Cuando Pablo Francisco Sánchez Palacios tenía apenas ocho años de edad, su padre recibió un día una llamada en casa. Al otro lado del teléfono estaba su amigo José Antonio Lucas Albaladejo, experimentado palista de San Javier. Le invitó a que su hijo, que por entonces jugaba al fútbol aunque no estaba contento con la experiencia en ese deporte, probara el piragüismo. Unos días después, el pequeño Pablo apareció por la sede de la Escuela de Piragüismo Mar Menor, en Santiago de la Ribera, a escasos kilómetros de su domicilio en San Pedro del Pinatar. Fue un flechazo a primera vista porque ese niño encontró su deporte, el lugar donde divertirse diariamente además de hacer ejercicio físico.

Pablo Sánchez fue creciendo y pasó de tener el piragüismo como un juego a ser un estilo de vida. Bajo la dirección del propio Lucas y de Nemesio Mariño, director del club de San Javier, comenzó a competir en infantiles de segundo año, aunque ya como alevín había demostrado que había en él un palista con madera. Le costó destacar entre los mejores del país con el kayak hasta que logró dos subcampeonatos de España. Gracias a varios resultados destacados, como una plata en categoría cadete K1 en 1.000 metros en la Copa de España de Jóvenes promesas, también un segundo puesto en el Campeonato de Europa K1 y un bronce en el Mundial de la misma categoría, se ha ganado el derecho a representar a España en los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se disputarán en octubre en Buenos Aires.

Fue en el clasificatorio de Barcelona donde el pinatarense se sacó el pasaporte para la que será la competición más importante de su aún corta carrera deportiva. «El piragüismo ha dejado ya de ser un juego para mí», dice el murciano, que este año ha cursado 4º de la ESO en el IES Manuel Tárraga Escribano de San Pedro del Pinatar. «Se me hace muy difícil compaginar el deporte con los estudios. Mis padres tienen claro que lo primero es estudiar y yo saco tiempo de donde puedo para poder entrenar», afirma Sánchez, quien todos los días se levanta a las seis de la mañana para poder realizar la primera sesión de entrenamiento antes de acudir al instituto. Por la tarde, tras las clases, continúa el trabajo en el agua, que se intensificará este verano con el fin de llegar a la cita en Argetina del mes de octubre en el mejor estado de forma posible, aunque antes, en julio, tendrá el reto de ser campeón de España en Trasona (Asturias). «Va a ser un verano intenso», afirma el pinatarense, quien comparte entrenamientos con el grupo de jóvenes de la Escuela de Piragüismo Mar Menor y varios veteranos que también aportan calidad a esas sesiones que a veces se hacen interminables.