Música

Colina, Carmona & Bandolero: directamente del corazón

En el último fin de semana del Cartagena Jazz Festival se vivió una reunión de maestros que llenaron el Teatro Circo de Cartagena de una sabrosa, íntima y delicada fusión de flamenco y jazz sustentada en la alegría de vivir

Carmona, Colina y Bandolero sobre el escenario del Nuevo Teatro Circo

Carmona, Colina y Bandolero sobre el escenario del Nuevo Teatro Circo / Loyola Pérez de Villegas

Lo dijo Josemi Carmona en un momento del concierto, y es verdad: el Teatro Circo de Cartagena tiene mucha magia. Hemos visto en él conciertos increíbles de grandes figuras, y el de este viernes –sabroso, íntimo, delicado– también lo fue.

Desde que Pedro Iturralde grabó sus legendarios discos Flamenco-jazz, ha habido muchas tentativas de aproximación entre los dos estilos, tan alejados en su origen pero tan cercanos en espíritu. El ex Ketama Josemi Carmona (hijo del maestro Pepe Habichuela) a la guitarra flamenca, y el reputado contrabajista de jazz Javier Colina (colaborador de Bebo y Chucho Valdés, Tete Montoliu o Jerry González) han desarrollado junto a José Manuel Ruiz Motos (Bandolero) un proyecto de flamenco jazz que ha generado tres discos, y se subieron al escenario con la intención de plasmarlo en vivo una vez más. Lo hicieron bonito, con duende, con alma. Un desahogo para estos tiempos de ruina, piel para la sensibilidad, como dijo Carmona, que sabe transmitir la esencia del flamenco a través de la creatividad y la fusión. Paco de Lucía lo consideraba uno de los guitarristas de la nueva generación, por su personalidad y su original forma de hacer música.

Lo que les atrae es la riqueza musical y la posibilidad de improvisar y seguir construyendo desde ahí

Ahora, el trío presenta Vida, la tercera entrega de su proyecto, un álbum heterodoxo, de interiores, con tanto jazz como esencias jondas, donde dan cancha a la improvisación con el paso marcado por la percusión de Bandolero; música sencilla, sin artificios ni grandes arreglos que, desde un profundo conocimiento y respeto, solo busca fluir con tanta pasión como sensibilidad, disfrutando de cada nota. Lo que les atrae es la riqueza musical y la posibilidad de improvisar y seguir construyendo desde ahí.

El recital de esta reunión de maestros arrancó con unos fandangos de Carmona titulados como el disco, donde establecieron un dialogo muy característico entre una guitarra que cuenta, una percusión que la acompaña con sus ritmos y un contrabajo que se comunica con ella, y donde, desde el primer momento, surge el duende, la magia, o como quiera que llamemos a la confluencia de talento, virtuosismo y sensibilidad.

Josemi Carmona junto a su guitarra flamenca

Josemi Carmona junto a su guitarra flamenca / Loyola Pérez de Villegas

Hay una base flamenca, pero, a partir de esa matriz bien enraizada, Carmona se distancia tanto de la ortodoxia como del flamenquito rumbero, y cruza texturas de jazz experimentales con complicidades inesperadas que sus protagonistas se toman con naturalidad. Y te hacen sentir que estás en la gloria. Desde el principio hubo esa especial conexión. 

Un poco de brisa brasileña llegó con Tua Cantiga (del pianista de Chico Buarque: Cristóbal Baxter), al que la percusión proporcionó un ritmo de samba; hacia mitad del tema se desmelenaron lanzándose a tumba abierta para continuar con una versión de un tema tradicional irlandés, Danny boy, a ritmo de bulería, inspirado en Bill Evans, en el que Bandolero, un pulpo que llega a todo con sus manos sin atropellarse, cada cosa en su momento, coge las escobillas. La melodía céltica nos trasladó directamente a Innisfree y dio paso al standard de Broadway de 1938 You and the night and the music. «Está de actualidad porque lo acabamos de tocar», dijo Colina. Luego Josemi se quedó solo en el escenario: incorporó elementos de bossa y clásica, demostrando ser un virtuoso guitarrista, y dedicó um tema a su padre y Morente («serán nuestros por siempre», dijo Carmona).

Los tres músicos tuvieron su espacio para mostrar su destreza entre atentas y cómplices miradas

Ya metidos en harina, hicieron unas alegrías que arrancó Bandolero al cajón. «¡Agua!», gritaba Carmona, mientras Colina parecía bailar ‘agarrao’ abrazando su contrabajo, que pellizca, incluso masajea, provocando los «olés» y «aguas» de sus compañeros, y Carmona mostró su técnica reproduciendo algunas falsetas a lo Paco de Lucía. Lo hicieron bonito y fino.

Los tres músicos tuvieron su espacio para mostrar su destreza apoyándose en los otros, entre atentas y cómplices miradas, y llegar a un público vigilante en todos sus movimientos. El secreto de Colina es que todo lo hace fácil. Da igual que toque un bolero que un tema de Monk, y todos los acentos estaban en las manos de Bandolero con su cajón flamenco y su personal colección de tambores, platillos y otros elementos; se encargó de poner el fuego.

Javier Colina haciendo sonar su contrabajo

Javier Colina haciendo sonar su contrabajo / Loyola Pérez de Villegas

Colina y Bandolero también pusieron ritmo a composiciones como Verdad amarga, un bolero aflamencado de la mexicana Consuelo Velázquez, la autora de Bésame mucho, donde intercalaron una cita a Extraño en el Paraíso de Gloria Lasso. A renglón seguido se lanzaron con el célebre Spain de Chick Corea, Colina rasgueando como si tocara un ukelele y la guitarra flamenca abriéndose paso, que les quedó de lujo, para rescatar después Tan groove, del disco de Carmona Las pequeñas cosas, otro canto instrumental a la fusión, con Colina acariciando, frotando el cuerpo del contrabajo, para terminar todos despendolándose, Bandolero haciendo astillas el cajón. 

Despertando los aplausos del público puesto en pie. Regresaron para un único bis, más reposado: Moon river, bonita y sentida, de Henry Mancini, que sonó directamente del corazón, con elegancia y finura pasmosas; magnifico colofón para una agradable velada en la que el duende y el swing se entremezclaron con naturalidad provocando alegría de vivir.

Baboon Blues County en el Cartagena Jazz Festival

Baboon Blues County en el Cartagena Jazz Festival / L.O.

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La cartagenera Plaza del Icue ha sido testigo, esta mañana, de la actuación de una de las formaciones de rythm and blues más sólidas de las que ha dado la Región de Murcia. Con una década de trayectoria y tres álbumes a sus espaldas, la banda hizo bailar a quienes acudieron a disfrutar al máximo de la recta final de la 42ª edición del Cartagena Jazz Festival. En Baboon Blues County Vol. 3, su último trabajo con el productor David Albaladejo a los mandos, combinan composiciones originales con reinterpretaciones de clásicos, todo ello con su distintivo: un sonido simple y fresco que despierta, sin capacidad de resistencia posible, los pies de los espectadores a base de energía y contrastes.