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Retrato del escritor cartagenero Alejandro Hermosilla.Javier Alcaraz

Entrevista

Alejandro Hermosilla: "El lujo y el arte no suelen llevarse demasiado bien"

El cartagenero regresa a las librerías cuatro años después de 'El jardinero' (2018) con 'Un reino oscuro' (2022), una novela que presenta esta semana en Murcia y la que viene en Cartagena

Dice Alejandro Hermosilla que de una habitación le sobra «el 95% de cosas» para escribir. Que los libros están «dentro de uno». Si eso es cierto, el cartagenero tiene dentro un mejunje alquitranado de épica, negrura y un sutil –también negro como el tizón– sentido del humor. O eso rezuma de Un reino oscuro (Jekyll & Jill, 2022), su última novela. La historia arranca con una pareja de arquitectos visitando lujosas construcciones a las afueras de una ciudad y se convierte en un torrente narrativo que se escapa de entre las manos. El cartagenero, que reflexiona sobre el poder y la locura, saldrá de retiro en La Manga para presentar su obra. Será este jueves, en la librería Libros Traperos de Murcia (19 horas), y el viernes de la próxima semana, día 23, en un reservado del Mesón Penélope de Cartagena al amparo de la Librería Alcaraz (20.30 horas)

 

Dice usted que el arte literario es un estilo de vida. ¿A qué se refiere?

A algo parecido a lo que afirmaban Motorhead cuando aseguraban lo mismo sobre su relación con el rock. Una actividad se convierte en un estilo de vida cuando vives, de un modo u otro, para ella. Te pones al servicio de ella y caminas hacia donde la misma conduzca. Sea a la soledad total, al éxito, a la incomprensión, al destierro. ¿Qué más da? Mientras tenga averíadepollos.com (mi blog) y algún libro por escribir, todo tiene sentido. Incluso lo que momentáneamente parece no tenerlo. 

Comenzó a publicar relativamente tarde, con 40 años, de una forma premeditada. ¿Por qué?

Se fueron dando las cosas así. Tampoco fue exactamente premeditado. Sacaba buenas calificaciones en mi licenciatura y doctorado, ganaba becas y podía viajar. Después, claro, tenía que cumplir con el mundo académico, y eso no me permitía soltarme del todo. Ser yo. Tuvo que romperse mi relación con la universidad para que pensara seriamente en publicar, y eso llevó tiempo. Asimismo, yo siempre he leído mucho y eso me hizo tomar conciencia de mis errores como escritor desde muy joven. Cuando tenía 25 años hubo una editorial madrileña que quiso publicarme una novela que se llamaba No. De hecho, llegué a firmar un contrato. Hubiera sido un gran error publicar No..., menos mal que la editorial no lo hizo. Eso me llevó a pensar que era mejor esperar a estar lo más maduro posible para publicar. Además, la mayoría de escritores que admiro hicieron sus mejores libros ya maduros.

El plan se ha cumplido a la perfección. ¿En algún momento lo vio tambalearse?

Siempre lo he visto tambalearse. En realidad, es gracias a que se ha tambaleado una y otra vez que el plan se ha cumplido. Averíadepollos nació por azar una mañana en México. Martillo (2014) nació porque un editor me llamó queriendo publicarme una novela. Bruja ( 2016) porque me pareció interesante publicar un delirante libro que se llamara así: Bruja. El jardinero (2018) brotó de una pelea en una piscina que terminó en juicio. Un reino oscuro, de un sueño. Y podría seguir. La escritura requiere sacrificio, pero no se lleva bien con los planes. Digamos que mi único plan es escribir en Averíadepollos, hacer videoaverías en mi canal de YouTube [del mismo nombre que su blog] e intentar publicar cada libro que escribo en el lugar que considero ideal.  

En Un reino oscuro hay bastante de homenaje a Thomas Bernhard. ¿Quién es para usted el autor austriaco?

Para mí, el mejor escritor del siglo XX junto a Franz Kafka. Thomas Bernhard mezcla risa y odio. Es un gran sátiro. Es un peligroso comediante. Es un aniquilador. Es un destructor. Bernhard escribe como si tuviera una metralleta entre las manos. Su meta es asesinar al lector. Hace unos meses me di cuenta de que ya me había leído todos sus libros importantes y me sentí muy triste. 

Dice que escribir le pone en contacto con el peligro. En un proceso lento y rutinario como el de crear una novela, supongo que habría días algo más prosaicos. Días de «describir una silla», que diría Flannery O’Connor. ¿Cómo lleva esos días en que la escritura no brilla?

En realidad, yo no soy nada romántico. Solo creo en el trabajo. Eso sí, para mí escribir una novela no es una actividad normal. Sé que está normalizado, pero, en cierto modo, supone romper con el mundo. Vengarse de la existencia. Enfrentarse a la muerte. Así que nunca es rutinario. Es un esfuerzo grande. Sí me he encontrado algunos días rutinarios a la hora de escribir en Averíadepollos. Ahí sí. Pero son lógicos y no les doy importancia. Intento salir de ahí recuperando la esencia del fan adolescente. Yo no soy, de hecho, un crítico de arte, musical o literario; soy un fan. Averíadepollos, confío, es la prueba de ello.

Un reino oscuro nace de la mezcla de un sueño sobre un rey que se ríe de la carta de un hombre tullido y una discusión en Facebook sobre Felipe VI. En ese momento, usted trabajaba en una novela de piratas. ¿Qué vio en esos reyes para romper y empezar de cero?

Los reyes son arquetipos universales: están en las barajas de cartas, en nuestra historia... De algún modo, los reyes nos interpelan a todos. Muchos aman a la monarquía y muchos la odian. Casi que no deja indiferente a nadie. En gran medida, muchos de los políticos modernos atacan con todas sus fuerzas a la monarquía porque quieren con todas sus fuerzas ser reyes. De hecho, fuerzan leyes para hacer su completa voluntad que es lo que se suponía que siempre hicieron los reyes. En fin, ya se sabe, como cantaban Tears for Fears: Everybody wants to rule the World.

¿Ha salido indemne de la experiencia?

Claro que sí. En realidad, escribir es una experiencia. Pero una experiencia dichosa. Es un enorme trabajo, pero, en mi caso, vocacional. Así que claro que he salido indemne. Me ha costado por ejemplo mucho más salir indemne de experiencias vitales como mi estancia de varios años en México, un viaje que realicé por el Amazonas en el que terminé entre caníbales. O de los años en que vivía en Argentina y enloquecí con el futbol de allá; y, más concretamente, con Boca Juniors y la Bombonera (lo más parecido al circo romano antiguo que he visto). Eso sí, me ha dejado una serie de huellas emocionales que me costó en su momento quitarme. 

¿Qué fue más importante para escribir Un reino oscuro, lo que ha leído o lo que ha vivido?

Lo que he vivido o, en este caso, lo experimentado. En cualquier caso, lo leído me ha servido para convertir en algo artístico mis impresiones y visiones. 

Edita Jekill & Jill, que el año pasado publicó La canción de Nof4 (2021), del también cartagenero Raúl Quinto. Allí se contaba la historia de Nanetti, el tipo que escribió en el muro de una cárcel la historia que le dictaban unas ondas telepáticas. Se hace fácil pensar que hay una relación entre ambos libros.

El libro de Raúl Quinto es una maravilla. Te introduce completamente en su mundo a los pocos minutos. Tal vez lo que ambos tengamos en común es la voluntad de crear una atmósfera, un mundo que se superpone y trasciende al real. Ambos, en cierto modo, hablamos de locura, pero de un modo muy diferente. Tema que, como la perversión y el odio (muy presentes en Un reino oscuro), obviamente, necesita ser tratado desde las afueras, desde los márgenes.

¿Cómo se lleva con la industria literaria desde La Manga?

Recuerdo que cuando vivía en México, veía a la industria literaria como un enorme edificio en el que sería difícil introducirse. La verdad es que La Manga es un paraíso en invierno, me hace sentirme en paz con todo. También con la industria que, obviamente, tiene su particular funcionamiento que es necesario conocer para no golpearse una y otra vez con el mismo muro. 

¿Existe mejor sitio para escribir?

Recuerdo un viaje que hice por la República Dominicana. Caminaba junto a un amigo por la impresionante playa de Las Terrenas y vimos un chalet descomunal junto a un pequeño arrecife. Según mi amigo, ese sitio sería ideal para que yo escribiera un libro. Pero yo no estaba de acuerdo. Para mí el lugar idóneo es una habitación cuanto más pequeña posible y en un sitio donde casi nadie te conozca y puedas pasar horas y horas. En Marruecos, en México, he vivido en cuartos pequeños y me he concentrado perfectamente. Los libros están dentro de uno. Salen con esfuerzo. De un chalet me sobra el 95 por ciento de su espacio para escribir. El lujo y el arte no suelen llevarse demasiado bien. Con una cama, una ventana, un cuarto de baño y una laptop es más que suficiente. 

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