Decenas de jóvenes deportistas de la Región han comenzado a competir. Pero esta temporada es diferente en muchos sentidos. Primero, por la fecha de la puesta en marcha; y segundo, por tener que usar la mascarilla para jugar. Se trata de un nuevo elemento que se incorpora a la indumentaria. No es opcional, es obligatorio. Todos deben llevarla excepto los árbitros. Para conocer qué efectos puede tener, La Opinión ha pulsado la opinión de dos psicólogos, un fisiólogo, un árbitro, un jugador de baloncesto veterano, el presidente y entrenador de un club, y el coordinador de una entidad de fútbol.

«Es una medida acertada y razonable», dice Jesús García Pallarés, Fisiólogo del Deporte y decano de CAFD de la UMU. «Únicamente se ha registrado una ligera disminución de la capacidad pulmonar con el uso de los modelos FFP2, que se desaconsejan para el ejercicio de alta intensidad. Pero el único efecto negativo del uso de la mascarilla quirúrgica es la incomodidad para el participante, que se acrecienta con el paso de los minutos de ejercicio», opina este científico, quien concluye que «debemos tomar la mascarilla como nuestro mejor aliado».

¿Y qué implica desde el punto de vista mental? Manuel Illera, psicólogo y miembro del Comité Antiviolencia de la Federación de Fútbol, incide «en la comunicación no verbal, que queda castrada y mutilada. El órgano principal de la cara va a ser la mirada y el árbitro se va a tener que fijar más en las manos». Además, lanza un mensaje: «La mascarilla es más importante que el gol, es nuestra mejor vacuna por el momento». Josefina Cutillas es psicóloga del deporte y trabaja para la Federación de Tenis. Considera que el uso de la mascarilla solo debe suponer «un malestar porque no estamos habituados y ello conlleva un rechazo», dice, y apunta la solución para que los entrenadores solventen este escollo: «Ese tipo de inseguridades y miedos que tienen los deportistas, como otros, se pueden trabajar antes de los partidos y se puede racionalizar. El rechazo se da porque debes llevar algo por obligación y por la idea subjetiva de creer que voy a perder productividad. Si trabajamos eso antes, no creo que haya ningún problema a nivel objetivo», opina.

Antonio Andreu Caravaca es periodista y árbitro de fútbol. Ayer pitó su primer encuentro con los jugadores con mascarilla: «Los futbolistas van a naturalizar el uso de la mascarilla y se van a comportar sobre el terreno de juego como lo hacían en situación de normalidad. No espero, por ejemplo, menos contactos en el área, o una disminución de las protestas. Si se tienen que acercar a nosotros, lo van a hacer, puesto que es la forma de manifestarse que han tenido siempre en un campo de fútbol. Y si disminuye la capacidad física, habrá que verlo», dice.

Quien está totalmente en contra es Andrés Linares, veterano jugador de baloncesto: «Es una aberración», afirma el cartagenero, quien opina que «la sociedad está tragando con todo, ya no sabemos qué información es real. El problema es que los que mandan no han hecho deporte en su vida».

Descenso de jugadores

Y los clubes, ¿cómo están viviendo la situación? El primer efecto que ha tenido la pandemia es una disminución de jugadores en sus equipos. Así le pasa al Marme de baloncesto, el histórico club de San Javier, y al Muleño CF. Ambos han perdido componentes por el camino. Antonio Pérez, presidente y entrenador sanjaviereño, dice que «quitando que hay padres que no quieren que sus hijos jueguen con mascarilla, es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos». Su club, que está siguiendo con todos los protocolos en los entrenamientos a rajatable, ha tenido que renunciar esta temporada a sacar tres equipos. Además, opina que los entrenadores se van a tener que adaptar «realizando al principio rotaciones más cortas y también tenemos que acostumbrarnos a hablar un poco más alto», pero opina que poner en marcha las competiciones era «muy necesario porque al final te quitas el gusanillo y en otras comunidades ya se está haciendo».

Juan Silvestre Párraga ´Juansi' es entrenador de un equipo base de fútbol y coordinador del Muleño: «Lo estamos llevando regular porque los equipos los llevamos muy justos de jugadores», dice un técnico que lamenta que «muchos padres no quieren que jueguen sus hijos y nos falta gente». Sin embargo, los chicos y chicas están aceptando de buen grado esta medida: «No les importa porque quieren jugar, aunque a veces se agobian y tenemos que estar diciendo que se la pongan. Son los padres los que están más recelosos, pero no entiendo que puedas estar en una terraza tomando un café sin mascarilla y en el deporte, donde apenas se han dado contagios, sí», concluye.

Jesús García Pallarés, Fisiólogo del Deporte

Los primeros estudios epidemiológicos que han analizado del impacto del COVID sobre la salud de la población indican claramente que un adecuado estado forma físico y nutricional del paciente son los principales protectores ante las complicaciones severas derivadas de esta infección.

A la luz de las escasas evidencias empíricas que tenemos hasta la fecha, y la experiencia profesional que hemos podido adquirir en los últimos meses de pandemia, la medida que han impuesto las autoridades Sanitarias de la CARM respecto al uso obligado de la mascarilla para la vuelta a la competición del deporte federado y escuelas deportivas son, en mi opinión, acertadas y razonables.

A diferencia del deporte profesional donde las estancias burbuja y las innumerables pruebas PCR a las que se están sometiendo a los deportistas y su staff minimizan drásticamente el riesgo de contagio, en este contexto en el que no se dispone de los mismos recursos humanos, materiales y económicos, el uso de la mascarilla nos va a ayudar a conjugar este doble objetivo: retomar la actividad competitiva y evitar la propagación del virus.

Los escasos estudios que han analizado el efecto del uso de mascarilla sobre el rendimiento cardiorrespiratorio evidencian que las mascarillas quirúrgicas o de tela no tienen ningún efecto negativo sobre el rendimiento máximo o submáximo del deportista, salvo que el individuo presente una patología previa, que evidentemente le imposibilita para la práctica deportiva en estas circunstancias. Únicamente se ha registrado una ligera disminución de la capacidad pulmonar máxima con el uso de los modelos FFP2, que por lo tanto se desaconseja para el ejercicio de alta intensidad. Estos trabajos concluyen que el único efecto negativo del uso de mascarilla quirúrgica es la incomodidad del participante, que se acrecienta todavía más con el paso de los minutos de ejercicio, al humedecerse por el sudor y el vapor de la exhalación. Por esta misma razón, las mascarillas de tela deben desaconsejarse en este contexto porque, además de tener menor eficacia para evitar el contagio, se humedecen con mayor facilidad y nos son desechables como sí lo son las quirúrgicas.

Incluso al aire libre, para aquellos deportes que comparten terreno de juego y no se puede garantizar el distanciamiento, el uso de la mascarilla en entrenamiento y competición resulta fundamental para evitar la trasmisión del virus. Esta misma medida se ha aplicado a los centros deportivos y gimnasios, donde el uso de la mascarilla y el distanciamiento minimizan drásticamente el riesgo, y posibilita a la población el acceso con garantías a esta actividad esencial. Cabe recordar que cuando hacemos ejercicio de moderada o alta intensidad en cualquiera de estos contextos nuestras ventilaciones son más profundas, frecuentes e intensas, por lo que sin poder evitarlo estamos exhalando una mayor cantidad de gotas de saliva y aerosoles. En estas circunstancias, y sabiendo que no tiene ningún efecto nocivo para el rendimiento o la salud, debemos tomar la mascarilla como nuestro mejor aliado, ya que nos va a permitir volver a utilizar al deporte como lo que es, un vehículo fundamental para la promoción de la salud física y mental de la población.

Manuel Illera, psicólogo y miembro del Comité Antiviolencia

La parte positiva de llevar mascarilla es la prevención del contagio, pero también tiene una negativa, que es dificultar la respiración y la posibilidad de sufrir algún mareo. Desde el punto de vista psicológico, afecta a la comunicación no verbal. Para mí es muy importante la comunicación no verbal, castrada y mutilada con la mascarilla, porque a los jugadores ya no se le va a ver los gestos, y van a ganar muchísimo los ojos. El órgano principal de la cara va a ser a través de la mirada.

El árbitro va a tener dificultad para orientar de dónde vienen las posibles quejas o movimientos de las bocas, y se va a tener que fijar más en las manos. Si la cara es el espejo del alma, ahora se va a tapar la boca, pero por otro lado va a ganar la mirada, los ojos y las cejas.

Neuromarketing ha analizado un partido de 90 minutos y ha comprobado que son cerca de seis millones las emociones que se experimentan tanto a nivel del público como de los jugadores.

Antonio Pérez. Presidente del Club Baloncesto Marme y entrenador.

Quitando que hay algunos padres que no quieren que sus hijos jueguen con mascarilla, se trata de incorporar algo nuevo. Lógicamente hemos empezando por que los esfuerzos no sean tan largos y tener más descanso al pirncipio. Es algo a lo que tenemos que acostumbranos.

Al principio sí que tendremos que hacer los entrenadores rotaciones más cortas, pero después seguro que los jugadores no querrán cambiarse. Habrá que hacer más cambios para que lleguen un poco más enteros al final. Además, los los entrenadores nos tenemos que acostumbrar a hablar un poco más alto.

La verdad es que se nota un poco cuando subes el ritmo que llevas la mascarilla, sobre todo en los primeros días de entrenamientos, en los que faltaba un poco más de aire. No es lo mismo respirar sin mascarilla, que tienes todo el volumen, que con mascarilla, que estás respirando lo que exhalas.

Uno de los problemas que nos estamos encontrando es que tenemos cuatro o cinco jugadores que los padres no quieren que jueguen, supongo que por no respirar lo mismo que exhalas, que no es sano.

En cualquier caso, es positivo ya que hay otras comunidades donde se está haciendo e incluso los árbitros llevan mascarilla. Hemos estado parados demasiado tiempo, ahora podemos entrenar y ya podemos jugar. La mayoría de los padres, entrenadores y jugadores están dipuesto a jugar.

Josefina Cutillas. Psicóloga del Deporte.

Hay opiniones para todos, porque hay investigaciones que dicen que las mascarilas son un elemento subjetivo por la incomodidad. En la interacción es lógicamente que pierdes información, pero tenemos que aprender otros elementos. Se tapa la boca, que es una parte, pero en deportes como el baloncesto y el fútbol cuenta más la expresión corporal. Lo que va a tocar es aprender más que cuando pierdes un sentido, tienes que agudizar otros. Es un plan de actuación que tenemos que incorporar.

A nivel psicológico es más estar siempre con un elemento extraño que te puede generar malestar porque no estamos habituados, y el rechazo a llevar algo por obligación, que ya va con la etiqueta de que va a afectar al rendimiento, pero por la propia idea preconcebida. Todo tiene mucho más que ver con la parte subjetiva de creer que voy a perder productividad. Si trabajamos eso antes de los partidos, no creo que haya ningún problema a nivel objetivo, pero a nivel subjetivo puede que sí. Esa idea de rechazo inicial ala mascarilla hay que erradicarla. Hay que hablarlo con los jugadores. Ese tipo de inseguridades y miedos, como cualquier otro elemento que afecta antes de un partido, si se trabaja y se puede racionalizar, creo que no habrá problema.

Antonio Andreu Caravaca. Árbitro de fútbol.

Creo que los jugadores van a naturalizar el uso de la mascarilla y se van a comportar sobre el terreno de juego como lo hacían en situación de normalidad. No espero, por ejemplo, menos contactos en el área, o una disminución de las protestas. Si se tienen que acercar a nosotros, lo van a hacer, puesto que es la forma de manifestarse que han tenido siempre en un campo de fútbol. Puede que la mascarilla afecte a la intensidad del partido, por disminuir la capacidad física de los jugadores, pero habrá que verlo.

Juan Silvestre Párraga 'Juansi'. Entrenador y coordinador del Muleño Club de Fútbol

No sé el tiempo que va a durar esto, per no entiendo que se estén haciendo los PCR en División de Honor juvenil y no en el resto de categoría, donde lo llevamos bastante regular porque los equipos van muy justos de jugadores. Hay muchos padres que no quieren que jueguen con mascarilla, unos dicen que es malo y otros que no es bueno. En las plantillas he comprobado que me falta gente. A la hora de competir los críos lo llevan regular, algunos se bajan la mascarilla porque se agobian. Es un poco incómodo hacer deporte con mascarilla. Comprendo que esta es la norma que hay, pero se debería estudiar otra forma porque al estar al aire libre, los contactos no son tan cercanos durante mucho tiempo.

Los críos estaban deseando hacer deporte y no les importa entrenar con mascarilla, quieren jugar. Son los padres los que están más recelosos. Muchos críos me dicen que son sus padres los que no quieren. Lo comprendo porque en el ámbito familiar puede haber gente mayor y no quieren que se contagien. Pero a la vista está que en el tiempo que llevamos trabajando no ha habido un contagio. Solo hubo una excepción en el Muleño de Tercera y fue por un contagio en la calle, no en el campo. Estamos tomando todas las precauciones que nos mandan. En una terraza no pasa si no llevas la mascarilla, pero en el fútbol, donde no estás tomando alimentos y el contacto es de décimas de segundo, sí.