Hace más de ocho años, el jefe de la sección de Deportes de este diario realizaba una entrevista a un auténtico veterano de guerra futbolística que se encontraba en el ocaso de su carrera como jugador. En aquella época, nuestro protagonista, un defensa central de carácter y garra, se dedicaba a dar sus últimos patadones en el Beniel, comenzaba a entrenar al equipo juvenil del Ranero y trabajaba para una correduría de seguros. Y esa entrevista, en la que opinó que cualquier futbolista que hiciera pública su tendencia homosexual sería todo un valiente, provocó que recibiera alguna que otra llamada con cierto 'cachondeo'.

La vida ha querido que, tantos años después, al murciano José David Larrosa (06/08/1973) todo le vaya de maravilla. Ligado y entregado en cuerpo y alma al UCAM Murcia CF, es director de cantera desde hace seis años del club murciano y reconoce que siempre ha tenido las cosas muy muy claras tanto en el mundo del fútbol como en su vida personal.

Ha pasado el tiempo suficiente como para que José David Larrosa haya podido conocer a algún jugador que haya salido del armario: «Una vez retirado, he tenido algún compañero que era homosexual y lo dijo después públicamente. También es verdad que hace ocho años las cosas no estaban como ahora. Todo es respetable, ideas, tendencias sexuales, y sigo diciendo que el futbolista que reconozca que es homosexual será un valiente, porque la sociedad quizá no está preparada para ello».

Su primera respuesta, que sirvió para romper el hielo sobre una cuestión meramente social y nada ligada con su actividad profesional, ya daba a entender qué tipo de personas es José Larrosa. Cercano, risueño, ambicioso y con los pies en la tierra. Fue tras cinco minutos de charla cuando conocí a ese tipo que todos llaman 'Larri'.

El entrevistado reconoce que la vida le ha tratado especialmente bien en estos ocho años. Apasionado por entrenar, por los despachos, y por dirigir grupos de trabajo, no se le han caído los anillos en su pasado anterior. Dependiente de una tienda de deportes, o comercial de una empresa de seguros son algunos de los trabajos que ha tenido el director de cantera de un club muy joven que ha vivido importantes experiencias en pocos años, incluido un ascenso a Segunda División.

Solo tiene palabras de agradecimiento hacia la UCAM, entidad para la que trabaja: «He entrado en una familia que me acogió con los brazos abiertos. Hago una mención especial a Alejandro Santos, que además de ser un amigo, he aprendido muchísimo de él, no solo de fútbol, sino de la vida en general. Hay gente que me aporta muchísimas cosas, que no son compañeros, sino amigos».

Reconoce que ser el director de cantera de un club con tan pocos años de edad se convierte en una especie de máster avanzado: «Hemos pasado por todo, descensos, ascensos, pero en muy poco tiempo, y eso te curte. En las buenas mejoras, pero en las malas mejoras todavía más».

Este exfutbolista agrupa en una interminable lista los equipos para los que jugó: Real Murcia, FC Cartagena, Sangonera, Beniel, Almería, Toledo o Eldense, y destinos mucho más alejados de su tierra natal como Pontevedra, Plasencia e, incluso, Melilla.

Pese a todo, de forma algo nostálgica, reconoce que el acuerdo firmado con el UCAM es «posiblemente» el mejor que ha firmado en toda su vida: «Es el sitio en el que más a gusto me he sentido. Aquí he sido desde entrenador del Juvenil hasta segundo entrenador del primer equipo en Segunda o Segunda B, y al final los hombres de club estamos para eso, para aportar lo que sea en el momento preciso».

Es por ello que este hombre de club pone toda la carne en el asador por su equipo. «Desde que te acuestas hasta que levantas estás pensando en fútbol. Tenemos trece equipos de cantera, desde prebenjamines hasta el filial en Tercera. Tengo colaboradores que me ayudan, como Álvaro Muñoz o Antonio Reales, ya que hablamos de supervisar a más de 300 chavales». No obstante, su rutina pasa por «hablar con los coordinadores todos los días, asistir a los máximos entrenamientos posibles, repasar partidos, verlos, ya sean de nuestros equipos o de otros clubes... El filial y el Juvenil son prácticamente profesionales, no en lo económico, pero sí en el trabajo y tenemos mucho quehacer diario con esos dos equipos».

Lo primordial para la cantera es formar futbolistas, y no centrarse de forma excesiva en acumular éxitos. José Larrosa es, junto con el presidente José Luis Mendoza, el primero en ser «ambicioso». Pese a que en ciertas categoría no es un requisito indispensable establecer objetivos deportivos, no engaña a nadie cuando afirma que el objetivo del Juvenil A era regresar por la vía rápida a División de Honor.

Pero, respecto al filial, tampoco tiene dudas: «Su objetivo es lo que ha hecho este año, que muchos jugadores debuten con el primer equipo. Si quedamos entre los cuatro primeros o somos campeones, pues mucho mejor, pero el objetivo no es ese, es formar y que el entrenador pueda mirar hacia atrás y que se fíe de la gente de la cantera. Hablamos de gente como Luis Castillo, que lleva ya cuatro años con nosotros».

Pero, esta temporada, la cantera también ha sido muy protagonista en el primer equipo. La finalidad de los equipos más mayores pasa por ser «útiles». «Para que vas a traer a jugadores sub23 de fuera si tienes a algunos de los mejores de la categoría como son Luis Castillo o Mounir. Jugadores que, si los pones, pueden ser muy útiles, pero hay que ponerlos para saber si valen o no valen. Y al final hasta tuvimos que utilizarlos por narices».

Pero, para hoy ser uno de los rostros más reconocidos en el mundo del fútbol de la Región, José Larrosa ha trabajado de forma incansable para labrarse un estatus más que merecido. Eso sí, siempre despierta curiosidad el saber hasta qué punto se le respeta. Ex de Real Murcia y FC Cartagena, el hecho de trabajar para un club como el UCAM podría haber cambiado la concepción de algunas personas hacia el propio Larrosa.

Su respuesta, como todas, no defrauda: «Esta es una ciudad en la que el club histórico es el Real Murcia, y eso es evidente. Competir contra 100 años de historia es difícil, porque todo lo que sea hacer sombra al primer equipo de la ciudad te traerá detractores», expone. «Pero nosotros no nos metemos con nadie, nos inculcan humildad y perseverancia. La Condomina tiene las puertas abiertas para que venga a vernos el que quiera, y con los años creo que ganaremos más adeptos, este es un club joven con un gran futuro. La gente es libre de hacer o de elegir lo que quiera, como si prefieren ir a los toros o ver balonmano».

De ese pasado como futbolista también habla: «Creo que la gente me mira con cierto respeto cuando digo que trabajo para la UCAM. Yo también he jugado en el Cartagena, y cuando llegué, me llamaban 'el murciano'. La gente acabó aplaudiéndome y dándome mucho cariño. Y aquí en Murcia, fíjate, jugué desde cadetes y quizá mucha gente no sepa ni que debuté en el primer equipo. Quizá he sido más valorado en Cartagena, o fuera de la Región, en Almería, en Pontevedra, en Toledo... He sido más reconocido fuera que aquí en mi ciudad, que soy de La Fama, que vivo a cinco minutos de La Condomina».

Como responsable de la cantera del UCAM, considera que la violencia es una lacra que debe desaparecer cuanto antes de esos partidos entre chavales que acaban en batalla campal. Es más importante explicar a los padres que el fútbol es algo secundario para sus hijos que a los propios jugadores: «Ellos son los que deben educar a su hijo en su casa, y no marcar el fútbol como una prioridad en su vida. En dos horas que estamos con los chavales en el campo no podemos meterle en la cabeza a un niño que esto es un complemento. Tiene que ser su padre, cuando lo lleva a casa después de entrenar, cuando lo ve llorar porque no ha jugado, el que tiene que explicarle que debe aprender a sufrir y a respetar al compañero. Posiblemente siempre haya alguien mejor que tú y lo haga mejor que tú, pero no por ello tiene que ser una frustración, al contrario, te da afán de superación».

Y es que la propia historia de Larrosa es el mejor ejemplo para dar credibilidad a sus palabras: «A esos padres se les dice que lo primero que debe decirle a su hijo es que tenga paciencia, y que intente mejorar. No hay más. No somos una escuela propiamente dicha, somos un equipo que intenta sacar jugadores, y en ciertas edades miramos por potenciar al jugador. Es ahí cuando deben entender que siempre hay alguien mejor que su hijo, que puede tener más posibilidades de llegar. Pero eso no quiere decir que no tenga posibilidades. Yo era el patito feo en mi equipo cadete, pero mi padre me decía que me esforzara. Y, al final, el único que llegó de esa hornada a jugar en Segunda A fui yo».

Después de haber sido futbolista, entrenador o director de cantera, es difícil imaginar cuál será el próximo reto de José David Larrosa. Entre risas preguntaba si no podía volver a jugar. Pero su pasión, la que verdaderamente le llena, es la de poder entrenar: «Bajé al barro hace poco con el juvenil y me encantó. Estuve también de segundo entrenador con Salmerón y Luis Casas... Esta faceta tiene momentos duros, pero también bonitos. Ves jugar al filial o al juvenil y yo disfruto, que ese trabajo que no se ve da sus frutos. Me queda mucho por recorrer, soy relativamente joven y creo que me queda mucha cuerda».

Escuchándole, pensamos que hay UCAM Murcia para rato. Pero lo que sí está claro es que al que aún le queda muchísima cuerda en el mundo del fútbol es a José David Larrosa. Su toma de decisiones le ha llevado a escribir un destino repleto de éxitos. Y sus palabras, una vez más, abren los ojos e inspiran a decenas de chavales que sueñan con ser como él el día de mañana.