Pocos nombres suscitan tanto respeto en el underground (no solo) murciano como el de ‘maiki’ Marco A. Velasco. En su estudio El Miradoor, el alhameño ha grabado y producido varios de los mejores discos de música de guitarras nacional de las dos últimas décadas. Ahora, Marco ha unido fuerzas con Paula Sal. El combo resultante, Pau from Marc, acaba de publicar su primer disco, Living room songs. Ocho canciones que dan lo que prometen.

¿Cómo surge Pau from Marc?

Durante el confinamiento comenzamos a tocar en el salón de casa como forma de entretenernos y pasar el tiempo. Paula al bajo y Marco a la guitarra, comenzamos como un juego y poco a poco fue cogiendo forma. Compusimos muy rápido unos cuantos temas y vimos que fluía de forma natural. Fuimos añadiendo mas complejidad con las baterías, sintetizadores y las voces. Cuando nos dimos cuenta teníamos un disco prácticamente compuesto, solo faltaba ponernos a grabar.

¿En qué momento pasaron de tocar por tocar a pensar que ahí había un disco?

Lo decidimos el último día del 2020. Un par de amigos músicos (Salva Alambre y Cherry) vinieron a casa y les tocamos las canciones. Les gustaron mucho y vimos que podía ser algo mas que un juego, suponemos que fue el punto de inflexión para pensar que esto era un proyecto y animarnos a llevarlo al estudio.

¿Las canciones surgieron con una instrumentación más desnuda o ya desde el principio tenían claro este sonido?

La verdad es que las canciones sí que empezaron desnudas, bajo, guitarra y melodías de voz, pero poco a poco fueron ellas mismas las que a medida que las componíamos, nos pedían cosas. Comenzamos a tocar con las bases gracias a un pedal midi controlador, haciendo de este el tercer miembro. A raíz de esto, los temas se transformaron y las fuimos adaptando a las bases. Dos de los temas, Party in the living room y Sons, sabíamos desde el principio que tendrían un sentido más instrumental y atmosférico, y otras, en cambio, las veíamos más folk, pero en todo momento nos parecía que fluían entre sí. En el estudio creamos las ultimas líneas y arreglos para terminarlo.

La mayoría de producciones generadas en la pandemia están siendo, de momento, bastante uniformes a la hora de referirse a ese periodo. Vuestras canciones respiran una especie de letargo optimista, como si vivir en esa especie de nube hubiera sido una forma de escapar de una pandemia mundial y lo que implica.

Fue una buena forma de evadirnos y de tener una motivación en la rutina de los días. De invertir parte de ese tiempo a seguir desarrollando la creatividad y, de alguna forma, hacer algo los dos juntos. Eso hizo que nos implicáramos por igual. Por aquel momento, estábamos todos saturados. Nosotros, al final, terminamos inspirándonos en otras cosas que descubríamos o conversaciones que teníamos.

Marco, he leído que montar el vídeo del single, I don´t want to make you bad, fue especialmente engorroso. ¿Qué pasó?

Como cualquier proyecto ‘do it yoursef’, el trabajo que conllevaba era grande. El disco ya estaba compuesto y grabado por nosotros mismos y estábamos a punto de publicar, pero queríamos presentar el disco de la mejor manera posible y necesitábamos un vídeo. Teníamos varias ideas, pero en ese momento estábamos viendo The kidding, cuyas cartelas de presentación, hechas por Michael Gondry, nos fliparon. Nos inspiraron para crear algo sencillo y visualmente divertido, como lo que transmite la canción a pesar de tener una letra melancólica detrás. Cuando fuimos a darnos cuenta, nuestro salón se había convertido en un aula de pretecnología y Marco estaba cubierto de pegamento. Así que Paula se encargo de recortar las cartulinas, utilizó rotuladores y creo los fondos. Marco, de la parte de montaje y de animar todos los elementos que van apareciendo. Durante dos semanas, al salir del trabajo, era a lo que le dedicábamos todo el tiempo.

¿En qué momento el ‘lo-fi’, el sonido de baja fidelidad, se convirtió casi en un género?

No nos fijamos de esa manera en los discos, si la esencia nos gusta no nos importa de dónde venga la producción, tanto si es de un ‘home studio’ o uno profesional. Nos importan las canciones. No fue intencionado el que definiésemos nuestros temas en ningún estilo, surgió posiblemente por los elementos que teníamos en ese momento. Luego quisimos cuidar los sonidos y redondearlo todo con la parte de producción, todo eso te lleva a ver desde otra perspectiva el concepto.

¿Qué bandas tenían en mente a la hora de grabar?

Nilson Smichlson, Corridor, Conan Mockasin, Donny Bennet, Beak, The Beattles, Skinshape, Charles Bradley y Men I trust son algunos de los que escuchábamos en ese momento.

¿Tienen pensado llevar el disco al directo?

Estamos preparando un directo que podría tocarse tanto en un salón de casa como en una sala de conciertos, con las bases secuenciadas gracias al controlador midi.

Who could have future sons in the end of the world?, cantan. ¿Cómo combaten esta situación?

Intentando cada día que todo ese caos que nos llegó de repente no entre en nuestro pequeño mundo. La creatividad es nuestra forma de hacer algo que todos necesitamos, que es expresarnos y canalizar lo que sentimos. De eso va, en el fondo, Living room songs.