 y habitada por ciudadanos crecidos en dos sistemas políticos antagónicos, un objetivo que, a su juicio, se ha conseguido gracias a la contribución de sus habitantes para hacer de Berlín una ciudad "única" tanto por su desarrollo urbanístico y arquitectónico como por su vida cultural.

Símbolos inconfundibles de la ciudad

La Puerta de Brandeburgo con su inconfundible cuádriga, la torre de la televisión en la plaza Alexanderplatz coronada por su mirador de 368 metros de altura con restaurante giratorio.

La Catedral de Berlín en la calle Kurfürstendamm, una vía que se extiende desde la iglesia Memorial hasta el lago Halensee, donde comienzan las villas coloniales del oeste de Berlín. La parte superior está marcada por grandes almacenes, casas de moda y también es el paraíso de las compras para los más jóvenes.

La cúpula del Reichstag, sede del Parlamento alemán y una gran atracción popular con su nueva cúpula transitable, obra del arquitecto Sir Norman Foster. La Cancillería Federal es uno de los imponentes edificios en el nuevo barrio gubernamental.

Uno de los monumentos más populares para turistas y visitantes son los costosamente restaurados patios interiores del barrio Hackesche Höfe. La red de ocho patios forma el patio interior habitable e industrial más grande de Alemania.

En el nuevo centro de Berlín, en la Potsdamer Platz, se ha construido una nueva galería comercial. Con su moderna arquitectura la galería "las Arcadas" junta en tres plantas productos textiles, complementos de diseño, calzado y mucho más.