La Opinión de Murcia

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Música

Susana Re regresa este 8M con ‘El amor como bandera’

La cantautora murciana presentará esta tarde su nuevo disco en el Centro Cultural de La Arboleja con un concierto de entrada libre

Susana Re durante una actuación.

Pocas artistas en la Región pueden encarnar como Susana Re el espíritu del 8M. Y esto es así, no porque la murciana haya hecho del feminismo su bandera (no es una cantautora monotema; más bien, al contrario), sino por los valores que representa desde que hace ya más de 25 años iniciara, en un encorajinado arrebato de fe, una prolífica carrera musical. Porque si algo no se le puede negar a esta incombustible huertana es que el amor, la valentía, la lucha y el compromiso con lo que es justo son cuestiones irrenunciables (tanto si hablamos de su música como de su vida, que para ella son sinónimos). «De hecho, yo siempre he dicho que si cualquier asociación u ONG quiere contar con alguna de mis canciones, solo tiene que ponerse en contacto conmigo», apuntaba ayer en una charla con esta Redacción.

Re se encontraba en casa, acompañada de su inseparable guitarra. Se estaba preparando para el concierto que esta tarde ofrecerá a partir de las 20.00 horas (con entrada libre) en el Centro Cultural de La Arboleja. La ocasión merecía echar el resto y apurar hasta el último minuto de los ensayos previos, pues la de hoy no es una actuación cualquiera para ella. Los alicientes son muchos. «Estoy muy contenta. Ilusionada. Hasta emocionada, pues siempre es bonito que se acuerden de ti», reconocía la artista. También porque en esta cita presentará por primera vez su nuevo disco, cuyo título ya es toda una declaración de intenciones (y síntesis de esa filosofía que la ha acompañado desde que asaltara literalmente los escenarios en 1995): El amor como bandera (2022), que llegará este jueves a todas las plataformas digitales. 

«La música es oxígeno, libertad..., es mi salvación. La música lo es todo; sin ella, me muero»

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Pero, ante todo, la fecha en la que se enmarca la actuación no es baladí para Susana Re. «Recuerdo cómo mi abuela me contaba que, para cualquier cosa, necesitaba la firma de su marido; o que ni siquiera podía pintarse para salir a la calle ni escuchar la música que le diera la gana. Y esta claro que hemos avanzado mucho desde aquella época, pero todavía queda mucho camino por recorrer...», lamenta la cantautora en relación con el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. La murciana no duda en sacar a la palestra cuestiones de mayor actualidad como la mutilación o ablación genital femenina en ciertas comunidades de África y Oriente Medio, los matrimonios concertados o casos «mucho más cercanos a nosotros» como los de La Manada. «Le de mañana [por hoy] debe ser una jornada para recordar y reivindicar que todos somos iguales, y que, por tanto, todas las personas –pero también el resto de seres vivos– merecemos que se respeten nuestros derechos», señala la artista, dejando caer ese activismo que le caracteriza y que abarca feminismo, ecologismo y, especialmente, pacifismo.

 Y de ahí el título de este nuevo disco, El amor como bandera, que llega en un momento en el que las enseñas nacionales copan la actualidad informativa a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Por supuesto, el álbum –con nada menos que diecisiete cortes– se escribió mucho antes de que una guerra estallara a las puertas de Europa, pero el mensaje que lanza la murciana no puede ser más adecuado en este preciso momento. «¡No más violencia, por favor!», clama en una de las canciones del elepé. «Pero estamos en contra de todas las guerras. De todas», aclara en palabras para LA OPINIÓN. Es más, esa frase está sacada del que será el primer single de esta nueva colección de canciones: Por el mar, que el que habla de la ‘contienda’ que se está librando –también desde hace años y por motivos migratorios– en las aguas del Mediterráneo.

Fecha: Hoy, 20.00 horas.

Lugar: Centro Cultural de La Arboleja, Murcia.

Entrada libre.

El álbum

Grabado y producido en los Estudios Mia de Algezares, El amor como bandera cuenta con Juan Expósito a la batería, teclados de Ángel Caro, bajos de Walter y varias guitarras (además de la acústica de Susana Re): las de Alfonso Rubio, Juan Manuel Miñarro y Miguel Bañón, líder de Los Marañones. Lo demás, ha sido casi en su totalidad cosa de esta impetuosa huertana: desde la voz, por supuesto, hasta la financiación (así lo lleva haciendo durante prácticamente toda su carrera). De hecho, y aunque todavía queden un par de días para el lanzamiento oficial, ella ya tiene en su poder una cuantas copias físicas; algunas ya distribuidas entre sus «minimecenas». «Es gracias a toda esa gente que me voy encontrando por el camino y que se quedan mi CD que sigo adelante. Es como un pequeño-gran regimiento de hormigas que, con diminutos gestos individuales, me ayudan a avanzar; muy despacito, sí, pero con paso firme», asegura la artista, que siempre lleva algunos discos en el maletero del coche o en la cesta de la bicicleta.

Esa forma de funcionar es consecuente con cómo ella ve el mundo; una mirada que recorre este nuevo elepé del primer al último track. «En el disco vengo a decir que creo firmemente en la buena gente que hay en el mundo. Y también en que confío en que si todos nos ponemos de acuerdo, podemos cambiar el rumbo de las cosas con pequeñas acciones», asegura. También invita con estas canciones a no caer en el desánimo, a pesar de que no siempre podemos ser felices: «La felicidad es algo que solo nos llega a ‘raticos’. Pero no pasa nada: la incertidumbre nos hace fuertes. Por eso en estas canciones invito a quienes quieran escucharlas a aguantar la vida como venga, a ser resilientes, y a buscar esos momentos. Y a soñar. Porque, si no tienes sueños, si no tienes ilusión, estás perdido», asegura.

Ella, por supuesto, a lo que se agarra es a la música. «Yo no pienso quedarme parada. Es más, yo sigo haciendo canciones para cuando pueda sacar un nuevo disco. Eso es lo que a mí me mantiene en movimiento. Y el panorama en la industria musical es superincierto, pero yo tengo claro que este es mi camino. Porque, para mí, la música es oxígeno, libertad..., es mi salvación. La música lo es todo; sin ella, me muero», declara. Porque aunque lleve más de 25 años sobre los escenarios, Susana Re no pierde la pasión por lo que hace. «Dentro de mí hay una niña artista que tiene la ilusión de cantar, y que, por mucho tiempo que pase, nunca muerte –señala, emocionada–. Y que también tiene miedo: del mundo que le rodea, de lo que ve en las noticias, de las injusticias..., y de la impotencia que le produce el no poder hacer nada. Pero subirse a un escenario sigue siendo la única forma que ella tiene de liberarse». Por suerte, esta tarde volverá a armarse con su guitarra para cantar por la mujer y por la paz. Y, una vez más, como ‘el amor como bandera’.

Más de veinticinco años ‘asaltando’ los escenarios

Susana Re se dio a conocer en Murcia el 27 de marzo de 1995. Y lo hizo a la fuerza. De aquellas, ella era estudiante de la Escuela Superior de Arte Dramático (ESA), y el centro tenía previstas una serie de actuaciones en el Teatro Romea con motivo del Día Mundial del Teatro. «Yo era una cría muy tímida, vergonzosa..., bastante callada», recuerda; pero, ese día, todo cambió. «Yo estaba entre el público, viendo todas aquellas actuaciones y..., no sé, algo dentro de mí dio un vuelco y dije: ‘¡Leche! Pues a mí me da la gana cantar una canción», rememora entre risas. Entonces, en el patio de butacas había unas escaleras que daban directamente acceso al escenario. «Le dije a mis amigas: ‘Voy a subir’. ‘¿¡Pero cómo que vas a subir!? ¡Estas loca!’», narra Re -entonces, solo Susana-, quien, contra todo pronóstico, cumplió su amenaza. Sobre el escenario, la estrella invitada: Mercedes Ferrer. «Cuando ella terminó de cantar, me acerqué y, muy educadamente, le pedí permiso para tomar el micro. Y no me dijo ni que sí ni que no, solo me dio su guitarra», recuerda la murciana, que ese día tocó un par de canciones ante un numeroso público, se llevó una buena reprimenda por su osadía y, a la par, logró captar la atención de algunos agentes culturales que en los meses siguientes le ofrecieron algunas actuaciones (esta vez, sin necesidad de asaltar ningún escenario). Aquello era solo el comienzo.

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