Seguro que muchos de ustedes tienen en su casa algún producto de la marca Mr Wonderful. Si a estas alturas todavía no ha llegado a sus manos una taza, una libreta u otro de los múltiples objetos que aparecen en el catálogo de esta empresa 'muy molona', lo normal es que lo hayan visto en el escaparate de alguna tienda o se lo hayan encontrado en algún cartel en redes sociales. Desde hace unos años, lo que empezó siendo el proyecto de dos emprendedores catalanes se ha convertido en un imperio. Su éxito es más que sencillo, vender buen rollo. Porque no puede ser igual desayunar en una taza neutra que hacerlo cada mañana en una en la que se pueda leer 'Todo parece imposible hasta que se hace' o 'Hoy voy a conseguir todo lo que me proponga'.

Aunque el super positivismo siempre tendrá sus detractores, aquellos que defenderán que son frases positivas carentes de valor en el mundo real, ayer Santi Jara dio un paso al frente para convertirse en el modelo ideal para vender los productos de Mr Wonderful esta Navidad. Porque en un segundo, el albaceteño puso en valor todas esas frases que cuando llegan mal dadas intentan animarnos la vida. Se desconoce si el extremo grana desayunó leyendo uno de esos mensajes en los que nos hacen creer que nada es imposible, pero lo cierto es que el murcianista demostró que se puede soñar despierto. Porque, cuando todo el mundo daba por bueno un punto en el campo del líder, donde hasta el momento no había ganado ningún equipo, Jara hizo realidad ese gol que cualquier aficionado al fútbol ha celebrado mientras duerme, ese tanto con el que se intenta imitar lo que Maradona hizo ante Inglaterra en el Mundial de México o lo que Ronaldo consiguió frente al Compostela.

Pero, a diferencia de la mayoría de los mortales que sueñan envueltos en el edredón nórdico, el murcianista lo dibujó sobre el césped y con tres puntos en juego. No pasará a la historia como el argentino o el brasileño, pero durante varias semanas los aficionados no podrán olvidar lo que sintieron cuando en el minuto 92 cogió el balón en el centro del campo y, en vez de dormir el balón como seguro que le pedía su entrenador desde la banda, decidió avanzar y avanzar. Como en un campo de batalla, el extremo fue ganando metros sin apenas encontrar oposición, y cuando la tuvo, sacó la varita mágica para hacerles desaparecer con un simple 'chas'. Pocos en el Extremadura entendían nada. El futbolista que había dado síntomas de agotamiento en la segunda parte, parecía levitar, y lo hacía con el balón en los pies. Todo para batir a Manu García y conseguir un gol que, además de valer tres puntos y relanzar a los granas en la clasificación, permite olvidar en un segundo la realidad que dejaban los 90 minutos anteriores.

Porque hasta que a Jara le llegó la inspiración, el Real Murcia andaba hundido en la clasificación, con solo cuatro puntos de ventaja con el puesto de promoción de descenso y sin ganar a los 'gallitos' de la categoría. Pero la situación no parecía preocupar a José María Salmerón, que, como viejo conocido ya por estos lares, dejaba claro que daba por válido un empate que no servía para nada. Se notó en la imagen que ofreció su equipo, solo preocupado por no dar concesiones al rival. Lo consiguió en la primera parte, donde además tuvo una clara ocasión de gol que Chamorro estrelló en el larguero; pero cuando se volvió del descanso y todos pensaban que se vería a un Murcia 'agresivo' y ganador, la decepción fue notable.

Los granas, que se desinflan antes que un globo pinchado, volvieron a demostrar que no ganarán ninguna prueba de resistencia, y poco a poco dejaron crecerse a un Extremadura que, para suerte de los visitantes, se olvidó la dentadura en la mesilla de noche. Centro laterales, bastantes saques de esquina, dominio de balón... Nada servía a los de Manolo Ruiz, que, al igual que los murcianistas, estrellaron un balón en el larguero en un disparo de Jairo en la primera parte.

El remedio de Salmerón fue poner en liza a David Sánchez, castigado en el banquillo por su bajo rendimiento. Pero el andaluz solo necesitó un minuto para demostrar que no le había dado tiempo a recapacitar, porque en un minuto ya llevaba una amarilla.

Lo único que quedaba al murcianismo, dados los antecedentes de la defensa, era rezar para que acabase el partido. Nunca está mal sacar un punto ante el líder y en un campo inexpugnable, se consolaban unos a otros. Lo mismo pensaba Salmerón y sus jugadores. Bueno, todos no, porque ahí estaba Santi Jara para dejar claro que 'si puedes soñarlo, puedes hacerlo'.