El Real Murcia seguirá bajo el paraguas de Gestora Deportiva Murciana durante unos cuantos meses más. Esa es la conclusión que se sacó ayer de la junta extraordinaria de accionistas en la que Gonzalo Samper, apoderado de la mercantil que posee un 70% de los títulos de la entidad grana, y Raúl Moro, presidente del club murcianista y candidato a convertirse en dueño de la institución, estuvieron frente a frente. El madrileño, que no había dado la cara ni aparecido por Nueva Condomina desde que su padre falleciera en diciembre de 2015, decidió ayer cumplir con las obligaciones que hasta el momento había esquivado gracias a un José Ángel Serantes que se había prestado a votar en nombre de Gestora en las dos juntas anteriores. Y lo hizo para dar otra vuelta de tuerca a su 'me voy-me quedo' y dejar a Raúl Moro sin la ampliación de capital con la que pretendía convertirse en máximo accionista invirtiendo 400.000 euros.

En un golpe, aunque siempre manteniendo las apariencias y poniendo buenas caras, a Raúl Moro se le derrumbó el castillo de naipes que había creado para tomar el control del Real Murcia. Aunque, pese a que desde su grupo habían deslizado que si Gonzalo Samper no daba el visto bueno a los distintos pasos que se sometieron a aprobación en la junta, no continuarían gestionando y poniendo dinero en el club, finalmente nada de eso sucedió, y nadie se levantó de la mesa que presidía la sala.

Al contrario. Tras el 'no' de Gestora Deportiva Murciana a la ampliación de capital, todo fueron buenas palabras. «El interés de Gonzalo Samper es no perjudicar al Murcia. Gestora quiere salir del Real Murcia, pero hay que hacer las cosas dentro de la legalidad», se justificaba Raúl Moro pese a que acababa de recibir un duro revés que, de todas maneras, no le pilló por sorpresa, ya que desde horas antes ya conocía el movimiento que iba a realizar el máximo accionista.

Gonzalo Samper, por su parte, prefirió no hacer declaraciones, aunque comentaba a esta redacción que la relación entre ambas partes es muy buena y que todo llegará a buen puerto una vez que Gestora Deportiva Murciana abandone el concurso de acreedores. Al ser cuestionado sobre el tiempo que puede durar esta situación de incertidumbre, el madrileño explicaba que las cosas de la justicia son difíciles de poder predecir. La intervención de GDM, que el propio empresario madrileño impulsó hace tres meses al solicitar el concurso voluntario para sorpresa de muchos, es la coartada a la que ahora se agarra el heredero de Jesús Samper, que anteriormente justificaba su negativa a ceder sus acciones en el Real Murcia alegando que no podía tomar decisiones sobre una mercantil que no está a su nombre al no haber aceptado todavía la herencia de su padre.

Sus bandazos a la hora de gestionar Gestora Deportiva Murciana -ha pasado de no querer realizar ningún movimiento por cuestiones de herencia a entrar en concurso- contrastan con las firmes intenciones que ha mostrado a la hora de pedir una compensación económica para ceder el control del club. De hecho, algunas informaciones indican que, aunque ayer se negase a la ampliación, ya tiene un acuerdo con Raúl Moro para que, una vez que Gestora salga del concurso, cederle todas las acciones por más de 100.000 euros. Esa cantidad, según ha justificado el madrileño a gente de su entorno, no sería para él sino que serviría para cubrir los gastos con los acreedores de la sociedad.

El 'no' a la ampliación fue el único momento de duda de la junta extraordinaria. Aunque el grupo de Moro ya conocía el voto de Gonzalo Samper, los pequeños accionistas que acudieron a Nueva Condomina sí mostraron su sorpresa por la decisión del madrileño, que hasta ese instante había aprobado tanto la auditoría de las cuentas correspondientes al segundo semestre de 2016 y a la reducción del valor de las acciones a un diez por ciento, pasando de un capital social de 1,8 millones a 180.000 euros, movimiento que, según el consejo, era necesario para garantizar el equilibrio patrimonial y evitar entrar en disolución.