Al hablar en la noche del miércoles (madrugada del jueves en España) en un acto en la Casa Rosada, sede del Ejecutivo, Kirchner dijo con ambas manos en alto, como mostrando que estaban limpias, que "nosotros somos gente que tenemos las manos así; si un funcionario no hace lo que se debe, se va".

Dos jueces investigan evasión de impuestos y el supuesto pago de sobornos en la adjudicación de las obras para la ampliación de un gasoducto en el norte del país. La empresa sueca Skanska, adjudicataria de las obras, admitió haber pagado 17 millones de pesos (poco más de 4 millones de euros) en sobornos.

"El Gobierno nacional no tiene nada que ver. A mi juicio es un acto de corrupción entre privados, ahí también existe la corrupción, y fuerte", agregó Kirchner en la Casa de Gobierno.

Pese a tratarse de una obra entre empresas privadas, la adjudicación estaba controlada por el Enargas, la empresa estatal que regula a las empresas de gas, y por el ministerio de Planificación Federal, a cargo de Julio de Vido, mano derecha del presidente Kirchner.

"No hay un solo elemento que diga que hay un funcionario del Gobierno nacional que tenga algo que ver", con el caso, que está siendo investigado por el juez penal tributario Javier López Biscayart y el juez federal Guillermo Montenegro.

Mientras el presidente Kirchner se desligaba del caso, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo en el Congreso que también se investigaba si el gobierno de la ciudad de Buenos Aires había realizado pagos ilegales a una empresa vinculada con el caso Skanska.

De esa forma, Fernández involucró en el caso al actual Jefe de Gobierno, Jorge Telerman, aliado de la candidata a presidenta Elisa Carrió, una severa crítica del gobierno del Kirchner, quien acusó a De Vido de actos de corrupción.