Johnny Weismüller revolucionó el mundo de las aventuras cinematográficas con su personaje de Tarzán. 

Cuando llegó al cine ya había conseguido cinco medallas olímpicas de natación y batido 67 récords de Estados Unidos. Su impresionante físico le convirtió en el Tarzán más popular, aunque lo escaso de su indumentaria y de su compañera lo convirtió en el objetivo del Código Hays, que desde Tarzán de los monos, primer film del Tarzán moderno, exigió que ambos llevaran taparrabos mucho más grandes y prohibió los arrumacos que se había prodigado desnudos en su primer film. 

Hasta su hijo, Boy, tuvo que caer de un avión para demostrar que el hombre mono y su casta novia no tenían sexo, como correspondía a un hombre de la selva decente.

Aunque no fue el primero ni el último, las doce películas que hizo de Tarzán le convirtieron en el más popular rey de la selva. Hasta tal punto le influyó el personaje que murió creyéndose que era su auténtica encarnación.