«Cuando salga de esta, iré corriendo a buscarte», canta María Rozalén en Aves enjauladas, un himno contra el coronavirus en el que alza la voz del compromiso. Lo recaudado por esta canción solidaria escrita desde el confinamiento irá destinado a una red de pisos de acogida en España para familias en riesgo de exclusión social que apoya la ONG Entreculturas. Desde que en 2013 Rozalén publicara de manera independiente Con derecho a..., su trayectoria no ha dejado de crecer. Confinada en un pueblecito de la sierra madrileña, nos habla de su participación junto a otros artistas como Marwan, Ismael Serrano, Nach o el Kanka en una campaña para recaudar fondos destinados al Banco de Alimentos de Madrid, de su visita a los campos de refugiados del Sahara, que llevan 40 años de cuarentena, de la muerte de Aute, a quien conocía personalmente y del que ha interpretado algunas canciones, de sus recetas durante el encierro, y de cómo, a pesar de todo , aún le queda tiempo para colaborar con diferentes causas y proyectos, remarcando así su faceta comprometida, una de las grandes señas de identidad de la cantautora. «Que entre morir o matar prefiero amor, amar. Porque el amor es un milagro», le escribió en una carta de despedida al maestro Aute, y, como en la canción, recuerda que somos aves enjauladas con ganas de volar. Rozalén celebra la vida.

P La última vez que nos vimos, presentaba en la Fnac su primer libro, 'Cerrando puntos suspensivos', una reflexión acerca de algunos de los momentos más importantes de su vida. Imagino que después de lo que estamos viviendo con la pandemia hay, como mínimo, para un nuevo capítulo.

R La verdad es que no sé qué va a pasar después de todo esto, y cuándo va a acabar, pero una cosa te digo: tengo muchas ganas de ir para Murcia, Albacete, tengo ganas de abrazar a mi gente. No pensé que echaría tanto de menos a la gente que quiero.

P ¿Desde dónde nos habla?

R Yo vivo en Valdemorillo, un pueblecico en la sierra madrileña. Ya sabes que soy muy de pueblo, y la cabra tira para el monte siempre. Llevo ya aquí un montón de años y por esa parte soy una privilegiada, porque vivo en el campo, en una casa grande con jardín , huerta…

P Es una privilegiada.

R Claro, yo nunca pensé que un poco de agua en la cara, el aire, que me diera un rayo de sol, sería un privilegio tan grande, así que sí, lo estoy disfrutando bastante. Parece que la naturaleza haya dicho que se va a recuperar, y llevamos varios días que llueve mucho. Me da gustico por ese lado, porque sé que esto es muy bueno, pero yo necesito mucho sol para animarme. Paso por todas las fases psicológicas el mismo día: de repente tengo un subidón y veo la luz al final del túnel, y otras veces digo, bueno, voy a adaptarme bien a esta situación, porque quizá es más tiempo del que pensamos.

P¿Y cómo está pasando el confinamiento? Cuando no aparece cantando en las redes, está en un festival online; ahora saca una nueva canción, Aves enjauladas, que no sé tiene algo que ver con el poeta Marcos Ana.

R Quizá sí, porque últimamente estoy leyendo mucho a Marcos Ana, pero yo estoy terminando el siguiente disco, que veremos cuándo sale a la luz. Estaba escribiendo sobre tema de refugiados, y en ese momento (era la primera semana) a mí lo que me salía escribir era todo lo que estoy viviendo. Y como no tenía sentido que estuviera dentro del disco, y por no pecar de oportunista, porque ¿qué es el oportunismo? Hablar de la actualidad, ¿no? Entonces era una canción que tenía que salir ahora, porque en otro momento no tiene sentido, y lo recaudado va a ser para un proyecto de red de pisos de acogida para mujeres y familias en riesgo de exclusión social de Entreculturas, que es una ONG con la que colaboraba ya antes de que empezara todo esto. Yo recién llegaba de Chad, de un campo de refugiados que tienen, así que como tenían también proyectos en España… Es como un desahogo.

P En estos tiempos que corren, y en otros, necesitamos canciones, y los músicos habéis dado un paso adelante.

R Sí. Aunque algunos nos acusen de titiriteros, la mayoría de la gente se está dando cuenta de que el entretenimiento, la cultura y la música es lo que está haciendo que estos días sean más llevaderos. Estamos participando en millones de cosas, y desde el mundo de la cultura la gente está siendo generosísima porque sabemos que hace falta. Yo misma hoy he pensado: «Madre mía, señor, ¿cuándo se acaba esto?».

Necesitamos que nos animen, y las canciones son poderosísimas, y ahora hay que estar, hay que construir para que la gente lo lleve de la mejor manera posible. Y ahí estamos en todos los saraos. Y a mí que me piden cincuenta mil cosas, no te imaginas lo que están siendo estos días, no solo cosas benéficas para gente que lo está pasando mal, incluso detalles pequeñitos que para alguna gente son un mundo. Hay que estar, hay que estar.

P Con todo lo que hace al día, se le quedará corto. ¿Madruga?

R Hago de todo. Sí, sí, madrugo porque yo soy ‘madruganta’ más que trasnochadora, pero me gusta la luz, soy matutina. Estoy terminando un montón de canciones, estoy escribiendo más que nunca, estoy volviendo a cantar las canciones de siempre, el folk, estoy haciendo conciertos de versiones, que me acuerdo un montón de Murcia porque estoy volviendo a tocar canciones que cantaba en mis primeros conciertos, cuando estudiaba allí, ese momento tan bonico que viví. Estoy cocinando mucho, cosas que me llevan muchas horas y me sientan muy bien para la cabeza, ordenando rincones de la casa, leyendo muchísimos libros, porque, creo que nos pasa a todos, acumulamos verdaderas joyas que nunca hemos tenido tiempo para meterles un bocao, y estoy disfrutando mucho de esos momentos también, y de mis mascotas: tengo una gata murciana y un perrico de aquí , que se llama Juanito, y estoy disfrutándolos un montón, porque no paso el tiempo que debería en casa, y creo que los animales están disfrutando del ‘bicho’ este más que nadie. Nos estamos dando mimos todos.

P ¿Qué se necesita para bailar manchegas?

R Já. ¿Has visto el vídeo que hemos hecho? Es una maravilla.

P Hay una conexión indudable con Murcia a través de ese ritmo.

R Claro, son las manchegas de Albacete, que les han adaptado la letra para este confinamiento, y ha sido una propuesta de la Banda Sinfónica de Albacete, y me la he cantado, que me ha dado un gusto que para qué, porque es la canción más popular de Albacete, y para mí Murcia y Albacete tienen mucho en común. Me acuerdo de Manuel Luna, que también tiene esa conexión albaceteño-murciana, y hace poquito estuve en Nerpio, que hubo un encuentro de cuadrillas, y casi vino más gente murciana que albaceteña. Siempre he escuchado muchas canciones de donde yo vengo, del folclore español.

P Ya lo sabíamos, y pudimos comprobarlo en el programa Un país para escucharlo en el que hizo de anfitriona.

R Ahí me canté una jota conquense con Zascandil, que son unos amigos de Tarancón, pero en ese programa yo creo que me lo canté todo: con Miss Caffeina, Ariel Rot, y con José Luis Perales me canté ¿Por qué te vas?, que jamás imaginé que me la cantaría; además en el Parador de Cuenca, que es una joyita.

P Hace unos días lamentamos la pérdida de Luis Eduardo Aute, al que conocía y admiraba. Lo despidió con una carta muy emotiva. Lo conoció en Murcia, en unas jornadas de la Universidad.

R Eran unas jornadas que traían a cantautores mitiquísimos que nos daban una charla, y luego desde AMCA le hicimos un homenaje a Kiko Veneno, al Cifu de Celtas Cortos, Santiago Auserón, que dio una charla espectacular, y a Aute. Era en el Zalacaín , ahí lo conocí. Y luego cuando me vine a Madrid volvimos a encontrarnos, y todo lo que pasó con él fue súper bonito, porque era una persona muy especial, y humilde como pocos. Lo que me dijo de La belleza cuando la versioné por primera vez delante de él, en el Libertad 8, fue para no olvidar. Me dijo: «Oye, mira, esta canción que siempre la he cantado yo, es tuya. Haz con ella lo que quieras», y luego me dijo que cambiara dos cosas de la canción: cuando dice ‘maquillajes’, que lo cambiara por ‘ideologías’, y cuando dice ‘ahora que se cae el muro’, que lo cambiara por ‘ahora que construyen muros’. Le estamos haciendo muchos homenajes cibernéticos, pero, cuando todo esto se pase, creo que se merece una despedida por todo lo alto, porque para mí es el número uno. Además era completísimo. Que se haya ido en este momento da mucha rabia. Ha sido humilde hasta para eso.

P Y usted, en plena era de Instagram, se despide de Aute con una carta, a la vieja usanza. Es muy romántico.

R Como tiene que ser. Me acuerdo de cuando estudié Psicología que es muy importante cerrar los duelos. Con lo que está pasando ahora, no poder hacer una despedida es complicado psicológicamente. La gente que está perdiendo a un ser querido necesita hacer sus rituales para el adiós; eso es muy importante para cerrar las fases del duelo, y escribir cartas siempre ha sido muy terapéutico y muy consolador para decir adiós y lo que nos dé la gana. A mí me sentó de escándalo, porque me pasé toda la tarde escuchando sus canciones, recordando cosas: llevaba dos días tristona, llorando por las esquinas, y ese día me acosté con una sonrisa.

P Ha colaborado con diferentes causas y proyectos, ha participado junto a artistas como Marwan, Elvira Sastre, Ismael Serrano y El Kanka en una campaña que recaudaba fondos para un banco de alimentos de Madrid. Estuviste en los campos de refugiados del Sahara. ¿Qué has visto, cómo has vuelto de allí?

R En el Sahara estuve en octubre, y hace un mes y pico estuve en Goz Beida, en Chad. Son campos de refugiados muy diferentes. Me estoy acordando muchísimo de mi familia saharaui y de mis hermanos de allí, porque allí no hay hoteles. Entonces allí la familia te acoge y te conviertes en uno más, pero en cuestión de minutos. Y estaba pensando que todo esto que estamos viviendo de que se nos pare la vida, a ellos se les ha parado 40 años ya. Es un pueblo que lleva muchos años en la nada, esperando la nada.

P Olvidado...

R Con lo que tiene que ser una guerra, pienso en mis abuelos, en mis antepasados, lo que tenía que ser esconderte en un rincón de tu casa porque sabías que si salías te pegaban un tiro. Ese tipo de cosas. Esto nos está haciendo también ponernos en la piel de los demás, y no sé si le está haciendo a la gente reflexionar sobre esto, sobre la gente que vive en un campo de refugiados o que tiene que huir porque tiene una bomba en la nuca constante. Aprendí tantas cosas... En el Sahara yo venía del último concierto de la gira, que era en Benidorm, un festival rockero. Estuve con Tarque, Los Zigarros, un montón de grupazos...

P Los artistas han sacado sus armas, su arte, para contribuir a esta lucha contra el coronavirus, pero ¿quién se acuerda de los trabajadores de la cultura, que han perdido mucho por culpa de esta crisis? ¿Cómo le afecta a usted y a su equipo?

R Si hablamos de olvidados de siempre, la cultura somos el último mono para muchas cosas; en cambio, para hacer reír y para benéficos somos los primeros. A mí es lo que más me preocupa. No sé qué va a pasar con los conciertos de este verano, pero el hecho de que yo no gire va a dejar a 30 familias sin comer. Nosotros ahora mismo llevamos un equipo de gira de unos 30 entre músicos, técnicos… Y esto sin contar con la gente que trabaja desde el booking, management, discográficas. No sé qué va a ser de los músicos, de los backliners, los roadmanagers… No tengo ni idea. Yo puedo seguir haciendo canciones, y esto, mientras que se consuma en streaming, sí que genera dinero, pero los directos nada. Vamos a tener que reinventarnos. que nosotros vamos a ser los últimos. Eso fue lo que dijo el ministro, que en lugar de darnos un cariñito nos dejó claro que no somos la prioridad. Está claro que lo ultraesencial es la sanidad, pero hay también la salud física, que es la primerísima, pero también está la salud del espíritu, y creo que no se puede descuidar. Estoy intentando volverme un poquito loca con la cabeza a ver qué se me ocurre.

P ¿Cree que puede salir algo positivo de esta crisis?

R Aves enjauladas es muy positiva, habla de que vamos a valorar más las cosas, pero, viendo el lío que hay en redes sociales o cómo están usando esto los políticos para meterse mierda mutuamente, me digo ‘es que ni una pandemia nos va a poner a todos a la par en algo’. Luego también me preocupa que somos una sociedad que no tenemos memoria, y que todo esto de los abrazos se nos va a olvidar pronto. Yo quiero pensar que vamos a sacar algo positivo, como el apoyo a la sanidad pública de calidad, o sea que hay cosas que no se van a poder discutir, porque mira lo que está pasando, incluso lo mismo pensamos que la mayoría de las cosas de la vida que nos parecen muy importantes se pueden posponer.

P «¿Cuándo volveremos a subirnos a un escenario?», te preguntabas en tus redes. ¿Hay mucho mono?

R Yo tengo un mono que te mueres. En un escenario es cuando más feliz me encuentro. Es lo que más me gusta hacer del mundo, y lo echo muchísimo de menos. Si me hubieran dicho en mi último concierto que me iba a pasar tanto tiempo sin subirme a un escenario… Aquí en casa estoy cantando más que nunca, porque si yo no canto me muero, literalmente. Así que esta incertidumbre también nos mata un poquito por dentro.