Aunque no son coetáneos, los artistas Pablo Picasso y Manolo Valdés guardan importantes paralelismos en cuanto a su formación, las temáticas de sus obras y una obsesión mutua por reinterpretar y dialogar con la historia del arte, una confluencia que es el germen de la exposición conjunta que este jueves se inauguró en el Centro Cultural Las Claras de Murcia. Comisariada por el crítico Javier Molins, está integrada por más de medio centenar de pinturas, esculturas y grabados de ambos maestros y se podrá visitar hasta el 28 de noviembre.

Las piezas de Picasso y Valdés. Un diálogo con la historia del arte –así se ha titulado este proyecto expositivo– proceden de los fondos artísticos de las fundaciones Cajamurcia y Bancaja, así como de coleccionistas privados de la Región y de la Comunidad Valenciana. Además, el propio Valdés, residente en Nueva York y de 79 años de edad, ha seguido de cerca el desarrollo de esta muestra, en la que sus obras –la mayoría de gran formato– tienen fuerza suficiente como para «aguantar el pulso» de las creaciones del maestro malagueño, aseguró este jueves Molins.

Vidas paralelas

Tal y como explicó el comisario durante la presentación de la exposición, ambos artistas guardan importantes similitudes, empezando por cuestiones más ajenas al arte y quizá mas cercanas al ámbito personal. Así, por ejemplo, los dos iniciaron su formación en academias –la de Bellas Artes de San Fernando en el caso de Picasso y la de San Carlos de Valencia en el de Valdés–, pero ambos la abandonaron para hacer de los museos, en particular de El Prado, su centro de ensayos. En este sentido, también tienen en común la necesidad que les llevó a salir de España y buscar otros referentes museísticos: Picasso lo encontró en el Louvre de París y Valdés, en el MoMA y el Metropolitan de Nueva York.

Pero lo que es realmente visible en esta muestra es, efectivamente, ese interés común por la historia del arte y por reinterpretar a grandes maestros. En este sentido, el referente más evidente para ambos es Velázquez y, más concretamente, Las meninas, protagonistas de un buen puñado de obras que actualmente se exhiben en Las Claras; revisiones que, por supuesto, llevan la firma de ambos maestros (si bien las de Picasso se limitan al campo de la pintura, mientras que Valdés explora numerosos materiales: desde las arpilleras hasta la cerámica, pasando por el bronce o la madera). En el caso del autor del Guernica, el cuadro de su compatriota le obsesionó en su edad madura, cuando llegó a hacer más de cuarenta versiones del mismo, mientras que Valdés las ha ido integrando a lo largo de toda su carrera y media docena de ellas –entre óleos, grabados y esculturas– pueden verse en esta exposición.

En este sentido, Molins los define como artistas de «variaciones» sobre un mismo tema, y en general en esta muestra se puede observar la obsesión de ambos, no solo por Las meninas, sino por los retratos de mujeres, ya que estos copan casi por completo la colección expuesta. En ese concepto encaja también el pintor renacentista Lucas Cranach, que pintó más de veinte versiones de Venus y Cupido y una quincena de Evas y que es otra de las fuentes de inspiración de los protagonistas de esta exposición, que incluye sendas obras inspiradas en el alemán: un grabado de Venus de Picasso y una Eva de Valdés. Otro de los pintores de cabecera de ambos es Matisse, cuya influencia se deja ver claramente en los rostros de las obras de Valdés o en su descontextualización de Los peces de colores del artista francés.

«Tanto Valdés como Picasso devoran la obra de los artistas que admiran, mezclan sus imágenes en su cabeza como si fuera una hormigonera y luego lo vierten en sus obras sin saber muy bien, en muchas ocasiones, de dónde vienen esas influencias», explicó Molins. Es por ello que Carlos Egea, presidente de la Fundación Cajamurcia, señaló también que todas estas pinturas y esculturas –las de Picasso y Valdés. Un diálogo con la historia del arte– «fuerzan a quien las observa a buscar las analogías de sus imágenes con otras de grandes maestros del arte, permitiendo apreciar el talento de los protagonistas de la muestra a la hora de nutrirse del pasado para inspirarse en el (su) presente».

La muestra se completa con dos audiovisuales en los que se puede ver al malagueño y el valenciano trabajando y desarrollando sus procesos creativos: El misterio de Picasso, filmado en los años cincuenta por Henri-Georges Clouzot, y Valdés como pretexto, dirigido por el propio Molins.

Reapertura de Las Claras

Por otro lado, para Egea esta exposición es motivo de satisfacción no solo por su calidad artística, sino porque sirve para reabrir la sala de Las Claras tras veinte meses sin actividad a consecuencia de la pandemia del coronavirus. Además, este proyecto ha permitido por primera vez la colaboración entre ésta y la Fundación Bancaja, cuyo presidente, Rafael Alcón, tuvo la idea de organizar la muestra creando sinergias con otras entidades para acercar la cultura a los ciudadanos, aseguró durante la presentación.