Las bicicletas son para el verano, ya lo decía Fernando Fernán Gómez cuando creó la obra de teatro que lleva tal nombre, y que años más tarde y de la mano del director Jaime Chávarri, llevaría la historia a la gran pantalla. Pero la gran pantalla que tenemos, si nos ponemos a observar un poco a nuestro alrededor, es la cantidad de niños que salen al caer la tarde con sus bicicletas a dar rienda suelta a toda la energía acumulada a lo largo del día.

El verano tiene tres caminos: la playa, la ciudad o el campo. Si eres de los afortunados que, acabado el curso, abren la casa de la playa o del campo, y se quedan allí el tiempo estival hasta que acaban las vacaciones, bendito seas; pero si la playa es ocasional o de fin de semana, no pierdas la esperanza, porque hay cosas para hacer con tus niños muy interesantes. Una de ellas es recorrer los pueblos que están a pocos kilómetros y que esconden los tesoros de la sencillez y de las calles sin peligro para que jueguen los más pequeños.

El calor parece activar a los niños, y los anima a salir de casa y a conectarse con el medio que les rodea, si los pequeños que tienes en casa son de dormir la siesta, eso que llevan ganado; pero si no, la solución puede ser armarse de paciencia y de unas buenas bicicletas para acabar la jornada como mejor saben, jugando. Y es que una buena actividad, y además muy saludable, es la de pedalear, con toda la fuerza posible.

Aunque la ciudad se convierte en un espacio de coches, ruidos y, sobre todo, calor desde las doce de la mañana hasta las siete de la tarde. Pero tenemos muchos pueblos en la Región, uno de ellos La Alberca de las Torres, quizá cambiando lentamente por la llegada de centros comerciales a las afueras del mismo, pero con esa esencia de casas en planta baja, y calles con poco tráfico, siendo lugar de tránsito para niños sin problema alguno. Además, está cerca de la entrada al parque regional El Valle. La zona de casas residenciales en la zona del Verdolay la recomiendo especialmente para ir con los niños con las bicicletas. Son calles poco transitadas, con casas espectaculares y árboles frondosos que asoman desde sus jardines, tapizando las aceras de un colorido fucsia, naranja y blanco dado por las boungavillas y los jazmineros que estallan de color y de olor al caer la tarde. Puedes explorar zonas, bajar calles en cuesta en la que ellos cogen una pequeña sensación de velocidad a la par que adquieren seguridad en ese medio de transporte en el que van cogiendo soltura. Nosotros, los padres, vamos siempre al lado, ojeando que vayan frenando, que estén atentos a los pasos de peatones, que miren a los lados, y así en medio de un paseo sencillo por un pueblo tranquilo, vamos dando unas clases de educación vial a la par que jugamos con ellos.

En esta localidad está la Plaza del Casino, un lugar sin peligro alguno para que jueguen los niños, con bastantes bancos para que los padres nos sentemos a charlar o, sencillamente, disfrutemos de la tranquilidad que da la tarde y sus gentes. Allí siempre hay niños jugando a la pelota, a los patines, a la bici, o correteando con el perro.

Tras una sesión de patinaje, os puedo recomendar un excelente restaurante que además está en la misma plaza del Casino, cuando los niños estén con la energía ya bajada de nivel y, sobre todo, más contentos, es la hora de tomar un refresco, un vino o pedir mesa para cenar. No he probado unas patatas fritas y unas salchichas para niños tan buenas como las que hace Santi en los fogones del Restaurante El Asador.

Antonio Vicente llevará más de 50 años en este mundo de la hostelería, y se encarga junto a su mujer Santi y su hija Carolina en barra, de hacernos las delicias cada vez que pasamos por su local. Apodado 'El Perrero', han conseguido montar un restaurante que te hace sentir como si estuvieras en la misma Plaza de Las Flores de Murcia.

Unas carnes a la brasa que quitan el sentido, un menú diario como si estuvieras en casa de tus abuelos comiendo y, sobre todo, un gusto por la pintura exquisito, prueba de ello es el excelente cuadro de Saura Mira que hay en el comedor interior. Si quieres una tarde de bicicleta redonda, pasea a tus hijos o niños por La Alberca, mientras cae la tarde y llega el fresco, recorre sus calles con esa esencia intacta que dejan los pueblos con gracia, y acaba la jornada a la mesa con un buen sabor de boca en El Asador. Salir con niños no es excusa para combinar ocio, juego y buen paladar