La Opinión de Murcia

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De vuelta

Escritores y novelistas

Escritores y novelistas

No es lo mismo. Un escritor no sabe escribir novelas con la debida extensión y continuidad. En el novelista, el estilo es sacrificado, en parte, por la continuidad lectora. El escritor tiene el condicionamiento de la calidad de página, que se decía cuando yo empecé en esto, en los 70 del siglo pasado. La calidad de página tiene que ver con la Retórica. Aunque esta disciplina literaria no conoce el grado cero. Pero, sí, la Retórica empece y estorba al fluir novelístico. Es lo que hoy le pasa a Valle Inclán. Todo muere, incluso los clásicos. Con tanto arcaísmo y expresión sintética no se puede hacer una novela. Una novela tiene hoy vocación de masas. Y compite con el guión cinematográfico. Interesa la historia que se cuenta más que el estilo. Incluso más que la estructura. Aquellos experimentos de los 70, con los fragmentos desordenados del argumento se acabaron. La novela va de atrás hacia adelante y se acabó.

El escritor demora más en el estilo, en la forma noble de la expresión. El escritor busca más al lector cómplice que el novelista. El novelista busca más al lector ávido de intriga y final. Un novelista en un corredor de maratón. Un escritor es un paseante observador. El escritor es más versátil que el novelista. Por supuesto, el novelista puede escribir teatro, véase Galdós. O un dramaturgo puede escribir novelas; véase el hoy casi olvidado Antonio Gala. Cervantes sabía que no era poeta. Y hacía versos. No importa hacer versos si no se es poeta. Pero hay que advertirlo. Está feo decir de sí mismo que se es poeta. Eso lo dicen si lo dicen, de nosotros, los demás. Novelista y dramaturgo es más objetivo de señalar. Y no queda feo que el interesado lo diga de sí mismo.

Escritores y novelistas son, ambos, literatos. Y la diferencia no establece rango entre ellos. Salvo para quien lo quiera ver. Por otra parte, la poesía puede estar en la novela. Véase Pedro Páramo, de Juan Rulfo. O cualquier prosa de Borges o de Azorín. La calidad de página, cuando reside en el estilo, es territorio de los escritores. Pero esa calidad de página puede plasmarse en la estructura o fluidez de la prosa.

En general, tienen más mercado los novelistas. La poesía se vende poco. Y se escribe mayormente para los amigos. Pero el mercado no debe decidir excelsitud ninguna en la República de las Letras. Un territorio que nunca fue monarquía.

En fin, el jardín del don literario se bifurca en esos dos senderos mágicos, dejando aparte, por ahora las otras áreas del escribir. Con Dios.

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