Nadie sabe cuánto tiempo permanecerá Francisco Tornel en la presidencia del Real Murcia. Nadie puede asegurar si Adrián Hernández vivirá una tercera temporada en el club grana. Nadie pondría su mano en el fuego por ningún jugador de la plantilla. Porque tanto en la entidad murcianista como en cualquier equipo del fútbol del mundo los únicos intocables no están en los despachos ni en el terreno de juego, porque tanto en el Real Murcia como en cualquier otro club, los únicos intocables son los aficionados.

Ocho meses han estado los seguidores murcianitas sin poder acceder a Nueva Condomina. Casi cinco meses lleva el murcianismo haciendo malabares para poder seguir como sea por televisión los partidos de su equipo. Y da igual que fuera un amistoso en Mula, donde hasta minutos antes preguntaban si se podría ver en algún sitio; que un choque liguero contra cualquier rival del Grupo IV.

Ocho meses de separación es tanto tiempo, que a tres mil abonados poco les importó ayer las bajas temperaturas con las que ha amanecido Murcia en las últimos días. Tampoco influyó tener que hacer cola para entrar, o esperar en las butacas hasta minutos después de que el colegiado señalase el final. Daba igual el número de requisitos que hubiese que cumplir, daba igual tener que acercarse al estadio a retirar la entrada pese a tener el carné de abono. Daba igual, porque ocho meses sin poder ver en directo al Real Murcia es mucho tiempo.

Con total responsabilidad, cumpliendo con la distancia de seguridad y no quitándose en ningún momento las mascarillas, casi tres mil aficionados -2.728, según la cifra oficial-, acudieron a Nueva Condomina para disfrutar de un partido de forma diferente. No hubo goles, por lo que nadie sintió la necesidad de saltarse todos los protocolos y abrazar al vecino de butaca, pero sí se sintió el aliento cuando el Córdoba se adelantó en el marcador.

Animaron, sufrieron y lamentaron hasta el final. No se creyeron que Chumbi errara un penalti o que el larguero les impidiese sumar aunque fuera un punto, pero si ni el coronavirus les frenó, tampoco va a poder con el murcianismo una derrota liguera. Nada más concluir el partido, ya pensaban en el siguiente, que llegará en solo siete días, y será ante el UCAM.