Entrevista | Nuno Pico Cantante y compositor

Grande Amore: "Le canto al sinvivir, más que a la vida"

El gallego aprovecha el Microsonidos para presentar esta noche en La Yesería el segundo álbum de este particular proyecto, que comenzó como algo unipersonal –con él a la voz y como única orquesta, sampler mediante– y que a Murcia llega ya en formato trío, con Mariagrep como DJ y Clara Redondo a la guitarra

Nuno Pico junto a Mariagrep (i) y Clara Redondo.

Nuno Pico junto a Mariagrep (i) y Clara Redondo. / aigi boga

El artista gallego Nuno Pico presenta esta noche en el Microsonidos de Murcia su segundo álbum como Grande Amore, II (2023), producido por Carlangas, de Novedades Carminha. Con un sonido entre rock, punk y electrónica, las artistas Clara Redondo y Mariagrep se han unido al proyecto para expresar (en gallego) vulnerabilidad, euforia y cansancio en tiempos polarizados.

La propuesta electrónica de Grande Amore en este II abarca rock, cajas de ritmos, sintetizadores, guitarras..., cantando, más que a la vida, al sinvivir, con mucho espíritu punk. Nuno Pico se divierte y todo salta por los aires.

En la presentación en Murcia de Grande Amore les hacen de anfitriones Sistema Nervioso, nuevo proyecto del prolífico músico y productor murciano Guille Solano, que se ha juntado con Pedro Quílez (Media Playa) y Arturo Casabuena (Caries y Perdón). Se estrenaron con un tema epónimo definido por un sonido revival de los ochenta que puede recordar a León Benavente o El Columpio Asesino.

Los Tamara, Andrés Do Barro, Tanxugueiras... ¿Crees que ahora la música en gallego se está dando a conocer más fuera de Galicia? ¿Cómo ha moldeado Galicia a Grande Amore?

La música gallega está en su mejor momento de reconocimiento de cara al exterior. Esto no quiere decir que los grupos de ahora seamos necesariamente mejores que los que había antes. Siempre ha habido grandísimos proyectos en Galicia: Ataque Escampe, Sés, Das Kapital, Malandrómeda... La escena gallega ha sido, desde que yo tengo recuerdo, increíble. Lo que pasa es que ahora se le presta más atención desde el resto del Estado. Galicia ha moldeado a Grande Amore de manera fundamental. No podría existir Grande Amore sin Terbutalina, sin Familia Caamagno, sin todas las bandas del underground gallego de la época del Galician Bizarre.

Grande Amore nace como un proyecto en solitario. ¿En qué momento decides incorporar a más personas y con qué objetivo? ¿Qué suponen estos cambios para la composición y el directo?

Grande Amore nace de mis ganas de probar a grabar canciones por mi cuenta. Toda mi vida he tocado en grupos con gente, y a mediados de 2019 me apetecía darle forma a unas cuantas ideas que tenía rondándome la cabeza. Fue todo bastante orgánico y ‘casual’, por decirlo de alguna forma. Al principio, no tenía ni la más remota idea de lo que acabaría siendo Grande Amore, ni en cuanto a estilo musical ni en lo tocante a la repercusión del proyecto (aunque, bueno, no es que seamos ahora Depeche Mode, tampoco nos flipemos). En los primeros conciertos, que coincidieron con el desconfinamiento de 2021, iba yo solo con mi sampler. Eso era el concierto. Esta idea surge un poco por la necesidad y el imprevisto derivados de la pandemia, y también porque me gustaba mucho la sensación de probar a enfrentarme yo solo al directo. Es algo que vi hace años en una actuación de Alan Vega en La Edad de Oro, y me voló la cabeza. Lo que pasa es que ese formato, ese concepto, es epatante y sorprende un rato, pero no creo que sea sostenible para siempre. No en mi caso, por lo menos. Ni para uno mismo ni para el público. María se sumó al proyecto en 2022, cuando sentí la necesidad de que me acompañase alguien como DJ para enriquecer un poco el show, y posteriormente entró Clara, ya en 2023, tocando la guitarra. Creo que ésta es la mejor decisión que pude haber tomado nunca. Los conciertos ahora son mucho mejores y toda la experiencia de ir a tocar es infinitamente más divertida y gratificante a nivel humano.

¿Cómo fue el proceso de creación de II?

La parte de composición propiamente mía e individual, durísima, como siempre. Cuando estoy solo haciendo canciones, sufro como un condenado. Le doy mil vueltas a todo, me preocupo hasta el absurdo por cosas que al final le van a dar igual a casi todo el mundo; un infierno, en resumidas cuentas. Sin embargo, todo lo que tuvo que ver con la producción del disco, con enseñarle las canciones a Carlangas y darle una identidad sonora y un sentido al conjunto, fue increíble. Una experiencia maravillosa. Esto tampoco lo digo en broma aunque suene un poco cursi. Tengo un recuerdo muy bonito de los días que pasamos grabando en Sevilla junto a Raúl Pérez de La Mina. Por mucho que pasen los años y cambien mis gustos musicales, creo que siempre le guardaré muchísimo cariño a este disco por lo bonita que fue esa experiencia.

¿Cómo lo describirías? ¿Le cantas a la vida como hacía Julio Iglesias?

Sí, bueno... es un poco casi lo contrario. Como el Julio Iglesias del mal, de la miseria, de la tristeza. Vamos, que nada que ver con Julio Iglesias, en realidad. Le canto un poco al sinvivir, más que a la vida. Siempre me gustaron las letras atormentadas y oscuras, como las de The Cure, The Sound, The Fall y casi cualquier grupo de gente lánguida, con pinta insalubre y cuyo nombre empiece por ‘The’.

En la producción está Carlangas. ¿Qué disco queríais hacer? ¿Queríais que fuese un poco más directo, más crudo que el primero?

Por muy descabellado que suene, en todo momento teníamos en mente hacer un disco de rock and roll, pero con sintetizadores y cajas de ritmos. Carlangas y yo, aunque hagamos músicas diametralmente opuestas, venimos de la misma escena, del garage que bebe del punk neoyorquino de los setenta. Queríamos, efectivamente, reflejar en nuestro disco esa crudeza y esa falta de artificios del punk, esa sensación de urgencia y de contar algo de la forma más directa posible.

Aunque mucha gente crea que esto lo decimos como algún tipo de broma o comentario polémico para impresionar, no manejamos ninguna referencia electrónica a la hora de hacer este disco. Ni una. Hablamos mucho de los Stooges, de Motörhead, de Johnny Thunders, de Ramones... Como decía Carlangas, «grupos de colegas que se juntan en el local a beber birras y tocar». A eso queríamos sonar, solo que usando nuestras herramientas, claro. ¿A qué renunciamos? A hacer música bonita, supongo.

¿Se te da mejor hacer canciones de crisis existencial que las que hablan de lo cotidiano? ¿Cómo funcionas al elaborar las letras?

La crisis existencial es mi registro, básicamente. Siempre me han gustado mucho las letras oscuras, existencialistas y con un toque depresivo. Y cuando eso se combina con música acelerada y enérgica, como puede ser el caso de Siouxsie & The Banshees o New Order, mejor que mejor. Además, siempre aprovecho para contar en las letras vivencias o pensamientos que me costaría más exteriorizar en una conversación casual con mis amigos. Es una especie de vía de expresión que no tengo en ningún otro ámbito de mi vida.

Lleváis ya varios meses trabajando los tres juntos. ¿Ha habido tiempo para material nuevo en el que participéis todos?

De hecho, estamos deseando ya grabar canciones nuevas. Ojalá puedan ver la luz pronto. Nos puede mucho el ansia, la verdad. Y creo que está bien que así sea. Mientras un grupo está realmente en activo, tiene que existir ese nervio, esa urgencia.

¿Cómo te ha sentado el resultado de las elecciones gallegas? Ahora tienes la oportunidad de sentirte tertuliano.

Iba a decir: «Me siento muy orgulloso de haber llevado a mi madre a votar (por los míos), máxime cuando ella tampoco tenía muchas ganas de votar en general». Luego pensé que era demasiado hardcore el comentario. Luego me hizo gracia porque me acordé de una frase de los Talking Heads en Burning down the house que dice: «Fighting fire with fire». Me sentí especialmente mordaz e ingenioso.

EL CONCIERTO

Grande Amore + Sistema Nervioso

Fecha: Hoy, 21.30 horas.

Lugar: La Yesería, Murcia.

Precio: 15/18 euros.