¿Qué les pasa a los canteranos del FC Cartagena que no quieren jugar en casa? Esta pregunta seguro que se la harán muchos aficionados albinegros después de que Dani Gómez, un jugador que fue contratado por cinco temporadas en la época de Juan Ignacio Martínez como entrenador, haya declinado continuar en el equipo de su tierra para buscarse la vida lejos del Cartagonova. Héctor Yuste, el otro jugador albinegro que tuvo su protagonismo temporadas atrás, respondió de la misma manera cuando el año pasado trataron de convencerlo para regresar al equipo tras descender con el Salamanca. Yuste ha jugado este año en el Cádiz –con el que no logró ascender–, gracias al acuerdo que tenía con Quique Pina, propietario del Granada CF.

Mucho se ha hablado desde que Paco Gómez se hiciera con las riendas del FC Cartagena de la importancia o no de la cantera para el mandatario. Es verdad que ha hecho en algún momento gestos para incentivar y potenciar a los jugadores de la tierra. Pero la misma fuerza que empleó para formar unas bases que empezaban a crear cierta dosis de esperanza –un equipo competitivo en Tercera División y unas bases fuertes en La Unión–, la utilizó para cargarse de un día para otro todo el esfuerzo invertido tanto por él como por sus empleados –especialmente por el director general Paco López– y las decenas de monitores y entrenadores –encabezados por el que fue director de las bases Paco Sánchez–, que se esforzaron en cotejar y seleccionar a lo más granado de la zona, futbolísticamente hablando.

En los últimos cuatro años tan sólo dos jugadores –los antes citados–, han debutado con el primer equipo. Yuste fue requerido para jugar en Segunda tras llamarlo Ángel Quirantes. El propio Héctor declinó la propuesta porque nunca se sintió lo suficientemente valorado por la entidad. Los consejos de sus más allegados le hicieron que descartase su regreso, aunque este año, con Pedro Reverte en el lugar de Quirantes, ha vuelto a sonar la opción de que el centrocampista regresara. Todo ha quedado ahí, porque nadie ha sido capaz de convencerlo para el regreso a su tierra.

Dani Gómez es un caso aún más extraño. Fue cedido al Orihuela la pasada campaña y allí efectuó una buena temporada, sobre todo en la primera vuelta. Por eso, tanto Reverte como el propio técnico, Pato, le dijeron en las dos reuniones que han mantenido que iba a ocupar un lugar importante en este equipo que luchará por ascender a Segunda.

El unionense ha decidido que se marcha, que no está interesado lo más mínimo en demostrar aquí su valía, que prefiere emprender otra aventura fuera, aunque asegura que no tiene, a día de hoy, oferta alguna en ningún equipo. Esgrime que no iba a contar con los minutos que desea y por eso no quiere frenar su proyección demostrada al alza en la última campaña.

Cláusula para no enfrentarse

Cree que con lo que van a fichar no va a tener las oportunidades que él desea. Se ha despedido del FC Cartagena, que lo ha dejado marchar porque no quiere tener jugadores en su equipo que no se sientan convencidos de ser importantes, pero antes le ha obligado a firmar una cláusula por la que no podrá jugar contra el equipo albinegro en el caso de que en el equipo en el que fiche se enfrente al FC Cartagena, tanto en la temporada regular como en cualquier fase de ascenso.

Reverte se ha quedado sin argumentos para responder a aquellos que piden a gritos que la cantera cobre protagonismo. El director deportivo argumentó que no hay futbolistas de calidad –salvo los antes citados–, que puedan ser incorporados al equipo. Cubrirá las ausencias con un grupo de jóvenes del filial, con lo que está claro que no se contará para la próxima campaña.