Fútbol

El Sanluqueño llena de dudas al Real Murcia (2-3)

Los granas suman su segunda derrota consecutiva en casa tras caer ante un rival que se adelantó hasta tres veces en el marcador

Jugadores del Real Murcia antes del partido

Jugadores del Real Murcia antes del partido

Ángela Moreno

Ángela Moreno

Segundo partido consecutivo en Nueva Condomina, segunda derrota del Real Murcia ante su público. Si hace siete días fue el Córdoba el que se llevó los tres puntos del feudo murcianista, este sábado ha sido el Sanluqueño el que ha pintado la cara a los de Munúa. De nuevo, la debilidad defensiva de los locales ha marcado un partido loco, un choque en el que los de casa fueron capaces de igualar dos veces un marcador en contra, pero un encuentro en el que cada vez que parecía engancharse el Real Murcia, llegaba un error defensivo para confirmar que los problemas son más graves de lo pensado inicialmente.

A los veinte minutos ya se había adelantado el Sanluqueño en el marcador. A los veinte minutos volvía a quedar señalado Marc Baró. Solo un chispazo de Carrillo a la vuelta del descanso metió en el encuentro al Real Murcia. Pero la alegría duró un minuto. En la siguiente jugada los vistitantes volvían a arrasar por la izquierda para hacer llegar un balón a un Viti que no falló. Cuando parecía que los murcianistas estaba muertos, los cambios volvieron a dar algo de esperanza. Dos minutos necesitó Rodri Ríos para poner el 2-2. Sin embargo, la pesadilla para los aficionados de casa no tenía fin. Mwepu pondría el definitivo 2-3 en el 77.

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Ahora cambien hombre por Real Murcia y animal por equipo y entenderán perfectamente el inicio liguero de los de Gustavo Munúa. Porque en tres jornadas, el Real Murcia ha tropezado con la misma piedra y no parece estar muy preocupado por corregir los errores. Vale que en Granada, la remontada gracias a los goles de Rodri Ríos y Álex Rubio taparon los defectos granas, sin embargo, ni ante el Córdoba ni frente al Sanluqueño no hay maquillaje en el mundo capaz de disimular la debilidad de un equipo que, aunque en construcción, suma demasiada experiencia como para dejarse desnudar a las primeras de cambio.

Una autopista por la banda derecha

Porque si contra el Córdoba, la defensa hizo crack al primer soplido, frente al Sanluqueño, un recién ascendido y con una plantilla muy lejos del nivel de los cordobeses, volvió a ocurrir lo mismo. A los 20 minutos, Nueva Condomina ya había sufrido un nuevo navajazo en sus reiniciada ilusión. Mientras los de Iriondo se mostraban comodísimos en el campo, con una línea de tres centrales que no daba opciones a los locales, el Real Murcia no solo se mostraba deprimido en la construcción, sino que además volvía a pagar su fragilidad defensiva. Ya deben tener todos los equipos señalado con una cruz a Marc Baró, y allá metió presión el Sanluqueño, obteniendo premio en el primer cara a cara con el lateral grana. Fue Álex Guti el que le encaró, ganándole la partida y colándose en el área para asistir a un Airam Cabrera que también disfrutó del pasotismo de los centrales murcianistas. Nadie le presionó, dejándole rematar a placer un balón que se fue directamente a la red ante un Manu García que siempre llega demasiado tarde.

Nuevo disgustazo para una afición que regresaba siete días después a Nueva Condomina dispuestos a ver algo diferente a los visto frente al Córdoba. Y lo primero diferente fue la alineación. Munúa, escarmentado del baile sufrido una semana antes, reforzó el centro del campo con la entrada de Tomás Pina, aunque mantenía a Montoro y Arturo. Esa pieza más en el medio obligaba a eliminar a un delantero. Se mantuvo Carrillo, mientras que Rodri Ríos se quedaba en el banquillo. Pedro León y Carlos Rojas seguían por la banda. La otra modificación aparecía en el centro de la defensa. Solo faltaba por ver en acción a Rofino, y ahí estaba el jugador llegado del Valladolid. Marcos Mauro, José Ruiz y Marc Baró conservaban su posición de privilegio.

No se notaron los cambios en el juego del Real Murcia. No eran capaces de ser protagonisas los granas. Arturo y Montoro volvían a hacer aguas en la construcción y solo Pedro León aparecía en ocasiones para tirar de los suyos sin suerte. Todo ante la desesperación de un Carrillo que ni la olía.

Pintaba mal el Real Murcia, que no ofrece mejoría con el paso de los partidos, pero la cosa fue a peor cuando el Sanluqueño pasó del modo tranquilo al modo matador. En una contra, Álex Guti volvió a pintar la cara a Marc Baró, sirviendo a Airam Cabrera para que dejara en completo silencio a Nueva Condomina. 

Ni con el 0-1 reaccionó el Real Murcia. Pequeños chispazos que no eran suficientes. Remató mordido Montoro un pase de Rojas y no encontró rematador Baró en un centro que fue despejado finalmente por Viti. Arturo también sacó la chistera para bombear un balón al que llegó antes la defensa que Carrillo.

Con el reloj marcando los 45 minutos, el Real Murcia no había sido capaz de tirar ni una sola vez entre los tres palos. El primer tiro a puerta lo consiguió Pedro León. Aprovechando una falta, el muleño avisó a un Flere que se mantuvo seguro.

Carrillo sale al rescate, pero la alegría dura un minuto

Desperdiciado todo un periodo, el Real Murcia se quedaba sin excusas. Solo valía salir enchufados del descanso. A nadie le importaba ya si se veía un mejor o peor juego, los aficionados querían goles que llevasen a la primera victoria en casa del curso. Y José Ángel Carrillo pareció entenderlo. En el 48, tras un pase de Baró, aprovechó el espacio para colocar el balón y sacarse un disparo precioso de largo distancia que sorprendió a Flere y que puso el empate en el marcador.

Lo de que sorprendió fue tal cual, porque hasta sus compañeros se quedaron como en hipnosis. Solo hay que ver lo que ocurrió en el siguiente minuto. Inexplicablemente, cuando el Real Murcia había logrado lo más complicado, los granas tardaron unos segundos en tirarlo todo a la basura. Descolocados, con la cabeza en otro sitio, como si fueran principiantes, los de Munúa volvieron a dejar un pasillo por la izquierda para que Guti se marchara, solteara a Baró y Rofino y la pusiera para que Viti en el segundo palo consiguiese el 1-2.

Los cambios reactivan al equipo

Se lo tomó con calma Munúa para hacer cambios. Hasta un cuarto de hora más aguantó el técnico grana sin mover nada en un equipo que naufragaba. Fue en el 64 cuando el uruguayo reaccionó. Tres modificaciones hizo de golpe. Rodri Ríos, Dani Vega e Isi Gómez saltaron al terreno de juego. Las correcciones fueron de efecto rápido. Porque Rodri Ríos solo necesitó dos minutos para confirmar su idilio con el gol. Con una vaselina preciosa batía a Flere para poner el 2-2, siendo el principio de los mejores minutos de los locales.

Pero parece que este Real Murcia agotó la suerte en el partido de Granada. Aquella remontada queda ya como un espejísmo. Porque los esfuerzos de los delanteros para sacar a flote a los murcianistas, caen en saco roto cada vez que entran en acción los defensas.

Expulsión de Baró y mazazo final

Si alguien pensaba que el Sanluqueño no podía adelantarse por tercera vez se equivocaba. No lo hizo en una contra en la que Mwepo fue derribado por Marc Baró cuando se plantaba solo delante de Manu García. Fue expulsado el lateral grana, que ya era lo único que le faltaba para completar su noche negra. Se salvó ahí el Real Murcia, pero no en la acción de la falta. Tiraron los de Iraondo de pizarra, dejando con la boca abierta a más de uno.

Cuando todos esperaban que Viti lanzara a puerta, el jugador visitante sacó en corto para Coke, que libre de marca encontró a un Mwepo que ganó la partida a Rofino para poner el 2-3 en el marcador.

Le tocaba al Real Murcia tirar otra vez de corazón, pero las fuerzas ya eran demasiado escasas. Y eso que quedaba tiempo para salvar aunque fuera el empate. Siguió sacando atacantes Munúa -entraron Sergio Santos y Álex Rubio-, sin embargo el partido estaba completamente roto. Lo intentaban los granas a la desesperada, pero el Sanluqueño tenía el partido donde quería y el marcador ya no se movió.