¿Encender la consola o sentarse ante el folio en blanco? Esa fue la pregunta que Jesús Manuel García Gómez se hizo hace ya más de año y medio, en marzo de 2020, cuando en Madrid se decretó el estado de alarma y el país se paró (con prácticamente todos sus habitantes encerrados en sus casas). Para lo que él pretendía –calmar los nervios y desviar su propia atención–, ambas opciones parecían adecuadas, pero solo una acabaría siendo el germen de una aventura que, a día de hoy, sigue en marcha. Por suerte, este programador de la Universidad Politécnica de Cartagena –y gran aficionado a la Historia y a los cómics– eligió bien, y el resultado de aquella decisión se puede seguir casi a diario en una cuenta de Instagram llamada @megacuarenteno. Más de dos mil doscientas personas ya leen las viñetas de este particular superhéroe ‘murcianico’ en lucha contra los ‘covides’; una serie que ya cuenta con un primer tomo en formato físico editado (La gran batalla por Murcia) , un spin-off (Las aventuras de Limoncier en Japón, en digital y fanzine) y una nueva narración de su personaje principal que acaba de comenzar en redes –también en Facebook–, La espadica de poder. Hablamos con el hombre tras Megacuarenteno.

Para ponernos en situación: esta historia nace al poco de decretarse el estado de alarma. ¿Qué fue lo que le llevó a coger los rotuladores y, por otro lado, qué fue lo que le impulsó a publicar el resultado en redes?

Pues mira, esto empezó la primera tarde del confinamiento de marzo de 2020. Yo estaba en mi piso, donde vivía solo y sin nada que hacer. No quería pensar demasiado en todo lo que teníamos encima y estaba preocupado por algunos familiares, así que dudé entre encender la consola para echar unas partidas como tantas otras veces o ponerme a dibujar para calmar los nervios, y elegí lo segundo. Me puse a dibujar unas tiras de un personaje que se me ocurrió, Megacuarenteno, que ante la frustración de estar encerrado en su casa, se enfrentaba a unas burlonas personificaciones de la covid. Y... bueno, empecé a echarles fotos con el móvil y colgarlos en mis redes para compartirlo con los amigos. Cada día subía una nueva tira, y lo cierto es que gustó, así que me animé a seguir con ello, aunque a los pocos días opté por iniciar una historia más larga, La gran batalla por Murcia. Sin ese apoyo y cariño inicial de los amigos y de la gente que comenzó a seguirlo, creo que no hubiera continuado con la historia.

Mucha gente con la que he tenido la oportunidad de hablar a lo largo de estos meses me ha contado sus particulares y personalísimas ‘terapias’ o ‘tratamientos’ para superar el confinamiento. @Megacuarenteno fue para ti algo así, entiendo.

Sí. Para mí era una manera de ocupar el tiempo y de imaginar historias. Tuve la suerte de poder teletrabajar, pero al llegar la tarde-noche no tenía mucho que hacer y me encontraba algo nervioso. Y cuando me ponía a dibujar me sentía libre, lejos de las cuatro paredes entre las que estaba encerrado. Las aventuras de Megacuarenteno me abstraían (y abstraen) de todo lo demás. Había veces en que se me pasaban las horas voladas dibujando y perdía la noción del tiempo.

Pero cuando realmente me di cuenta de lo que dibujar había significado para mí fue cuando, tras finalizar La gran batalla por Murcia, me puse a recopilar todo el material para intentar publicarlo en formato físico. Noté que las viñetas guardaban bastante relación con mi estado de ánimo según los días en los que habían sido realizadas. Y al colocarlas con sus respectivas fechas en el libro me di cuenta, por ejemplo, de que en el segundo capítulo, cuando ya el confinamiento se iba alargando, encontraba un estilo de dibujo más tristón (en aquellos momentos me encontraba algo flojo de ánimos y estuve a punto de dejar de dibujar). Pero más adelante las ilustraciones se volvieron más optimistas, coloristas y esperanzadoras. Y me di cuenta de que la historia me había ayudado a mí a resistir en un tiempo difícil, y de paso había conseguido entretener a otras personas que la seguían.

¿Y por qué continuar una vez levantada la orden de aislamiento domiciliario? ¿La gran batalla por Murcia había enganchado a demasiados lectores como para dejarlos huérfanos de las aventuras de Megacuarenteno ?

Pues básicamente lo que ocurrió es que, una vez que la situación fue mejorando, yo sentía que todavía quedaban muchas cosas por contar, y no me apetecía cerrar la historia repentinamente. Muchos lectores me animaban a seguir, y me había propuesto hacer un cómic que a mí como lector me hubiese gustado leer, así que seguí desarrollando las viñetas de La gran batalla por Murcia hasta concluirla. Después ha sido como una especie de cuestión de fe. Y de atender a las continuas peticiones de Limoncier, que reclamaba una historia propia...

Por cierto, para quien no sepa todavía de qué estamos hablando ni de quién narices son los covides, Limoncier y Megacuarenteno. ¿Quién es toda esta gente?

Megacuarenteno es una personica que el primer día del confinamiento de marzo de 2020 se asoma a la ventana y ve a los covides [una personificación del coronavirus] paseando por las calles de Murcia impunemente. Y, claro, piensa que algo tiene que hacer él, ser algo así como un superhéroe (aunque no tenga poderes). Así que se lanza a la calle a luchar contra los covides. Y Limoncier es uno de sus amigos, un limoncico que Megacuarenteno se encuentra al intentar liberar la fortaleza de Monteagudo. Y, desde el primer momento, Limoncier intenta chupar cámara, pero es relegado a un segundo plano. Su meta es tener su propia historia, que se materializaría posteriormente en Las aventuras de Limoncier en Japón. En realidad, es un personaje inspirado en el limonero que hay en el huerto de mi abuela en Los Belones, que, pese a que apenas ha recibido cuidados, sigue echando limones.

Estas historietas, llaman la atención –además de por su potente raíz murciana y su indiscutible dosis de actualidad–, por el dibujo, a mano alzada y sin más tratamiento digital (creo) que el innegociable escaneado. Hábleme un poco de su estilo.

Mira, a mí me gusta primeramente coger el folio en blanco, ponerme música y hacer trazos rápidos a lápiz. Luego ya dejo que el rotulador corrija, pero no me gusta borrar esas líneas primigenias porque pienso que siempre tienen algo que decir, que son esa primera idea y corren libres por el papel. Así que me lo pienso mucho a la hora de usar la goma... Por supuesto, soy consciente de que esto –junto con lo de poner los diálogos a mano alzada– no es lo más ortodoxo, y que incluso me puede llegar a cerrar algunas puertas, pero me siento muy a gusto dibujando así.

¿Y el color?

Eso sí que lo aplico digitalmente. Lo empecé a hacer así por falta de tiempo, pero lo cierto es que me gusta la combinación.

Con un estilo tan «poco ortodoxo», ¿qué cree que es lo que ha enganchado a un par de miles de lectores en Instagram?

Creo que la gente que sigue las historias por Instagram lo hace un poco porque en algunas cosas se ven reflejadas en mis personajes. Hay gente que me subraya la esperanza y la compañía que les transmitió Megacuarenteno durante el confinamiento, otros a los que les ha encandilado la determinación y energía de Limoncier, o, también a algunos, la picaresca del Cadenicas. Todos tienen un estilo de dibujo que a primera vista puede parecer infantil, pero por sus distintas personalidades y diálogos rondan más la madurez. De hecho, para mí los personajes se encuentran un poco como viviendo del final de una época, como en un western crepuscular (o al menos eso pienso yo). Además, ante todo tienen la voluntad de seguir hacia adelante, y aunque se caigan, o se queden solos, tienen la capacidad de levantarse y seguir hasta su meta, como Megacuarenteno luchando contra una plaga de covides sin superpoderes o Limoncier abandonado solo en un aeropuerto de Japón y solo hablando murciano. En ese sentido, y aunque suene raro, yo los admiro, porque me impulsan a seguir adelante con ellos.

Acabas de terminar la primera temporada de Las aventuras de Limoncier en Japón –que has editado en formato fanzine– y ahora arranca una nueva historia de tu personaje principal, Megacuarenteno y la espadica de poder. ¿Qué nos puedes adelantar?

La primera temporada de Las aventuras de Limoncier en Japón sería como la primera mitad de esta historia. Y, de hecho, tras 103 viñetas desde el mes de marzo, el guión de la segunda temporada está escrito. Pero el cuerpo me pedía retomar un segundo proyecto de Megacuarenteno, del cual ya tenía algunas viñetas dibujadas. La espadica de poder será una continuación de La gran batalla por Murcia, y en ella aparecerán viejos conocidos... Además, se desarrollará en distintos escenarios de la Región de Murcia y durante diversos tiempos históricos, incluyendo la Murcia actual, así como, por ejemplo, la Cartagena púnica próxima a su conquista por las tropas romanas de Escipión. También aparecerán localizaciones en el extranjero, como la ciudad de Edimburgo, y también se tocarán temas en segundo plano, como la ambición por el poder. Y por supuesto habrá covides, muchos covides intentando fastidiar a las personicas. Esta vez serán de una nueva variante: los covicrones.

A todo esto, la primera, La gran batalla por Murcia, también puede comprarse en formato físico. ¿Cómo puede conseguirse?

Realmente es una autoedición, un proyecto compartido entre amigos y algunos lectores que me dijeron que les gustaría tener la historia en formato libro. Aunque aún me pueden quedar unos pocos ejemplares..., así que, si a alguien le interesa, puede escribirme a través de las redes sociales de @megacuarenteno. Aunque realmente aún sigue abierta la posibilidad de llegar a tener algún acuerdo para su publicación con alguna editorial que se sienta interesada en el proyecto...