El dramaturgo Guillem Clua mostraba este lunes su alegría por haber sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura Dramática 2020 por Justicia, lo que ve como un «bálsamo» que «compensa un poco la suspensión de la obra en el TNC, nada más empezar las funciones, víctima de la covid-19».

El barcelonés comentaba que fue «un momento muy feliz» cuando el ministro de Cultura le comunicó el premio, «no sólo por lo que significa, si no por recibirlo en este año: es como un oasis en medio del desierto». «Todo el mundo de la cultura -subrayó- está en una situación muy precaria, viviendo tiempos muy difíciles y recibir el reconocimiento es como un bálsamo, compensa un poco la suspensión de Justicia», algo que fue «muy doloroso».

Por supuesto, Guillem Clua confía en que el reconocimiento «sea un trampolín para recuperar la obra, otra vez, en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) y en el Centro Dramático Nacional en Madrid». La pieza, que se estrenó el pasado mes de febrero, estaba interpretada por Josep Maria Pou, quien daba vida a un juez con una carrera política en las instituciones catalanas que, al final de su trayectoria, ve tambalear un legado construido sobre la doble moral burguesa.

A juicio de su autor, se trata de la historia de un hombre a lo largo de ochenta años, desde la guerra civil hasta el final de sus días, alguien «con sus luces y sus sombras, en realidad más sombras que luces», quien, a través de una cena familiar, revisita momentos del pasado, a la vez que recuerda momentos históricos. Escribirla, no esconde, «fue un reto brutal, porque es una historia de grandes dimensiones, que requiere tres horas de duración y más de veinte personajes, pero cuando hay un encargo del TNC uno debe lanzarse a la piscina».

Casi en directo

Clua detalló el divertido en el que este lunes se daba cuenta de que algo pasaba con él. Mientras estaba en directo en una entrevista en Catalunya Ràdio promocionando su último título, SMILEY Després de l'amor, que se representa en el teatro Aquitània como una secuela de la exitosa SMILEY Una història d'amor, se percató de que su teléfono empezaba a vibrar y no paraba. De hecho, fue en plena calle, una vez finalizado el programa, cuando contactó con el Ministerio y, frente a los estudios de la radio, el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, se lo anunció.

Muy centrado actualmente en SMILEY Després de l'amor, no obvia que ha costado «mucho» poderla estrenar en este momento de pandemia, pero «está teniendo una respuesta maravillosa, a pesar de las restricciones» y ya están pensando en «darle mucho recorrido». Comprometido con las luchas del colectivo LGTBI, el dramaturgo asevera que hace unos años «ya fue una sorpresa que el primer SMILEY, una historia de amor gay, llegara al gran público, no sólo aquí, si no en todo el mundo». Algo que, en su opinión, «refleja la importancia de este tipo de obras, que normalizan que una comedia romántica pueda ser interpretada por dos hombres, porque lo que se cuenta es universal y el tema gay ya no es prioritario, lo que cuenta es la evolución del amor». Por otra parte, no esconde que le ha salido una obra «más oscurita que la primera, pero también muy divertida, y que consigue que la gente ría y llore».

Preocupado porque «vuelven a resurgir los monstruos del pasado, con una ultraderecha que niega», entre otras, la existencia del colectivo LGTBI, piensa que su profesión «es un arma muy poderosa para hacer frente a estos monstruos». Respecto al futuro, avanza que estará muy centrado en guiones de cine, una vez que el próximo mes empiece un rodaje basado en su primera obra, La pell en flames, y que también está trabajando en otro guión con Oriol Paulo para convertir en cine Los renglones torcidos de Dios, una adaptación de la novela de Torcuato Luca de Tena.