El ciclista australiano Stuart O'Grady (Cofidis) ganó la quinta etapa del Tour disputada, bajo una intensa lluvia y viento, entre Amiens y Chartres, mientras que Thomas Voeckler se vistió de amarillo tras culminar una escapada de cinco corredores permitida por el US Postal. O'Grady, quien protagonizó una temprana huida desde el kilómetro 16 junto a Voeckler (Boulangere), Piil (CSC), Casar (La Francaise) y Backstedt (Alessio), fue el más rápido en la llegada (5h.05'58").

El pelotón, después de un paseo controlado de principio a fin por el US Postal de Armstrong, llegó a 12,33 minutos, encabezado por McEwen, por lo que Voeckler se enfundó el jersey de líder. La jornada de transición cambió el decorado de la general sin afectar a los favoritos, quienes mantuvieron sus posiciones con Armstrong (sexto) como el mejor colocado en espera de etapas más trascendentes. Voeckler podrá soñar unos días si sabe administrar la ventaja en la general de 3,13 minutos sobre O'Grady y de 4,08 respecto a Casar. Incluso tendrá alejado a Armstrong al menos hasta los Pirineos con un colchón de 9,35 minutos.

La etapa salió de Amiens enloquecida. El banderazo inicial coincidió con una auténtica catarata de ataques. Podía ser un buen día, ya que a Armstrong no le parecía mal pasar a un papel secundario. US Postal animó 'el espíritu Pontarlier 2001', hecho que se refiere a una escapada consentida de 14 corredores que llegó con 35,54 minutos, que puso a O'Grady de líder y al fallecido Kivilev en la cuarta plaza final. Los equipos de los favoritos se durmieron y pagaron el despiste con un susto que les obligó a trabajar algo más de lo esperado. En Chartres pasó algo similar, con O'Grady como protagonista. El francés Sandy Casar (La Francaise) se encargó de encender la mecha en el kilómetro 16 y con él se fueron los hombres que al final completaron la fuga más larga de la presente edición (184 kilómetros).

Cuando la diferencia pasaba del cuarto de hora en el kilómetro 90, el US Postal decidió animar la marcha bajo la lluvia y contra el viento. El acelerón rompió el pelotón en tres partes y luego se juntó, pero ya con las antenas puestas y dosis de nerviosismo para evitar despistes como el del día del pavés, donde claudicó Mayo. Con la escapada controlada a falta de 50 kilómetros de meta, el objetivo del pelotón fue culminar el garbeo sin más incidencias, aunque McEwen no se debió dar por enterado y aún se fue a tierra. Eso sí, se levantó y entró al frente del grupo con su flamante jersey verde de la regularidad.