Justo después de la que ha sido la primera gran alegría que se lleva el Fútbol Club Cartagena desde que puso los dos pies en el fútbol profesional, sea por el fútbol o por casualidades de la vida, toca echar la vista atrás hasta un recuerdo que no es del todo agradable para el conjunto albinegro. De hecho, es posiblemente la última gran decepción que le ha tocado vivir a los aficionados en los últimos tiempos. Fue en Ponferrada donde el Cartagena dejó escapar por última vez el tren del ascenso a Segunda División y tuvo que volver a llorar por tener que permanecer -en este caso sí que fue solo una temporada más- en el pozo de la categoría de bronce. Allí, se derramaron las últimas lágrimas de tristeza antes de conseguir finalmente, algo más de un año después, el objetivo por el que se llevaba peleando tanto tiempo.

Corría el mes de junio de 2019. El Cartagena venía de meterse en la fase de ascenso después de haber terminado la liga regular en segunda posición por detrás de un meteórico Recreativo de Huelva de José María Salmerón que le arrancó las pegatinas en el tramo final. Con Gustavo Munúa al frente del banquillo y con las revoluciones a mil tras haber logrado eliminar al Real Madrid Castilla en una histórica -y "vikinga"- remontada en el Estadio Municipal Cartagonova. La segunda y penúltima ronda del play off ponía en el camino de los albinegros a la SD Ponferradina, que había terminado en segunda posición por detrás del Fuenlabrada.

El Cartagonova mantuvo cierto aroma de euforia hasta el partido de ida en casa, en el que se adelantó en la primera mitad gracias a un gol de Rubén Cruz que no sirvió, sin embargo, para marcharse con un buen resultado. Dos mazazos del conjunto blanquiazul en el segundo tiempo llevaron al encuentro de vuelta con una clara ventaja para ellos. Una ventaja que, desde luego, no desaprovecharon.

Al Cartagena le tocaba recurrir de nuevo a la épica, pero esta vez sin su público. El Toralín podría convertirse en la continuación del sueño o en un nuevo campo que quedaría señalado por el mal recuerdo. Y fue precisamente esto último lo que ocurrió. Los albinegros -aquel día de naranja- no lograron hacer ningún gol y terminaron cayendo por un gol a cero, resultado que les dejó por tercer año consecutivo en la estacada.

Los últimos supervivientes

Aquella plantilla que precedió a la que finalmente logró el ascenso hace menos de tres meses dista mucho de la que hay actualmente. Con una cambio de categoría es evidente que no podrían mantenerse muchas de las piezas que cayeron aquel 16 de junio en El Toralín. Sin embargo, ha pasado poco más de un año y llama la atención que solo permanecen en la plantilla dos futbolistas. De hecho, solo uno de ellos se vistió de corto aquel día sobre el césped para enfrentarse a la 'Ponfe'. Miguel Ángel Cordero, el último gran capitán que ha portado el brazalete en el conjunto albinegro, es el único jugador que vivió en primera persona la caída en Ponferrada. Sus lágrimas sobre el verde emocionaron a una afición que exigió su continuidad al año siguiente. El andaluz, que también estuvo en Majadahonda, vuelve este domingo a un campo en el que se ganó el corazón del cartagenerismo. El otro jugador que permanece en la plantilla no es otro que Elady Zorrilla, aunque el jienense no pudo estar dando guerra sobre el césped. Su expulsión en el partido de ida le dejó inoperativo para ayudar al equipo en El Toralín y le impidió poner el broche a una gran temporada en la que hizo 21 goles en liga.

Este domingo, a las seis y media de la tarde, el Cartagena regresa al lugar donde lloró por última vez de tristeza en unas condiciones muy diferentes. El Segunda y con toda la temporada por delante, los de Borja tratarán de dar continuidad a la victoria ante el Lugo en El Toralín.