Los años de las galerías no se cuentan como los nuestros, y menos en vistas de los tiempos (difíciles) que corren para el mundo del arte... Les ocurre algo así como a los perros, de los que se dice que hay que multiplicar su edad por siete para traducir su experiencia vital según nuestros patrones humanos. Así, veinte años de trayectoria para un espacio de esta naturaleza es un mundo, toda una proeza, y, consecuentemente, un síntoma de éxito, madurez, veteranía... Dos décadas que sirven para hacer alusión a un proyecto consolidado, asentado y hasta de referencia. Pero, en esta concreta ocasión, también de insultante juventud, de futuro. Porque, aunque la formula dé resultado, hay quien (o quienes) creen que no hay motivos para acomodarse, y es que el caso de T20.

Hay tres artistas que ejemplifican muy bien lo que en estas líneas se pretende reflejar: Sonia Navarro, FOD y Miguel Fructuoso. Ninguno de ellos llega a los cincuenta, pero gozan desde hace años de una carrera reconocida, firme..., pero con todavía mucho que ofrecer. Son varias las claves de esta afirmación: la primera, y más importante, es un actitud artística inquieta, todavía abierta a la innovación, a la reconversión; la segunda, mucho más terrena, que comenzaron jóvenes, recién salidos de la facultad; y si esto fue posible fue gracias, en parte, a T20, a Nacho Ruiz y Carolina Parra -sus fundadores-, que hoy, no sin cierta sorna y de cara a su próxima exposición en el número 27 de la calle Victorio de Murcia, les llaman Old masters.

"Yo no sé si hay muchos artistas que lleven 20 años con la misma galería...", señala Ruiz sobre el citado trío, con el que tanto a él como a su compañera en T20 les une algo más que una fuerte vinculación artística. "Piensa que hemos crecido juntos, que nos hemos construido juntos... Elegirles a ellos para este proyecto no es tanto una cuestión de calidad -creo que todos nuestros artistas son sensacionales- como un vínculo emocional: con ellos son con quienes abrimos la galería, y más allá de lo que pueda significar para Sonia, Miguel o FOD, para nosotros es una satisfacción tremenda tenerlos todavía en nuestro equipo. Porque la vida es larga y ocurren muchas cosas, pero ellos siguen ahí", explica el galerista murciano en alusión a la citada muestra, que se inaugurará el 11 de enero -dos días antes del veinte cumpleaños- y que tiene un objetivo claro: "Revisar lo que hemos sido", apunta Nacho, que remarca que ahora T20 "cuenta ya con una historia detrás".

Pero, como se ha apuntado, los responsables de esta galería no tienen pensado dedicar demasiado tiempo a mirar hacia atrás. "Cuando empezamos a plantearnos los eventos de este veinte aniversario surgieron muchas ideas, incluso la posibilidad de hacer un documental sobre nuestra historia, pero queríamos un proyecto diferente. Teníamos a la gente con la que empezamos -a Sonia, Miguel y FOD-, pero a la vez sentíamos la necesidad de generar una nueva escena de artistas novísimos", explica Nacho Ruiz, que apunta esta idea como una de las claves de la supervivencia de T20 tras el estallido de la crisis a finales de la década pasada. "Así, con Old masters recordaremos 20 años de trabajo hecho, pero, con la que inauguramos el sábado, el trabajo que queda por hacer", afirma el galerista en alusión a una exposición que ya puede visitarse en la céntrica sala: New entries.

Los protagonistas, en esta ocasión, son la vitoriana -aunque residente en París- Gala Knörr, y los malagueños Paloma de la Cruz y Alejandro González Castillo. La artista vasca explora la intersección de la tecnología y la identidad en la sociedad contemporánea; De la Cruz encara una revisión de procesos materiales llevando a cabo una vivificación de la cerámica, mientras que su paisano trabaja con coches desguazados. "Diría que no les une nada... Quizá que son tres formas de trabajar fuertemente físicas. Pero nosotros nunca hemos buscado un estilo concreto; en pleno siglo XXI, el estilo no existe o es dudoso. Lo que a nosotros nos atrae es la capacidad de los artistas de transmitir, más que su adscripción a una tendencia concreta. No queríamos una exposición cerrada. El arte es abierto, plural y bastante libre; en 1920 era cubismo o muerte, pero ahora no es así", señala el codirector de T20 sobre las nuevas incorporaciones de la galería, que con los años ha creado un equipo de creadores que, "honestamente", considera "excelentes": "Tenemos a grandes maestros como Francesc Torres y Joan Fontcuberta; representamos a los artistas centroamericanos más importantes del momento (Christian Salablanca, Ángel Poyón...); en cuanto a artistas españoles, prácticamente todos los de la generación de los noventa han pasado por aquí, y luego contamos con algún artista internacional como el francés Yann Leto. Creo que hemos ido haciendo una galería con un perfil muy abierto", añade Nacho Ruiz, quien insiste en el aspecto emocional y repite uno de los mantras de la galería: "Somos nuestros propios curadores".

"Vamos a por todas"

Por todos ellos, a los directores de T20 les cuesta volver la cabeza. "Vamos a por todas", responde Nacho cuando se le plantea la posibilidad de sobrevivir otros veinte años como galería. Desde luego, el futuro es esperanzador, aunque no siempre fue así... "Cuando empezó la crisis con la caída de Lehman Brothers, el mercado del arte se desplomó. Por aquel entonces, la mitad de la facturación de una galería eran los museos, pero éstos dejaron de comprar. Había que reinventarse -recuerda Nacho-. Lo que hicimos fue generar una nueva línea de trabajo que llamamos 'T20 Proyectos' destinada a instituciones", de la que han salido exposiciones como Místicos, una muestra inaugurada en septiembre del año pasado y que, en la antigua Iglesia de la Compañía de Jesús de Caravaca, ofrecía un recorrido desde el siglo XVI al siglo XXI a través de pinturas, esculturas, bordados, orfebrería, reliquias y material bibliográfico de artistas como El Greco, Jan Metsys, Salzillo, Chillida y Tàpies, entre otros. O Ecos, actualmente en la Fundación Banco Santander de Madrid, que cuenta con obras maestras de los siglos XV al XX y creaciones contemporáneas. "Nos hemos desdoblado, y ha sido agotador, pero muy fructífero, porque nos ha posicionado en otros sectores y nos ha dado visibilidad a nivel nacional", asegura.

Gracias, en parte, a esta nueva línea de trabajo, T20 "nunca ha estado mejor que hoy", y eso les anima, tanto a Nacho como a Carolina, a seguir dejándose la piel por su pequeño espacio tantos años como puedan. Porque ellos lo tienen claro: "Una galería tiene que ser tu vida, porque sí, te da plenitud, pero hay una parte no tan bonita que no se ve... El galerista es un personaje muy silencioso, muy pocos contamos lo que pasa, pero hay una prisión emocional muy fuerte detrás de todo esto. Cuando tienes un artista joven, te comes todo ese sufrimiento del fracaso inicial, de lo que se vende o no, y es fascinante, pero también agotador", insiste Ruiz, que, pese a los obstáculos que hay en el camino -"Murcia es un sitio espectacular, pero el apoyo a la cultura a lo largo de estos veinte años o no ha tenido fuerza o se ha pasado de frenada, con eventos excesivos que no han repercutido en nada"-, tiene claro el camino: "Lo que nosotros hemos intentado siempre es generar escena, propiciar sinergias, apoyar a los artistas, vincularnos con gente de otros ámbitos (música, literatura)... Y, de momento, no nos ha ido mal. Estamos contentos", sentencia el galerista.