Magdalena Sánchez confiesa que tiene una gran capacidad de serenidad y tranquilidad, y que sabe decir «las verdades a la cara» pero que también quiere escuchar a los demás «sin gritos». «Me he enfrentado a casos muy difíciles en la vida; escuché atentamente a mi enemigo, entendí sus razones y mis faltas, porque no puede ser que yo siempre tenga razón por ser yo, y tú no porque eres tú. A lo mejor esa persona que tanto odias y tanto mal te ha hecho, de pronto tiene algo que te puede enseñar», insiste. Aunque reconoce que «muchísima gente» le ha dicho que es un error que haya aceptado la candidatura por el «daño» que le puede hacer la política al ser «muy sensible», Sánchez responde que «ojalá yo no le haga daño a la política; eso es lo que no quiero, porque le haría daño a la gente». Y esa gente necesita «comer bien y tener dignidad». Ese es su punto de partida ante su próximo reto vital: entrar en la Asamblea Regional.