Alfonso X volvió a respirar ayer ese olor tan característico a novela nueva. A tinta, a papel..., a páginas encoladas por el lomo y resguardadas tras cubiertas que invitan a descubrir historias fascinantes. Un aroma que incluso tras las mascarillas se hacía notar entre quienes paseaban este miércoles por el ‘Tontódromo’, invitando a los murcianos a acercarse a las casetas y así ser parte de la Feria del Libro de la capital del Segura. Un evento que este año se antoja especial por varios motivos: el primero, porque regresa tras un año de práctico barbecho forzoso –en 2020 se celebró casi en su integridad de manera virtual por culpa de la pandemia–, pero también porque supone la cita ideal para devolver a escritores, editoriales y librerías todo aquello que nos dieron durante los meses de encierro, todas esas horas en las que nos permitieron alejarnos de la cruda realidad que golpeaba con fuerza las ventanas y las pantallas.

Así lo entienden quienes, hasta el martes que viene, atenderán a los ávidos lectores tras el mostrador de los más de cuarenta stands que conforman este mercado. «Es el momento de desconectar un poco de las redes, de los móviles y regalar libros», señalaba poco después de la apertura Delia, de la caseta de la editorial Edelvives. Por fortuna, y tras un año difícil para el sector –como para el resto–, reconocía que, ahora que las cosas vuelven a su cauce, se está notando un progresivo aumento de las ventas de libros, y esta feria puede ser la cita que confirme esa tendencia al alza. «Nosotras teníamos un montón de ganas de que llegara este día, pero no sabíamos cómo iba a reaccionar la gente... De hecho, pensábamos que iban a venir pocos. Pero, fíjate: hace un día estupendo y muchos se están animando a acercarse a las casetas. Murcia tenía ganas de Feria del Libro», aseguraba Irene, que junto a su hermana Sara llevan el puesto de Children Books Murcia, una librería inglesa sin sede física –venden por Internet– que aprovecha este tipo de encuentros para presentar su catálogo en vivo y acercar algunos pedidos. «Vamos a todas las ferias y mercadillos que podemos», añadió la joven, que el sábado estarán con sus libros en Zarandona y la semana que viene en Alquerías y Los Ramos.

En el Grupo Dokusou, en cambio, no les sorprendió la fuerte acogida que tuvo ayer la Feria del Libro, que desde su apertura –a eso de las diez de la mañana– disfrutó de un reguero constante de clientes. «Aquí en Murcia la gente siempre ha recibido muy bien este evento; siempre ha sido cariñosa, nos ha apoyado y, sobre todo, nos ha comprado. Siempre se coge con muchas ganas, y por eso estoy convencida de que este año va a ir muy bien», aseguraba Asun, una de las encargadas del citado stand. «Hay ganas de calle, de normalidad, ¡de volver a la vida!», insistía. Y por suerte, la única secuela que ha dejado la pandemia en la feria son las mascarillas (obligatorias) y los botes de gel hidroalcohólico que la Asociación de Creadores Palin, organizadora de esta edición –y de las anteriores, desde que se recuperó en 2018 tras una década ausente–, ha facilitado a los sellos y librerías que participan este año. «Por lo demás, todo sigue igual. Así que esperamos que la gente responda como en ocasiones pasadas», señalaba Paco López Mengual, de La Fea Burguesía, que reconocía que ya el martes, durante el montaje, vendieron algunos libros, lo que prueba el interés que despierta esta cita entre los murcianos (sean lectores o los propios libreros y editores). «Estamos muy ilusionados por volver a Alfonso X. Nosotros vendemos sobre todo en presentaciones, librerías y en nuestra web, y esta feria nos permite vernos cara a cara con los lectores, conocer de primera mano qué es lo que les interesa (si narrativa, poesía), etc.», apuntaba el también escritor, que reconocía que eso también es parte de «la magia» de un evento como este. «La gente suele venir a tiro fijo (sabe qué libro están buscando), pero también les gusta curiosear, leer las sinopsis, hablar con los libreros...», añadía López Mengual.

La Fea Burguesía, por cierto, comparte un enorme stand (el primero que aparece entrando desde Santo Domingo) con otras tres editoriales de la Región: Tirano Banderas, Alfaqueque y Gollarín, que entre las cuatro han logrado movilizar a más de cuarenta autores que, durante la semana, irán pasando por la caseta para firmar ejemplares de sus últimos trabajos. «Estarán prácticamente todos los que han publicado con nosotros últimamente, así que el que quiera llevarse un libro dedicado lo va a tener fácil», apuntaba López Mengual, quien recordaba que todos los horarios se pueden consultar en la web www.ferialibromurcia.com. Sin embargo, este puesto tiene otra sorpresa para los visitantes: y es que, en una esquina estará atendiendo a los lectores Ángel Pina, responsable de Ahora Ediciones, un sello murciano que llevaba parado desde 2010 y que retoma su actividad con motivo de esta edición. Y no se trata de una editorial cualquiera, sino de una que ha publicado clásicos como La divina comedia, un relato exclusivo de Pérez-Reverte, una antología de Francisco Brines, una recopilación de poemas de Carmen Conde y otra de inéditos de Luis Alberto de Cuenca, así como una obra de Juan Marsé, entre otros; y todo ello, en ediciones para coleccionistas con serigrafías originales y numeradas a mano por artistas como Manolo Belzunce, Santiago Ydáñez, Alberto Corazón y Cristóbal Gabarrón. Reconocida en 2004 con el Premio Nacional a los Libros Mejor Editados del año 2003, Ahora regresa para sacar a la venta los escasos ejemplares que le quedaban a Pina de obras limitadas de auténtica bibliofilia.

Más que casetas

Pero no hay que olvidar que la Feria del Libro es mucho más que las casetas y las firmas. Hablamos de un evento literario con un amplio programa cultural que incluye talleres, mesas redondas y hasta una exposición que recibe a los visitantes que entran a Alfonso X desde la Plaza Circular. En ella, más de una veintena de artistas han contribuido con su talento para las artes plástica a reivindicar la máxima de esta cita: el fomento de la lectura. A ello se refirió durante la presentación oficial del evento –a media mañana– Manuel Gil, director de la recientemente celebrada Feria del Libro de Madrid, que quiso estar presente para mostrar su apoyo a un proyecto que definió como «valiente y audaz» y con el que, aseguró, comparten, «con independencia de las magnitudes y tamaños, una misión fundacional, que no es otra que la de formar a una generación de lectores mediante el desarrollo de las tasas de lectura y las políticas públicas en torno al libro». Y precisamente por eso, Gil avaló el «mix entre lo que es comercio y cultura» que presenta esta edición, pues según él este es el camino que deben seguir todos los eventos de este tipo y que debería redundar en los próximos años en «una estructura que incluya a todas las ferias del libro de España».

Al acto de inauguración –celebrado al mediodía– también asistieron, por supuesto, Asensio Piqueras, el homólogo murciano de Gil y presidente de la Asociación Palin; el vicealcalde local, Mario Gómez, que acudió en representación del regidor, José Antonio Serrano; Rosa María Campillo, directora general de Patrimonio Cultural, que se animó a recitar un poema de su propia cosecha; el vicerrector de Comunicación de la UMU, Francisco Javier Martínez, y el delegado territorial de la ONCE en la Región, Juan Carlos Morejón. También conviene reseñar la presencia –en este caso, por la tarde– de la poeta cartagenera María Teresa Cervantes, que se encargo de pregonar esta edición y, posteriormente, fue homenajeada en el Campus de La Merced.