La Opinión de Murcia

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En su rincón

Jorge García Aznar: por la senda de Miguel Ángel

JORGE GARCÍA AZNAR

De camino al Portús, tras pasar Galifa y al pie de la sierra de La Muela, se encuentran, entre frutales y pinos, las Casas de Gigarpe. Allí tiene su taller y su vivienda Jorge García Aznar, gran pintor y escultor, profesor en la Escuela de Arte de Murcia y un tío muy grande en todos los sentidos. No hay viajero que haya venido a Cartagena y no tenga una foto en una de sus esculturas: El marinero de reemplazo, en bronce, frente al Ayuntamiento; la cabeza de Escipión, en mármol, frente a la muralla de Carlos III; el Augusto, también tallado en mármol, en la Plaza de San Francisco; el Soldado de Infantería de Marina, en bronce, frente al Arsenal; el monumento a la comunidad universitaria, también en bronce, frente al Rectorado de la UPCT, etc. Tiene obras en otras ciudades y pueblos, como en la Iglesia de Fuente Álamo, donde talló la figura del Patrón, San Agustín, para la fachada, y realizó varias pinturas para el interior.

    Dichoso aquel, dijo el poeta, que se retira lejos del mundanal ruido y vive la vida sencilla en conexión con la naturaleza. Verdaderamente eso lo ha conseguido Jorge, según veo y me cuenta: «Esto eran unas antiguas cuadras, que las estuve utilizando como taller, pero con el confinamiento de la pandemia me refugié aquí e hice una remodelación de los espacios y ahora lo he hecho mi hogar. Ha sido un descubrimiento y me ha cambiado porque me he alejado de la ciudad y el bullicio y me he encontrado conmigo mismo». Aquí está rodeado de naturaleza, sin nadie que le moleste ni a quien molestar con sus golpes de titán sobre el mármol. Las vistas son vistas privilegiadas y hasta tiene unas hamacas para empaparse de la magia del ocaso y esperar las estrellas.

    Su padre, Ginés, gran dibujante, tuvo una sala de exposiciones, un comercio de enmarcaciones y venta de cuadros y un taller para dar clases, actividad con la que continúa su hermano Alfonso, así que Jorge, desde niño, ha estado en contacto con importantes artistas. Fundamentalmente el reconoce como sus maestros a la escultora Maite Defruc, el acuarelista Rafael Puch y los pintores Lepoldo Sáchez y Vicente Armiñana, y me cuenta: «Estudié el Bachillerato Artístico en la Escuela de Arte de Murcia. Yo solo había pintado y modelado, pero allí empecé a tallar y a soldar, y eso me abrió todo un mundo. Luego estudié Bellas Artes en Valencia y gané una beca para ir a Venecia a restaurar un techo del S. XVIII. Después me reenganché, en la ciudad de los canales, y estuve otro año y medio pintando y exponiendo», y me dice que allí coincidió con Torregar y con Manuel Páez, que estaban de Erasmus y «hasta alquilábamos una barca para nuestros recorridos culturales y festivos por la ciudad. Me dejaron un palacio para vivir y pintar y he de reconocer que disfruté Venecia como pocos». Allí inauguró su muestra Puertas de Agua, y le salieron un montón de retratos de encargo, a tamaño natural y otros a gran formato, «incluso de familias enteras, perro incluido», me cuenta.

    Ha sido teclista de Deus et Machina, toca el piano y ama la enseñanza y desde la vuelta de Italia ha impartido clases en varios institutos, en la Escuela de Arte de Orihuela y ahora en la Escuela de Arte de Murcia, donde es profesor de Volumen y Proyectos Escultóricos. Me cuenta que, además de los jóvenes, tiene algunos alumnos mayores, que tienen otras profesiones: médicos, profesores, que disfrutan las clases más que nadie y que a veces «le ruegan» que los suspenda, para así volver a asistir otro año más a sus clases. No es de extrañar, porque Jorge es un artista extraordinariamente dotado para la pintura y para la escultura, un docente vocacional, un maestro como los de antes, con discípulos y seguidores y, sin embargo, accesible, actualizado y con nuevas pedagogías. Mientras hablamos, llega su encantadora hija, con una tortilla recién hecha por la abuela, hablan de ir un día a pintar juntos, del natural, y enseguida me percato, por la conexión de ambos, de que es un padrazo tan maravilloso como buena gente y artista envidiable.

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