Enhorabuena por el ascenso. ¿Ha sido tan fácil como ha parecido desde fuera?

No, para nada. Detrás hay mucho trabajo y lo cierto es que hemos formado un vestuario espectacular, de los mejores que he conocido en mi vida. Como se subió de esta manera, parece que fue fácil.

¿Quién le metió en el fútbol?

Yo empecé a jugar a los cinco años en los parques de mi barrio y destacaba sin quererlo. Un día un señor que me vio jugar, se acercó a mi padre, que también fue futbolista, le habló y me llevó al club Isidro Finn. Después estuve en el Stocolmo y en el Río Plata de Montevideo. Debuté en Primera con 16 años porque me dio la oportunidad Roque Máspoli, el portero de Uruguay en el Maracanazo de 1950.

Y jugó el Mundial de Italia 90.

Eso fue un privilegio, lo máximo, defender a tu país en un Mundial. Yo era muy joven, tenía 20 años, y había estado en las selecciones inferiores, donde coincidí con Tabarez, que ya me conocía.

¿Qué recuerdos guarda?

Me ha gustado guardar cosas, pero las he ido regalando.

Al menos tendrá la camiseta.

No, y no sé quién la tiene. Cuando eres futbolistas guardas cosas, pero con los años te gusta compartir con más gente esas cosas. He regalado de todo después de retirarme, quizás porque me voy haciendo mayor.

¿Siempre de mediocentro?

Siempre me gustó jugar, como se dice en Sudamérica, de ‘5’ y ser un jugador de referencia. Alguna vez he jugado de extremo y de central, pero siempre de mediocentro.

¿Quién lo trajo a Murcia?

Antes del Mundial jugamos un amistoso contra Andalucía. En aquel partido estaban Sánchez Sabater, Mesones y Juan Garrido. Salí en la segunda parte, lo hice bien y marqué el gol del empate. Ahí surgió el interés del Murcia y tras el Mundial llegó la oferta.

Usted hizo dinero con el fútbol.

Le saqué rendimiento al fútbol. Mi primer objetivo cuando llegué a profesional fue comprar una casa a mis padres y lo conseguí muy pronto, a los 20 años. Siempre me ha gustado manejar bien el dinero, guardar y administrar.

Su hijo juega al fútbol. ¿Es crítico con él?

Mira, mi mujer se enfada conmigo porque a veces le exijo mucho, pero los que hemos jugado somos así, siempre buscamos mejorar. No lo transmito en el campo, pero sí en el viaje de vuelta.

¿Le gustaría entrenarlo?

Siempre me ha gustado tenerlo conmigo y tiene capacidad para ello, pero sería incómodo para él ser el hijo del entrenador. En todos los vestuarios hay críticas hacia el entrenador, es lógico, y él sufriría mucho. Si juega es el hijo del entrenador y si no, cuando llegas a casa tu mujer te dice qué pasa.

¿Qué valora más en un futbolista?

El compromiso. Me preocupa mucho la respuesta al fallo del futbolista. Cuando uno pierde un balón y reacciona con pasividad, me molesta mucho.

¿Es Correa rencoroso?

Un poco, me considero una buena persona como para que me estén haciendo daño. Si alguien me la hace, la guardo, y me molesta que duden de mi trabajo.

¿Y cómo empezó a entrenar?

Tras dejar el fútbol tuve muchas dudas y no pensaba entrenar. Quería tener mi escuela y lo conseguí, que es la de Ronda Sur. Pero un día el presidente del Ranero, Pedro Mayoral, me propuso que cogiera el equipo de Liga Nacional Juvenil.

¿Cómo le fue?

Probé y me gustó, pero los resultados no llegaron y surgió una tensión con los padres.

Pero a usted se le debía examinar más por ser quien es.

Sí, y algunos lo hacen de mala forma. Lo triste del fútbol y de ser entrenador es que se mira más el resultado. La satisfacción que tengo de aquella primera experiencia es que tras llegar al acuerdo con el presidente de dejar el equipo, me encontré a todos los chavales del equipo en mi casa pidiéndome que me quedara.

Usted entrenó al Murcia un partido. ¿Por qué no tuvo la oportunidad de seguir?

Yo era segundo entrenador del equipo y cuando echaron a Casuco, lo cogí una semana. Yo no tenía el carné en ese momento, algo de lo que me arrepentí, y fuimos a Tenerife, donde no acompañó el resultado. Después llegó Kresic.

¿Lo lleva clavado?

Me arrepiento de no haber estado preparado para el momento. Siempre me ha quedado la duda de saber qué hubiera ocurrido.

¿El fútbol de hoy en día está deshumanizado?

La persona a veces cuentan poco. Siempre digo que el fútbol es una selva, donde vale todo y te llevas muchos desengaños.

¿Y pese a ello sigue?

Es que me encanta. No sé cuánto tiempo entrenaré, pero como deportista me he llevado muchos desengaños. El futbolista está protegido por los compañeros, pero el entrenador está solo, recibe muchos palos y ve mucha falsedad.

Gracias y siga triunfando.

Muchas gracias a ti.