Receta de albóndigas caseras supertiernas cocinadas a la jardinera. Plato al gusto de todos los habitantes de la casa, sean de la edad que sean. Unas deliciosas albóndigas a la jardinera en salsa de tomate casera son siempre bien recibidas. Lo primordial es elegir carne de la mejor calidad que tengamos a nuestro alcance. La receta es sencilla e infalible. Siempre sale bien y nos asegura el éxito. A disfrutar.

INGREDIENTES

800 g. de carne de ternera y cerdo picada (de buena calidad ), sal al gusto, 2 cucharadas soperas de hierbas provenzales, 1 manojo de perejil fresco, 4 rebanadas de pan de molde, 250 ml. de leche fría, 3 dientes de ajo, media cebolla tierna, 300 g. de zanahorias baby congeladas y 200 g. de guisantes congelados. 75 g. de harina de trigo y aceite de oliva de buena calidad para freír. Salsa de tomate casera.

ELABORACIÓN

1. Ponemos en un cuenco amplio las rebanadas de pan de molde y le añadimos la leche y mezclamos bien con un tenedor hasta que el pan se deshaga y quede muy blandito.

2. Añadimos la sal (10- 12 gramos aprox.), las hierbas provenzales, el perejil fresco picado, los ajos picados muy pequeñitos y la media cebolla tierna picada en pequeños daditos y luego agregamos la carne picada y mezclamos todos los ingredientes del cuenco hasta obtener una masa homogénea, con todos los ingredientes bien repartidos.

3. Con las manos bien limpias y secas, tomamos porciones de masa del mismo tamaño y les damos forma de bolita. Las enharinamos ligeramente.

4. Freímos en abundante aceite de oliva hasta que estén doraditas. Retiramos y escurrimos bien el aceite sobrante.

(Mientras se escurren bien las albóndigas, cocinamos los guisantes y zanahorias baby en abundante agua hirviendo con sal, siguiendo las instrucciones del fabricante en cuanto al tiempo de cocción. Escurrimos y reservamos).

5. Ponemos la salsa de tomate casera en una cazuela o sartén grande con tapa y damos un hervor a fuego lento.

6. Añadimos a la salsa las albóndigas que teníamos reservadas y las zanahorias y guisantes cocidos. Damos un nuevo hervor moviendo la sartén o cazuela con movimientos circulares para que se mezclen bien los sabores y no se rompan las albóndigas al remover con cuchara. Servimos solas o acompañadas de puré de patatas, pasta, arroz cocido o lo que más nos guste.