La exposición en el Museo Etnológico ofrece "como ninguna otra muestra antes, una visión sobre el desarrollo del arte egipcio desde el tiempo de la construcción de las pirámides hasta la revolución religiosa de Akenatón", explicó hoy Wilfried Seipel, director del centro.

El faraón Akenatón, el padre de Tutankamón, instauró el monoteísmo durante su reinado con el culto al sol (Atón), desafiando el poder de la casta sacerdotal, aunque a su muerte se recuperaron los antiguos dioses.

Con las últimas tecnologías y una cuidada ambientación se invita hasta el 28 de septiembre a recorrer la época del misterioso Tutankamón, que ascendió al trono con nueve años y murió en circunstancias envueltas en una bruma de misterio a los 19.

De los 150 objetos expuestos, alrededor de 70 proceden directamente de la cámara mortuoria de Tutankamón (1343-1323 a. c.), que desde el descubrimiento de su tumba en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter se ha convertido en toda una celebridad.

La vida y la época del "rey-niño" ha entusiasmado durante décadas a millones de personas gracias a que su tumba aportó datos y objetos de enorme valor, al haber quedado a salvo del saqueo de los buscadores de tesoro.

Las 11 salas de la muestra se dividen en dos partes, una primera que recorre los aspectos esenciales de la cultura del antiguo Egipto, desde la religión hasta la vida privada de los faraones, y la segunda dedicada en exclusiva a la tumba de Tutankamón.

También permite adentrarse en la vida de la familia del faraón, durante la XVIII dinastía, en una muestra que abarca objetos de un periodo de tiempo que va del 2600 al 600 antes de cristo.

Una exposición similar se celebró en Londres el año pasado, aunque los organizadores remarcaron que tanto por el número y la selección de los objetos, como por la concepción de la muestra, eran distintas.

"Hemos buscado objetos de gran belleza que no se habían visto fuera de Egipto", indicó la directora del Museo de El Cairo, Wafaa El-Saddick.

Esta muestra es la que mayor demanda en preventa ha tenido en la historia de Austria, al vender casi 50.000 entradas a través de internet y pretende atraer también a algunos de los miles de turistas que visitarán Austria durante la próxima Eurocopa.

La exposición es también la segunda en la que ha participado (en la fase conceptual) Nacional Geographic, cuyo vicepresidente, Gerry Garcia, estuvo hoy en la presentación a la prensa, además de contar con el auspicio del Consejo de Antigüedades de Egipto.

"Me alegro de que hayan venido en tal número a saludar a nuestra 'super-estrella', el rey-niño", declaró Alí Radwan, de la Universidad de El Cairo.

En la muestra, destacan los objetos cotidianos de enorme perfección y labrados con gran cuidado, como una cama, una silla, vasijas para guardar ungüentos y orfebrería de una belleza extraordinaria.

Las piezas de la tumba de Tutankamon son de un gran refinamiento, sean los amuletos a los dioses Anubis y Horus, o los collares, pendientes, brazaletes y diademas, o las joyas rituales, como una cabeza de leopardo que se utilizaba en una ceremonia para facilitar el paso al otro mundo.

Entre lo más asombroso se encuentra uno de los cuatro sarcófagos en oro con piedras preciosas incrustadas que guardaban las vísceras momificadas del faraón, en éste se conservaba el estómago.

También llaman la atención las sandalias fúnebres, hechas en oro, que llevaba la momia cuando fue descubierta y que se diseñaron para su entierro, o las piezas en oro para cubrir los dedos de los pies y las manos.

Eso sí, la mítica máscara mortuoria del famoso faraón permanece en Egipto, pero sí se puede admirar en oro la de otro monarca, Psusennes I.

Entre las muchas esculturas -de escribanos, dioses y estatuas rituales que tenían un papel en las ceremonias funerarias- destacan por su tamaño la "colosal estatua de Tutankamón" y la del faraón Amenhotep IV.

Todo el refinamiento de la cultura egipcia, con el misterio de sus dioses y sus ritos, se presenta en un recorrido indomable a las prisas, que requiere de una pausada observación.