«Una pieza sencilla. Llena de silencios y vacíos». Así define Silencio –próxima representación en el Festival de Teatro de Molina– su principal impulsora, la polifacética artista Andrea Díaz Reboredo, una creadora escénica (y plástica) que desde hace algunos años viene trabajando desde su particular universo, anclado en el teatro de objetos; no obstante, no fue hasta 2017 cuando creó la compañía M.A.R. a partir de una pieza de nombre homónimo.

Otro mago de los objetos y de lo pequeño, Xavier Bobés, contribuye con su mirada externa en la conformación de esta obra, en la que también está involucrada junto a Andrea otra intérprete, Miriam Garlo, que introduce en la creación las inmensas posibilidades expresivas y artísticas de la lengua de signos.

Ambas se subirán esta tarde (a partir de las 20.00 horas) a las tablas del Teatro Villa para presentar una obra que nace del encuentro de esas dos poéticas: la manipulación de objetos y la lengua de signos. «Se trata –cuenta Díaz Reboredo– de generar una poética propia surgida de la unión de ambas, de la conversación artística entre Miriam y yo, de nuestros mundos y miradas. Estamos generando un universo visual, un paisaje sumergido en el que queremos bucear juntas, como cuando éramos niñas y jugábamos debajo del agua a inventar nuevas formas para comunicarnos».

Para ello, se valen de apenas un puñado de objetos y sus manos, y hablan de cuerpos humanos, vegetales, voladores y marinos en un mundo inundado del que rebrota un universo nuevo que compartirán con el público molinense en una de las últimas jornadas de esta quincuagésimo segunda edición del Festival de Teatro de la localidad, que echa abajo el telón este domingo.

Un acercamiento a lo natural

Aunque la pieza empezó a fraguarse antes de que explotara la pandemia en marzo de 2020, «es innegable que tal acontecimiento influyó de algún modo en el contenido de Silencio», asegura su autora. Sin embargo, se da la circunstancia de que tanto ella como Miriam Garlo viven lejos de la ciudad y de sus ruidos, en un contacto más íntimo con la naturaleza, y esto sí que ha sido determinante en la filosofía de esta pieza, que parte de una pregunta inquietante: «¿Qué oculta el silencio?». Y la cuestión –más que la respuesta– espolea la creación de este espectáculo junto a una idea: la del ‘cambio’.

«Tanto Andrea como Miriam han vivido un cambio profundo en sus vidas y en ese camino encuentran una posibilidad de renacimiento para lo humano en lo natural, lejos de los sistemas de producción urbanos y mecánicos», explican desde la compañía M.A.R. Sin embargo, «se necesita valor y paciencia para asumir un cambio como este, para aprender a mirar las cosas desde otra perspectiva», apunta Díaz Reboredo. Ante semejante reto, ella sugiere «dejarnos inundar, aprender a comunicarnos bajo el agua, como cuando éramos pequeños. Construir nuevas formas sumergidas. Observar y esperar, para que nazcan cosas nuevas». Y eso es lo que pretende enseñar Silencio, cuyas entradas tienen un precio de 5 euros en la plataforma web www.bacantix.com y en la taquilla del teatro.