Son las bienales, la Comunidad autónoma acometió un decidido impulso del arte y los artistas regionales, con voluntad de convertirse en eco y referente en el panorama nacional. Cuando la Consejería de Cultura asiste a Arco, en 1988, hace de su presencia una excusa para divulgar sus líneas de acción: bienales, muestras de arte internacional, exposiciones de relevantes artistas nacionales, reivindicación del arte realizado en Murcia -tanto de aquel que forma parte de nuestra historia como de los jóvenes valores-, becas y ayudas a la creación, puesta en marcha del Centro Regional de Restauración, apoyo a las Contraparadas y al nuevo espacio del Ayuntamiento capitalino (el Centro de Arte Palacio Almudí)... El folleto editado recoge las intenciones programáticas que marcarán la línea a seguir por el arte en la Región: «Introducir a Murcia en los circuitos internacionales del arte. En definitiva, promoción de nuestros valores y difusión de las estéticas tanto actuales como las que corresponden a nuestro pasado». Será, por tanto, normal la abundante edición de catálogos y carteles que difundan y dejen permanente memoria de estas acciones.

Va a ser, sobre todo José Luis Montero, a través de su estudio, Tropa, quien se encargue, desde finales de los años ochenta, de estas ediciones con formato libro y de los carteles con que se acompañan muestras y exposiciones. Fotógrafo, diseñador, museógrafo… Montero (Cartagena 1959) es buen ejemplo de nuevo valor en alza. Vinculado al grupo de fotógrafos cartageneros que han contribuido a revitalizar Afocar, comienza su incursión en el mundo diseño a mediados de los ochenta.

El 17 de agosto de 1987, en la Hoja del Lunes, el propio Montero apunta los inicios de su trayectoria: «La universidad, la montaña, mi primer contacto con la foto...». Explica que la adquisición de un lenguaje propio requiere un aprendizaje formal y un recorrido por distintas etapas; que ha participado en concursos y exposiciones; que su trabajo como fotógrafo ha estado ligado a la arqueología y la fotografía editorial, actividad que le permite ampliar su campo de expresión personal y reafirmar su lenguaje fotográfico. En 1989 es ya responsable de la gráfica de un buen número de exposiciones.

Los sucesivos carteles realizados en 1988, 1990 y 1994, para difundir la II, III y V Bienal de Escultura, permiten identificar ciertas características en su trabajo: interés por el uso de elegantes y sutiles colores planos, incluso del blanco, para sostener la composición del cartel; cuidada elección de papeles especiales como soporte de los impresos, y la utilización de detalles y motivos jugando entre atrevidas tipografías, Industria, Insignia, Bedrock, Font River, Aldous (algunas adquiridas por el estudio en Londrés). Un uso tipográfico que vincula esos años su trabajo con el del diseñador inglés Neville Brody.

Reproducimos aquí un preciosista cartel: III Bienal de Escultura, Murcia 1990, que recoge de forma simbólica distintas piezas de la muestra haciéndolas funcionar e interactuar con la propia tipografía; cartel que mantendrá perfecta conexión con el catálogo en tapa dura, roja, editado para la muestra, que incluye, a modo de iconos, los relieves en seco de algunas de las esculturas presentadas. Un lujo.