Las limitaciones ofensivas del Real Murcia no son nuevas. Ya en pretemporada, solo había que poner sobre el papel los distintos fichajes realizados por el cuadro grana para ver que algo no cuadraba en la planificación. Los partidos amistosos solo confirmaron lo que parecía evidente. No solo había dudas en la delantera. Los escasos balones que llegaban al área también ponían el acento sobre en los satélites que tenían que hacer brillar a Andrés Carrasco. Tras ocho jornadas ligueras, el debate se ha hecho más fuerte que nunca. Sin ideas en el centro del campo, sin velocidad en las bandas y sin un jugador que marque diferencias en la inmediaciones del área, al Real Murcia le sobran dedos de una mano para contar sus ocasiones cada partido.

No solo sufre Andrés Carrasco, cuya eficacia es notable dado que apenas puede entrar en contacto con sus compañeros; también sufre Mario Simón, que en dos meses de competición no consigue dar con la tecla para solucionar el problema. Es más, en lo que va de liga, el técnico grana ha convertido el ataque del Real Murcia en un galimatías que solo hace empeorar más la situación.

Con un sistema de juego en el que prima la defensa sobre el ataque, quitando en el choque ante el Mar Menor, en el resto de encuentros, el técnico murcianista ha apostado por un solo delantero. Hasta el pasado domingo, Andrés Carrasco había repetido titularidad en los ocho encuentros disputados.

Para lo poco que recibe, demasiado ha ayudado el atacante murciano, autor de tres goles. No es él el principal problema, pero en la visita al Atlético Levante se quedaba en el banquillo. Boris, futbolista al que Mario Simón trajo al Real Murcia, aparecía en el once para sorpresa de todos. Ya había jugado en el Pitín, acompañando a Carrasco, sin embargo frente a los levantinistas actuaba con único ‘9’.

No le salió bien la jugada a Mario Simón. Al contrario. Su apuesta por Boris solo confirmó que el galimatías que tiene en la cabeza va a peor cada jornada que pasa. Porque desde que comenzase la liga, el técnico grana no para de mover fichas de un lado para otro.

El que más ha sufrido este ajetreo en el ataque es Dani García. El delantero fichado expresamente por el entrenador madrileño es titular indiscutible, hasta el punto de jugar con calzador si fuera necesario. Ha disputado 708 minutos, es decir casi todo. Ofensivamente, es el hombre de más confianza de Mario Simón, sin embargo, sobre el campo apenas está contribuyendo. Aunque llegó como delantero, para acompañar a Andrés Carrasco, desde el primer día se ha visto desplazado a la banda izquierda, donde poco se ha dejado ver. Tampoco ha funcionado cuando le ha tocado jugar durante algunos minutos como segunda punta, y hace una semana frente al Atlético Levante Mario Simón decidió retrasarle, hasta el punto de llegar a actuar por delante de Armando y Ganet.

Con Dani García es intocable en el once, aunque cada día en una posición distinta. En la otra banda, por su parte, hay más alternancia. Dos partidos de liga sirvieron a Fran García para ser protagonista de todas las noticias, pero lo del madrileño fue visto y no visto. Una lesión se cruzó en su camino, y, una vez recuperado, lo mismo aparece que desaparece de las alineaciones. Ante el Socuéllamos volvió a la titularidad, pero una semana después, contra el Pulpileño, perdía la batalla con Juan Fernández, su competencia por la derecha, y se quedaba en el banquillo.

Esa ‘pelea’ por entrar de inicio entre Fran García y Juan Fernández vivió un episodio diferente el pasado domingo contra el Atlético Levante. En el enésimo intento por reactivar el ataque, Mario Simón cambiaba una vez más de planes. Tanto el madrileño como el barcelonés entraban en el once, aunque al segundo le tocaba cambiarse a la banda izquierda, jugando en una posición que no es la suya.

Hasta lo que parecía inamovible no lo ha sido para Mario Simón. Y es que el único puesto que hasta hace siete días no había tocado nunca era el de Andrés Carrasco. Para demostrar que todos son importantes, según dijo el entrenador grana al final del partido, el madrileño decidía dejar en el banquillo al murciano y dar la titualidad a un Boris que solo había salido de inicio en el Pitín, único encuentro en el que el Real Murcia ha jugado de inicio con dos delanteros.