La Opinión de Murcia

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En su rincón
Maestra y pedagoga

Mariola Sanz, en la batalla de lo público

En la terraza de su casa en la murciana Plaza de Santo Domingo. Javier Lorente

De su Orihuela natal vino a estudiar en nuestra Región y aquí se quedó; ha dedicado toda su vida a la enseñanza de niños y a la formación de docenes. Quedo con Mariola Sanz Rodríguez en su vivienda de la plaza de Santo Domingo y aprovecho las privilegiadas vistas sobre Murcia, para hacerle la foto en la terraza: «Aquí arriba veo el horizonte, este era nuestra manera de soportar el confinamiento en la pandemia». Defensora conocida de la enseñanza pública de calidad, y cofundadora y anterior presidenta de la Asociación de Directivos de Colegios Públicos (ADEIP-RM), y con una larga trayectoria de especialista en la coeducación, la renovación pedagógica, el uso de las nuevas tecnologías en el aula o la animación a la lectura.

«Le debo mucho a mi madre, Julieta, que era una maestra aficionada a la pintura y al bordado y a la buena letra, como ves», y me enseña unos primorosos cuadernos en los que ella preparaba sus temas, con unos espectaculares mapas y dibujos que se merecerían una edición en un libro de coleccionista.

La carrera de Magisterio le cambió la vida a Mariola y le abrió al mundo después de haber estudiado en un colegio de monjas. Recuerda el concierto de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez en la Universidad, que le marcaron para siempre: «La Universidad me abrió los ojos, me descubrió un mundo nuevo y me llenó la cabeza de pájaros», dice. Obtuvo la plaza directa como maestra, al tiempo que siguió formándose y asistiendo a cursos de coeducación, en aquellos años de resurgimiento del movimiento feminista y de las nuevas políticas impulsadas por el gobierno socialista.

Mariola habla muy rápido y transmite entusiasmo, tiene una memoria prodigiosa y me da datos y mil nombres que no me da tiempo a escribir en mi libreta. Me cuenta que aprendió y se codeó con la flor y nata de la intelectualidad, la pedagogía, la cultura y la lucha por la igualdad del país. Estuvo dos años en Madrid, becada por el Ministerio de Educación y el Instituto de la Mujer, formándose en coeducación. Allí también conoció a grandes mujeres que volvieron del exilio.

La nombraron responsable de Coeducación en nuestra Región. De tantos cursos y charlas que impartió, me destaca el Proyecto Atenea, que hizo una discriminación positiva hacia la mujer, para introducir a las maestras en la incorporación de medios informáticos y nuevas tecnologías en el aula. Maestra de Educación Especial, también se licenció en Pedagogía Terapéutica y se volcó en temas de promoción de la lectura. Interesada por la vida asociativa, fundó el Colectivo Escuela No Sexista de Murcia, que daba aquellos Premio Violeta y los Premios Cardo Borriquero. Ha dedicado muchos años a enseñar en la Facultad de Educación y es mérito suyo la creación de la optativa de Coeducación.

También fue delegada sindical, durante años, con CCOO y, «aunque nunca milité en ningún partido, en las anteriores elecciones de la Comunidad, me llegaron a proponer ser Consejera de Educación si prosperaba el pacto entre el PSOE y Ciudadanos, ilusos». Pero de lo que más orgullosa se siente es de sus 25 años de labor como directora del colegio del Esparragal, rodeada de un equipo de mujeres que modernizó el centro, empezando por poner la biblioteca nada más entrar y abrirla a las familias y al barrio, de organizar una Semana de Animación a la Lectura, pionera en la Región y de haber tenido alumnos como el dibujante Salva Espín.

Entre sus reconocimientos destaca el primer premio de la primera edición de los galardones a Proyectos de Bibliotecas del Ministerio de Educación. Me sigue contando sin descanso y al final de la conversación me dice: «Todavía queda mucho por hacer, urge mejorar la ratio y las dotaciones en los colegios públicos y es imprescindible que los colegios y los directores se unan en un mismo propósito, en una única asociación que los represente y defienda», y me confiesa: “Después de tantos años, hace falta ya un cambio en esta Región, aunque sólo sea por oxigenarnos con otras miras”. Está recién jubilada y no para, pero su amiga Isabel Rubio, ya la ha fichado para colaborar en dar charlas sobre el Mar Menor.

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