El Gobierno chino ha puesto en marcha hoy, sábado, una investigación para esclarecer las causas del accidente y supervisar los trabajos de rescate, manifestó a la agencia oficial Xinhua un miembro del equipo de rescate.

Unas 150 personas continúan buscando a los desaparecidos, aunque las posibilidades de encontrarlos con vida son cada vez menores.

El suceso se produjo el miércoles por la tarde en la mina de Liuguantun, cerca de la ciudad de Tangshan, debido a una explosión de gas, según las primeras investigaciones.

Tras el accidente, el dueño y los administradores de la mina fueron detenidos por la policía, mientras la cuenta bancaria de la compañía fue congelada, según Xinhua.

El pozo, originalmente de propiedad estatal, había sido privatizado en 2002 y tenía una capacidad de producción anual de 150.000 toneladas.

Cada una de las familias de las víctimas será indemnizada con al menos 200.000 yuanes (25.000 dólares; 21.000 euros), anunciaron ayer fuentes oficiales.

La provincia de Hebei es la décima productora del país, con 73,5 millones de toneladas de carbón el año pasado.

Las autoridades provinciales ordenaron ayer el cierre de todos los pozos hulleros bajo construcción y renovación para efectuar en ellos una inspección.

Según el Servicio de Noticias Chino, este año la provincia había cerrado 159 minas e incluido a 189 en una lista negra.

A pesar de los repetidos llamamientos del Gobierno para reforzar la seguridad, los accidentes continúan produciéndose prácticamente a diario en el país.

En China mueren 8.000 mineros al año, según las cifras oficiales, aunque organizaciones laborales e independientes consideran que este número se queda corto y que podría ser casi del doble.