Otras jornadas para charlar sobre mujeres, sociedad, igualdad... ¿Es que de veras es una asignatura pendiente la integración de las mujeres, que hay que seguir hablando de ello?

Sí. Pero habría que hacer una distinción entre el Primer y el Tercer Mundo, donde siguen en la Edad Media, no hay más que ver ahora con el Islam. A mí personalmente no me gusta llamarme feminista, sino 'pos-feminista'. Ha pasado el momento del feminismo beligerante. Somos complementarios... ¡y me encantan los hombres!

¿Y esa otra marginación positiva que en algunos círculos se dice tienen las féminas?

Puede ser cierto que es más fácil que te publiquen por ser mujer que por ser hombre, pero los premios institucionales, como el Cervantes o el Príncipe de Asturias, nunca lo ganan mujeres, aunque éste sí lo ganó Nélida Piñón. Esto ocurre porque existe un machismo residual. Para que luego digan que ellos están descubriendo su lado femenino...

Usted abordó en una de sus novelas la figura de una de esas mujeres que rompieron moldes en su época, como fue la Bella Otero. ¿Se le ha quedado sin contar algún secreto de la bailarina?

Sin contar no. Todo lo que sabía lo conté. Con ella aprendí mucho de cómo era la relación entre hombres y mujeres, y entre las mismas mujeres. Estaban las que llamaban 'horizontales', las prostitutas, y ellas decían que se diferenciaban del resto en que ellas se alquilaban y las mujeres honestas se vendían. Era cierto, la única salida era casarse, venderse. Las prostitutas eran más libres, tenían su dinero. Las demás se vendían a sus maridos.

Mujeres fuertes, mujeres damnificadas... En 'Un veneno llamado amor' habla de pasiones destructivas. ¿Cuál es el antídoto contra el amor que daña?

La confusión de la sociedad moderna es que no sabe distinguir entre amor y pasión. Cuando la pasión se eclipsa, si no se enciende el amor como un sentimiento sosegado, cómplice, templado, puede convertirse en una obsesión. De ahí vienen los crímenes pasionales, la maté porque era mía... La pasión está muy bien al principio, pero es lo más parecido a una droga. No se puede vivir en una ataque de pasión, como no puedes estar todo el día con un chute de heroína.

¿Cuánto dura la pasión?

Eso está estudiado, dura dos años y medio. No lo digo yo, lo dicen los antropólogos.

¿Y existe el amor eterno?

Sí, pero hay que cuidarlo. La gente piensa que el amor es un don divino, pero es algo que hay que currárselo día a día.

Además de abordar novelas amorosas y de intriga, usted escribe para niños. ¿Es cierto que los peques son el público más exigente?

Sí. Con tanta oferta de ocio, o bien les divierte lo que están leyendo o se ponen a jugar con la Nintendo. Si a la cuarta línea no le interesa lo que está leyendo, el niño se larga. El truco es usar la intriga, utilizar frases cortas y no poner ninguna descripción. No puedes pasarte cuatro folios describiendo una ventana, porque te quedas sin lector.

¿Cuántos libros tiene Carmen Posadas?

Los hombres siempre lo saben perfectamente. Yo tengo tres mil quinientos libros, dicen... Yo no tengo ni idea, pero mi casa está llena de bibliotecas.

¿Algún proyecto a la vista?

Estoy escribiendo una novela de amor y lujo. Suelo tardar dos años en hacer cada libro.

¿Qué le pide ahora a la vida?

La vida ha sido muy generosa conmigo, así que le pido lo del chiste: "Virgencita, que me quede como estoy".