Entrevista | Alberto Charro Cantante y guitarrista de Los Malinches

Alberto Charro (Los Malinches): "Nuestras canciones no tienen un mensaje directo como si fuéramos Manu Chao"

Acaban de editar su tercer disco, ‘Planeta Nahuatl’ (Groovie Records), diez canciones que recogen la historia de un tipo que encuentra un lugar desde el que empezar de cero. Pero todo vuelve a acabar como el rosario de la aurora

La penúltima alineación de Los Malinches, que grabó ‘Planeta Náhuatl’.

La penúltima alineación de Los Malinches, que grabó ‘Planeta Náhuatl’. / José Carlos Nievas

Que nadie se asuste: Alberto Charro no se ha convertido en un hippy. Simplemente se hartó de la ciudad -cómo culparle-, se compró un perro y el Mar Menor se fue a la mierda. Son algunos de los factores que han cristalizado en Planeta Náhuatl, el tercer disco de Los Malinches. Un disco conceptual sobre lo que vino a decir el historiador Benedectto Croce con eso de «toda la historia es historia contemporánea». De nuevo: que nadie se asuste, el jaleo y el meneo no se le han olvidado a Alberto por el camino.

¿Desde Los Garres puede ver el Planeta Náhuatl? 

Espera que me concentre [ríe]. Pues el concepto ya viene un poco de antes. En canciones como Biónicos hablábamos de un personaje que anda en una historia. A Juanma, nuestro bajista, se le ocurrió que podíamos hacer algo con eso. Además, las canciones que yo estaba llevando para la banda iban todas en esa onda. Había cuatro o cinco que apuntaban a algo conceptual relacionado con el ecologismo.

 ¿Cuesta menos escribir canciones una vez que se tiene un concepto?

Sí, creo que sí. Hay que tener un concepto, pero también tienes que estar en la inspiración de ese rollo para que salga algo. Lo de ‘disco pandémico’ es una mierda, se ha estirado ya demasiado, pero es cierto que ese cambio mental que me hizo fijarme más en la naturaleza vino un poco empujado por la pandemia. Yo ya venía un poco de antes, pero el hecho de que lo poco que se podía hacer tuviera que ver con estar al aire libre me afectó. Me compré un perro y empecé a caminar por el monte un montón. También estaba harto de la ciudad, las noticias iban por unos derroteros relacionados también, me afectó bastante el desastre ecológico en el Mar Menor...no pensaba en otra cosa. Y ya le pones la locura que llevamos encima, la ciencia ficción y demás...y para qué quieres más. 

"Las herramientas de lo analógico nos parecían limitantes para grabar este disco"

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El colapso siempre ha estado en la ciencia ficción, en el garage y en la psicodelia.

Claro. Piensa que los viajes de las drogas psicodélicas se prestan mucho a eso, a imaginar universos paralelos. 

Han grabado en el estudio de Antonio Illán, renunciando al proceso analógico de los dos primeros discos. ¿Por qué?

El estudio de Pablo [Ruiz], nuestro anterior guitarrista, desapareció. Además, las herramientas de lo analógico nos parecían más atractivas cuando estábamos más cerca del garage, pero para este disco grabar con ocho pistas era muy limitante. Ahora somos más, y queríamos experimentar otras cosas y llegar a más gente, que nuestro sonido le cuesta a algunos. Pero la materia prima, que somos nosotros y nuestros instrumentos viejunos, es la misma.

En la vuelta a los conciertos, ¿han notado que la sobrecarga de oferta se traduzca en menos público?

No lo sé, nuestro público siempre es el mismo y es minoritario. Cuando llegamos a León o Gijón...ahí no hay contraprogramación, suele haber un garito de garage y va todo el mundo ahí. 

Su último fichaje es Samu Baeza a la batería. ¿A qué se debe tanto cambio?

Son seis años ya de grupo, y todo cambia: las relaciones, las familias, los trabajos, todo. En la pandemia probamos a una percusionista, que se tuvo que ir del grupo. Pablo también. Luego vino otro guitarrista, otro Pablo [Perejil], y tampoco cuajó. Se tuvo que ir y al final fue más fácil buscar un batería y entrar a la guitarra.

¿Tenía ganas de dejar la batería?

El último guitarrista que estuvo con nosotros, Pablo Perejil, era bueno, pero el toque Malinche, más garagero, no se lo terminamos de explicar bien, nunca terminó de entenderlo. Yo sabía lo que quería, no soy un gran guitarrista, pero podía llegar a ese toque con práctica. Y estamos contentos con el resultado, porque un cantante batería tiene un recorrido corto, no tiene mucho movimiento.

"El cambio mental que me hizo fijarme más en la naturaleza vino empujado por la pandemia"

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En algún momento temió perder ese toque irónico que suelen tener sus canciones?

Puede ser. Lo que contamos es una odisea que empieza en un paisaje idílico y se llega a un punto parecido al actual, con una carrera espacial destinada a buscar vida en otros planetas...por algo será. Pero las canciones no tienen un mensaje directo como si fuéramos Manu Chao. Lo importante es la historia. 

Hubiera sido bastante hippy ofrecer una respuesta a lo que plantea el disco.

Claro. Mola que cada uno haga su lectura, pero yo creo que esta historia, dentro de su locura, no es tan loca. En la historia vuelve a ocurrir que se llega a ese nuevo sitio idílico y alguien se hace con el poder y lo destroza todo. En el epílogo se han muerto todos. Y fiesta y alegría. Nos están diciendo que el planeta se va a la mierda y a la gente le da igual. No quiero que nadie se deprima, hay que ser felices, y vamos a bailar todos y yo el primero, pero...¡coño, recicla! Creo que por mucho que pongamos de nuestra parte, no tenemos solución. La solución es que los multimillonarios dejen de ganar tanta pasta, y eso no va a pasar en este sistema. Todos moriremos y ya está.