El museo es la casa y tiene guardador / que prudente vigila la gozosa aventura. Con estos versos, Dionisia García rendía su particular homenaje a Manuel Fernández-Delgado en 2012, en su poemario Señales. Pues quienes le conocen, quienes han trabajado con él en alguna ocasión, coinciden en que no hace falta que una fecha especial ilumine el calendario para, una vez más, celebrar su persona. Sin embargo, su jubilación, tras décadas de leal servicio al mundo del arte, no podía pasar desapercibida para muchos de aquellos artistas que, en algún momento, pasaron por sus manos, ya fuera a través del Museo Ramón Gaya, del que ha sido director desde su fundación, o de su propia galería, Chys, en la calle Trapería de Murcia.

De hecho, fue allí donde ayer sucedió todo; donde, una vez más, firmas autorizadas de la pintura regional se postraron ante él, esta vez con una exposición única que reunió a nada menos que cuarenta artistas -también, entre ellos, algunos fotógrafos como Ángel Fernández Saura- con el único fin de agradecerle su labor y desearle un feliz retiro.

Manolo Belzunce, Ángel Haro, Esteban Bernal, Marcos Salvador Romera,Nono García, Severo Almansa, Esteban Campuzano, Pedro Cano, Nicolás de Maya, Vicente Martínez Gadea, Enrique Nieto, Juan Bautista Sanz..., toda una constelación de estrellas para despedir al que ha sido, para muchos de ellos, su galerista de cabecera. Por supuesto, fueron pocos los artistas en 'nómina' de Chys los que se perdieron ayer la inauguración de la muestra, titulada MF-DC -iniciales, claro, de Manuel Fernández-Delgado Cerdá-, y mucho menos el protagonista, que, sin embargo, no tenía ni idea de la que allí habían montado sus «amigos».

Y es que, tal y como confesaron ayer algunos de los responsables de este encuentro, la familia del galerista se ha visto obligada a mantener a Fernández-Delgado bajo 'arresto domiciliado' durante los últimos días para que la de ayer fuera una sorpresa, un regalo, a la altura de las circunstancias. Así que, cuando por fin bajó a su galería -vive justo encima-, la alegría fue mayúscula; las palabras, emotivas, y los abrazos, sinceros. Porque reunir a estos cuarenta artistas en un mismo espacio no es fácil, pero si hay alguien que puede conseguirlo -aunque ni siquiera fuera consciente de ello hasta las siete y media de la tarde de ayer- ese es Fernández-Delgado.