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Sproutworld, la empresa que cultiva tomates y flores silvestres a partir de lápices

La compañía facturó 6,5 millones de euros en 2023 con lapiceros plantables, busca socios e ‘influencers’ que le ayuden a crecer en el ámbito del maquillaje

Lápices plantables de Sproutworld.

Lápices plantables de Sproutworld. / Activos

Paula Blanco

No será la primera ni la última vez que acuda a una conferencia y le regalen una bolsa, una libreta y un bolígrafo que acumulará en un rincón de su casa junto al resto de regalos que ha recibido y que se repiten sin cesar. Al final, el resultado es más plástico que no utilizará nunca y que, un día, cuando se canse de ver tanto utensilio en un espacio que necesite, terminará en la basura. Esto es lo que quiere evitar la firma danesa Sproutworld con sus lápices plantables de los que brotan flores silvestres y hasta tomates.

La idea no es original, pero sí su comercialización. En 2013, el danés Michael Stausholm encontró un crowdfunding que buscaba financiación para un lápiz llamado sprout (brotar en inglés) que se podía plantar después de su uso. Era idea de un grupo de estudiantes de Boston (Estados Unidos) que habían recibido el encargo de diseñar un producto de oficina. Stausholm vio su potencial, consiguió que los estudiantes le vendiesen los derechos y fundó Sproutworld en Dinamarca, donde comenzó a vender los lápices plantables antes de dar el salto a otros países.

50 millones de unidades

Desde entonces, Sproutworld ha vendido más de 50 millones de lápices plantables en más de 80 países, entre ellos España, repartidos entre Europa y Norteamérica. Su sede central permanece en Dinamarca y cuentan con una pequeña oficina en Boston. La firma lleva la sostenibilidad por bandera: la producción es local y se concentra en dos puntos, Polonia y Minnesota. "Es más controlado tener la producción en Europa, hay más restricciones sobre cuándo se puede llamar a un producto sostenible o no", asegura la responsable en España, Stine Mynster.

En estos centros incorporan en el interior de los lápices de madera 100% natural hasta 14 tipos de flores silvestres y otras plantas, como girasoles, albahaca, cilantro y abetos, pero también frutas, como los tomates cherris. Después Sproutworld vende sus lápices plantables a empresas y también a consumidores, tanto para uso personal como para acontecimientos como bautizos y bodas, aunque el 80% de sus productos se dirigen a compañías, marketing y conferencias. "Cuando estás en una conferencia de negocios, si das un lápiz que después se puede plantar es una manera de contar la agenda verde de la empresa -desarrolla Mynster-. Muchas empresas tienen proyectos de sostenibilidad y es una manera de abrir una conversación". 

A nivel mundial, entre sus clientes se encuentran grandes firmas como Ikea, DisneyPorsche y Coca-Cola, pero también un ministerio en Francia y un partido político en Alemania. En España han colaborado, por ejemplo, con el Ayuntamiento de Madrid con lápices customizados con semillas de violeta en su interior. En el ámbito de las empresas, Repsol hizo hace un par de años una campaña en colegios donde ofrecía un lápiz para los niños si comprabas algo a la compañía. Sus productos también están disponibles para consumidores particulares a través de Amazon. Allí venden paquetes de estos utensilios de distintas ediciones, como el paquete de Navidad, la edición de amor y el amable con las abejas.

Delineadores de ojos y cejas

La firma danesa optó hace tres años por expandir su negocio al mundo del maquillaje con delineadores de ojos y de cejas de los que salgan flores como los girasoles. "Nos hemos enfocado en saber qué ocurre con un producto de cosmética cuando se gasta porque hasta ahora no se ha concebido", explica Mynster. Pero no es cualquier tipo de maquillaje, sino uno de "alta calidad". "Todo el mundo puede hacer productos de maquillaje, pero no todos pueden hacerlo con unas condiciones de trabajo acordes y unos productos sostenibles", apunta la responsable de Sproutworld en España. Su visión de ofrecer productos 100% naturales lo han llevado al extremo: usan madera de producción sostenible, han contratado a una agencia para medir cuánto CO2 emite un lápiz fabricado por ellos para reducir el impacto y cuidan el embalaje para evitar residuos.

Ahora la compañía está centrada en seguir creciendo gracias a su serie de maquillaje. Sproutworld cerró 2023 con una facturación de 6,5 millones de euros y cada año invierte en obtener la patente en distintos países del mundo para cubrir las herramientas plantables que escriben. "Estamos luchando contra quienes intentan hacer algo semejante. En Asia, sobre todo en China, siempre intentan copiar", lamenta Mynster.

Actualmente , la firma busca fondos que inviertan en la sección de cosmética y también influencers y modelos en sus seis mercados principales (entre ellos España) para ampliar su serie. "Estamos trabajando para tener un lápiz de labios en varios colores y un corrector plantable", explica. ¿Su meta? Llegar a vender en Sephora, un gigante de la cosmética.