En su rincón

Inés Ananda: la voz del siglo XXI

Inés Ananda en el Teatro  Circo de Cartagena.

Inés Ananda en el Teatro Circo de Cartagena. / Javier Lorente

Javier Lorente

Javier Lorente

Con el público en pie, aplaudiendo a rabiar, en la gala de apertura del Certamen de Teatro de la diputación cartagenera de Pozo Estrecho, a la joven soprano Inés Ananda Navarro Alemany, disfrutando de su privilegiada voz y de esa gracia innata y grandes cualidades expresivas, estaba obligado a dedicar una de estas páginas a la que se ha convertido en una gran promesa del cante lírico español. Reconozco que sabía de ella, que la había escuchado en las redes sociales, en las que está muy presente, y que recuerdo la gran lucha de su familia para que se le permitiese acceder a sus estudios a distancia, como a los deportistas y músicos de élite, pero escucharla en directo me ha demostrado que es una niña prodigio que va a dar mucho y bueno de que hablar. 

Tras el impresionante concierto con la Banda Santa Cecilia, quedo con Inés Ananda a la semana siguiente. Quiere que nos encontremos en el escenario del Nuevo Teatro Circo de Cartagena, que tan buenos recuerdos le trae por dos de sus primeras actuaciones de importancia. Durante la conversación, me sorprende con su verbo brillante, su agrado sin límites y su inteligencia fuera de lo común. Sumado a su voz prodigiosa, sus ganas y su gracia sin fin, es seguro que llegará muy lejos.

Me cuenta de su familia, que es hija de padre cartagenero y de madre alicantina. Su abuelo era traductor de sánscrito, así que de ahí le viene el sobrenombre de Ananda, que podríamos traducir como ‘felicidad’ o ‘alegría suprema’, y he de confesar que, al poco de hablar con ella, uno se da cuenta de que, con esa sonrisa tan cariñosa que se gasta, el nombre le viene como anillo al dedo. «Mi abuela, de origen francés, siempre ha tocado el piano y ha sido una de mis inspiraciones, aunque le debo muchísimo al apoyo de mis padres y, sobre todo, a la dedicación incansable de mi madre, que, además, es mi representante y mayor mentora», me cuenta también.

Cuando la ves y escuchas en escena, te da la impresión de estar ante una artista mucho más madura y, aunque aparenta unos 20 años, en realidad solo tiene 15 años y, pese a ello, ya ha ganado multitud de concursos nacionales e internacionales: aunque casi siempre piden más de 18 años, ha tenido que pelear para que hagan una excepción con ella. Tiene ya un dilatado currículum, imposible de resumir aquí, y un montón de proyectos que la llenan de entusiasmo y ganas: «El próximo domingo 25 actúo en el Auditorio Princesa Leonor de Zaragoza. Debuto en una Gala Lírica con el elenco del Teatro Lírico, con una romanza de zarzuela, con un dúo y con los coros. Estoy muy agradecida porque en Águilas conocí a dos miembros de este elenco y me invitaron, pese a mi edad, a unas pruebas que superé. Posteriormente, en mayo, participo en la zarzuela Los Gavilanes, interpretando a Rosaura. La verdad es que me gusta mucho la zarzuela y soy una forofa empeñada en difundirla, en alabar su importancia y su modernidad y en promoverla entre la juventud. Yo creo que la zarzuela se merece mayores reconocimientos a nivel mundial, incluso ser considerada como Bien Cultural Inmaterial de la Humanidad».

Como suele pasar con los niños prodigio, Inés Ananda tiene más amigos entre los que la superan en edad, siempre ha ido adelantada a su tiempo: «La verdad es que siempre me han considerado diferente, incluso rara. Como he salido tanto en la televisión [ha ganado muchos concursos musicales], en lugar de ayudarme a ser popular en clase, lo que he conseguido es sufrir incomprensiones y hasta acoso escolar y bulling. Por suerte, hablamos de una época pasada de la que he salido sin secuelas, pero fue duro, no ha sido un camino de rosas porque además de lo exigente de esta carrera, es difícil no dejarse llevar por el rebaño». 

Y añade: «A un músico, como a un deportista de alta competición, se le exigen 12 o 14 horas diarias de trabajo, entre colegio y especialidad. Es imposible seguir este ritmo. Gracias al Cidead [Centro Integrado de Educación a Distancia] esto se puede sobrellevar. Yo lo intenté durante 3 convocatorias y siempre me lo denegaban en la Consejería de Educación. Mi madre inició una campaña que recibió adhesiones de músicos de todo el mundo, 15.000 en una misma tarde. He de reconocer que todo se solventó cuando Noelia Arroyo, alcaldesa de Cartagena, nos recibió y dio su apoyo, que también agradezco del actual edil de Cultura, Nacho Jáudenes».

Me cuenta que es creyente y devota, desde niña, de San Nicolás, que en el cole le decían ‘la monja’, pero en la conversación me doy cuenta de que, además de su dulzura, educación y agrado, estoy ante una luchadora inquebrantable, con fuertes convicciones y con las ideas muy claras para luchar por su carrera. Me sigue contando muchas anécdota de su paso por los programas y concursos televisivos, que ganó el Certamen Intercentros Melómanos en la Región de Murcia y que fue «la primera cantante a nivel nacional, aunque aquí no se le haya dado difusión en los medios». También me cuenta que «la televisión tiene una cara B que pocos se imaginan». «Hay poco improvisado y hasta dicen a la familia lo que tienen que comentar, como siguiendo un guión. A mis padres nunca les ha gustado esa falta de espontaneidad y yo aprendo de ellos a ser yo misma y a luchar por mis convicciones», asegura. 

El año pasado y lo que va de este está que se sale. Entre tantos conciertos y festivales, no puedo dejar de destacar que ganó una beca que le permitió actuar en Los Ángeles como Imagen Joven de la Zarzuela Española, y también ha participado en conciertos en el Palau de las Artes de Valencia. No quiere desvelar aún los muchos proyectos que tiene en danza, pero me doy cuenta de que esta joven artista necesita el patrocinio de alguna de las grandes empresas de Cartagena. «Esta es una carrera cara que exige pagar clases de profesores de muchas disciplinas, viajes y vestuario, pero soy muy feliz con el canto lírico», me dice, pero nosotros también lo seremos escuchándola, más pronto que tarde, en el Teatro Real de Madrid y en el Teatro de La Zarzuela: su sueño y el nuestro.