Nació en Guadalupe, de madre de La Algaida (Archena) y de padre caravaqueño, músico de laúd y bandurria. Los tíos y abuelos de su padre ya eran animeros. Hablamos de Tomás García Martínez, todo un referente en la música tradicional de nuestra Región y, a la vez, un reconocido investigador y divulgador de la etnografía y el folclore que, además, toca guitarras y varios instrumentos de cuerda. Quedo con él en la Rueda de la Ñora, que sigue elevado, desde 1408, el agua de la Acequia Mayor de la Aljufía al acueducto. Me cuenta que estamos ante uno de los rincones preferidos de su infancia: aquí venía a jugar, bañarse, a merendar y de monas. Tras la foto, nos ponemos a la sombra y mantenemos una grata conversación mientras escuchamos el rumor del agua.

Me cuenta Tomás que estudió Biblioteconomía y Documentación, que ha trabajado en la 7TV , en el Museo de la Ciudad y, en la actualidad, en Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Murcia. «Empecé tocando junto a mi padre en las Misas de Gallo y de Gozo de Guadalupe, así como en el Grupo Alfatego. Luego estuve en la Cuadrilla Mediterránea, con Etnomurcia, y posteriormente pasé a la Cuadrilla de Patiño, cuando un grupo de jóvenes nos hicimos cargo de su renovación. Hice prácticas en el Archivo Municipal de Murcia y en RNE. Actualmente toco en el grupo Mujeres con Raíz, en la Cuadrilla Murciana y con la Asociación Trovera El Repuntín, y también acompañando a El Pantorrillas en sus conciertos…» y por si fuera poco, me dice que ha obtenido el título de Guitarra Profesional Flamenca en el Conservatorio de Música de Cartagena.

Es un hombre entregado en cuerpo y alma a la cultura tradicional, a los rituales festivos, a la música y, como todo no va a ser tocar, investigar y escribir, es un devoto de la fiesta compartida: «No se te olvide decir que la gastronomía también es cultura», y me reconoce que es muy comiente pero poco cocinero, que le encanta el vino tinto de Bullas, Yecla, Jumilla y «de tu pueblo, Pozo Estrecho, a donde también voy a comprar quesos de La Yerbera, de leche de cabra del Campo de Cartagena», y añade: «Lo que más me gusta es la cocina de mi madre. Casi todos los días comemos de cuchara y mantenemos la costumbre de sentarnos juntos, en familia, a comer y a cenar. Lo siguiente mejor son las comidas con amigos».

«Una de las cosas más importantes de la música es la hermandad que crea, las amistades que haces, la gente que se te brinda a ayudarte o a colaborar, los conocidos que te encuentras, La música es solo el medio», me dice, y hablamos de su trabajo en Etnomurcia, recorriéndose con Manuel Luna nuestra región, como cuando documentaron, en los años 80, los territorios de Lorca, Mazarrón y Librilla para hacer su Catálogo de bienes inmuebles (pozos, aljibes, casas, ermitas, norias…) y de sus rituales festivos. Y hablamos de las exposiciones que ha organizado y comisariado, como la del Legado Instrumental del Sureste, la de la Riada de Santa Teresa, la del Tío Juan Rita, la de fotografías de músicas tradicionales, etc. Como articulista, tanto en la prensa escrita como en los medios digitales, ha publicado decenas de textos: Las pitanzas de Librilla, Los Auroros, Los Rituales Festivos de Navidad, Organología de los Instrumentos de la Región y otros muchos.

Y añade: «En la actualidad estoy trabajando en una discografía del flamenco y del folclore regional de los S. XX y XXI, con María Luján y Constantino López», y me cuenta que su época preferida es la que gira en torno a la Navidad y los aguilandos, tanto para tocar como para disfrutar como para documentar la fiesta: «Además de tocar, me gusta documentarlo todo con mi cámara fotográfica, que tengo desde 2004, y hacer grabaciones sonoras que luego voy clasificando». Y me cuenta que, además de en esta Rueda de la Ñora, donde mejor se lo pasa es en el Encuentro de Cuadrillas de Fuente Librilla, en las playas de Calnegre, en el pueblo de Cañada de la Cruz y en todos los sitios donde haya amigos en fiesta.