Música

Muere a los 56 años la cantante Sinéad O’Connor

La irlandesa, estrella contestataria y crucificada que triunfó con ‘Nothing compares 2 U’, ha fallecido por causas aún desconocidas

Sinead O'Connore durante una actuación

Sinead O'Connore durante una actuación / Ennio Leanza

Quim Casas

Sinéad O’Connor, quien fuera la estrella de la jornada inaugural de La Mar de Músicas en 2013, dio en la diana comercial de la forma más inesperada: versionando una canción de Prince en 1990. O’Connor hizo suyo el tema Nothing compares 2 U y se convirtió en una de las presencias estelares, a la vez que introspectiva, de la música pop de aquella década. Ayer falleció a la edad de 56 años. Hace un año y medio, su hijo de 17 años se suicidó. No se han comunicado de momento más detalles. O’Connor se había alejado del mundanal ruido después de que su posicionamiento político fuera muy mal entendido hace décadas. Quizás el tiempo no lo cura todo.

Porque ese esplendor logrado con la versión del tema de Prince, incluido en su segundo disco, I do not want what I haven’t got, y el correspondiente videoclip en el que la cantante explotaba toda su fotogenia en un largo primer plano sostenido, quedó eclipsado la noche del 16 de octubre de 1992. O’Connor participaba en un concierto de homenaje a Bob Dylan celebrado en el Madison Square Garden de Nueva York y, cuando salió al escenario, buena parte del público la abucheó estruendosa y violentamente. Ella soportó como pudo la ignominia de la gente e interpretó a capella el tema de Bob Marley War -saltándose el guion del concierto, pues le tocaba cantar I believe in you de Dylan-, pero al final estalló en lágrimas y se marchó.

Aquellos ‘dylanianos’ de pro que la increparon e insultaron no le perdonaban que unos días antes, durante su actuación en el programa televisivo Saturday Night Live, hubiera roto ante la cámara una fotografía del Papa Juan Pablo II. O’Connor era en aquel momento una de las estrellas pop más concienciadas a nivel político. En sus canciones, directos y entrevistas se había caracterizado por combatir cualquier tipo de racismo, homofobia, patriarcado, abusos sexuales, guerras y políticas ultraconservadoras. Romper la foto del representante de una iglesia que silenciaba la pederastia, entre otras cosas, era un acto lícito por el que fue crucificada por un amplio sector de la prensa y abucheada por los asistente de un concierto de rock para progres. Paradojas de la vida.

Uso poderoso de la voz

La cantante, nacida en Dublín, había publicado su primer álbum, The lion and the cobra, en 1987. Un año antes ya había destacado por su contribución, como cantante y autora de la letra, a la canción Heroine, uno de los temas compuestos por The Edge (guitarrista de U2) para la banda sonora de Captive, discreta película de secuestros protagonizada por Oliver Reed.

Su cabello cortado al cero representaba la imagen de una nueva feminidad. Lo mejor de sus canciones se concentraba en el uso poderoso de la voz. Radicalizó sus posturas y, después de los sucesos de 1992, llegó a publicar dos discos más antes de abandonar la escena musical. Regresó en 2000 con un álbum de significativo título, Faith and courage, donde abrazó otros estilos como la electrónica y el ‘trip hop’. Su imagen era tan distinta como su orientación religiosa y política. Un año antes de este retorno había sido ordenada sacerdotisa por la Iglesia Tridentina Latina, una orden disidente con la iglesia católica.

No fue el único cambio de identidad cultural, ya que en 2018 se convirtió al islam y cambió su nombre gaélico por el de Shuhada Sadaqat. El último disco que grabó antes de abrazar la causa del islam parecía también otra declaración de principios: I’m not bossy. I’m the boss (2014). En la portada ofrecía una imagen más rockera, vestida de cuero negro, media melena y abrazada a una guitarra eléctrica.