"Se equivocan quienes creen que hemos perdido. Pese a todo hemos vencido, pues, al hacer todo lo que de nosotros dependía en la actual situación, hemos mantenido en alto nuestro honor y nuestra dignidad. Nuestra campaña no ha terminado, nuestra campaña acaba de empezar", dice la declaración de Kasiánov, difundida tras conocerse la decisión de la CEC.

Los miembros de la CEC argumentaron su decisión de rechazar la candidatura de Kasiánov por las infracciones en las listas de firmas presentadas a su favor y que superan en más del triple el nivel crítico del 5 por ciento.

Para ser admitido como candidatos, los aspirantes que no son apoyados por un partido con representación en el Parlamento deben presentar dos millones de firmas en su apoyo.

En el caso de Kasiánov, según la CEC, las infracciones fueron detectadas en el 13,36 por ciento de las actas con las firmas a favor de su promoción.

De este modo, en la carrera electoral quedan el candidato del Kremlin, viceprimer ministro y favorito de las encuestas, Dmitri Medvédev, el líder comunista Guennadi Ziugánov, y el presidente del Partido Democrático de Rusia y líder de la masonería rusa, Andréi Bogdánov, cuyas listas de firmas sí fueron aceptadas.

Al mismo tiempo, la CEC anunció que se dispone a dirigirse a la Fiscalía General para denunciar las "falsificaciones en las listas de firmas a favor de los candidatos" no promovidos por partidos con representación parlamentaria, Kasiánov y Bogdánov.

"En condiciones cuando las elecciones mismas son falsas, es absurdo acusar a alguien de presentar firmas falsas", comentó Serguéi Mitrójin, vicepresidente del partido opositor liberal Yábloko, que no presentó a su candidato de cara a estas presidenciales "para no participar en una farsa".

Según él, "lo importante no es que un candidato tenga problemas con las firmas, sino que otro no las tenga", dijo Mitrojin en alusión a Bogdánov, a quien la oposición liberal considera como "comodín" del Kremlin para dar mayor apariencia democrática a los comicios.

"La decisión de rechazar la candidatura de Kasiánov ha sido política, sin duda alguna", sostuvo Borís Nemtsov, dirigente de la Unión de Fuerzas De derecha, otra formación liberal opositora que tampoco participa en estos comicios.

También él sostuvo que "igualmente política ha sido la decisión de aceptar la candidatura de Bogdánov, un hombre que nadie conoce y que milagrosamente ha conseguido dos millones de firmas en su apoyo".

También Kasiánov opinó que la decisión de retirarle de la carrera presidencial ha sido política y hasta sostuvo que fue hecha por el actual presidente, Vladímir Putin.

A juicio de Kasiánov, que fue primer ministro del primer gobierno de Putin, "el actual sistema político de Rusia, al igual que el de la URSS, no admite mejora alguna tanto desde dentro como desde fuera".

Pese a que "las esperanzas de avanzar en el marco constitucional no se han confirmado", Kasiánov aseveró que no obstante, "cada ciudadano puede y debe hacer su aporte a la creación de una nueva Rusia".

También los más destacados defensores rusos de derechos humanos consideraron que se trata de una decisión política.

"Era de esperar que Kasiánov será rechazado. Un hombre que ocupa posiciones independientes e intransigentes no puede ser inscrito como candidato" en Rusia, sentenció Lev Ponomariov, líder del movimiento "Por los derechos humanos".

Su colega del Grupo de Helsinki Liudmila Alekséyeva, sostuvo que la ausencia de Kasiánov "resta democracia a los comicios", ya que él podría cosechar los "votos de protesta".

La explicación más argumentada la dio, sin embargo, Mark Urnov, director de la Fundación "Expertiza".

"A Kasiánov como candidato no le podían temer, pues su apoyo es muy inferior al de Medvédev. Pero sí podría criticar por la televisión, del modo más duro y argumentado, a las autoridades. No lo han admitido por eso", afirmó.